La historia de Clerc comienza hace 140 años en París, donde comenzó a manufacturar relojes de bolsillo, ensamblados en series reducidas e instalando una tradición que ha perdurado hasta nuestros días. Desde entonces, la familia Clerc ha perpetuado fielmente este espíritu de excelencia siguiendo el cambio sufrido por los relojes al pasar del bolsillo a la muñeca de sus portadores. Hasta la década de 1970, la conocida como Maison Clerc cooperó de manera habitual con algunas de las marcas más importantes de la industria relojera suiza, como Rolex, Vacheron Constantin y Jaeger-LeCoultre.
Durante estos años y entre sus seguidores contaron con personalidades como Salvador Dalí, Paco Rabanne y Maurice Chevalier. Incluso se dieron casos como el del estadista de Gaulle que encargó una pieza única para entregar como regalo oficial de estado a Nikita Khrushchev en los años cincuenta. Durante ese mismo período, la Maison Clerc empezó a fabricar sus primeros relojes de buceo. Verdaderos relojes instrumento equipados con cajas herméticamente selladas. En un momento en que la moda de las expediciones submarinas estaba en pleno apogeo, los relojes Clerc cumplieron plenamente con las demandas de los profesionales de la época.
Con el lanzamiento de la película de Jacques-Yves Cousteau “El Mundo Silencioso”, las profundidades de los mares y océanos se acercaron a un público hasta entonces desconocedor de este hábitat. El buceo se convertiría gradualmente en una actividad más accesible y su popularidad iniciaba un constante ascenso.
Gérald Clerc, fascinado por la que consideraría la aventura humana más formidable de todos los tiempos en referencia a la conquista de las profundidades marinas, lanzaría su primera colección en el año 1998.
Actualmente, modelos como el Hydroscaph GMT o el Hydroscaph H1 Chronometer forman parte del catálogo de la marca que se va actualizando, año tras año, en las correspondientes ediciones de Baselworld.