Watch Test

El Chronomètre Souverain de F.P. Journe, galardonado de nuevo.

Al igual que sucedía en el Geneva Watchmaking Grand Prix del año 2005, en el que el Chronomètre Souverain resultaba galardonado con el premio “Favourite Men’s Watch”, este año y durante la primera edición del European Watch of the Year Award, organizado conjuntamente por el sitio web 00/24 WatchWorld y la revista impresa 00/24 Horloges, celebrada en Londres el pasado 2 de octubre, este guardatiempos recibe un nuevo reconocimiento como el “Best Men’s Watch 2012” en la categoría formada por relojes con un precio comprendido entre las 8.500 y las 21.000 libras esterlinas, es decir, entre los 10.500 y los 26.000 euros aproximadamente.

El total de los guardatiempos aspirantes a obtener alguno de 5 los premios existentes superaba los 100. En total fueron cinco los galardones entregados, uno para cada una de las categorías establecidas: cuatro dedicadas a los relojes masculinos y diferenciadas por el rango de precios (hasta 3.000 € para la Categoría 1, desde 3.000 hasta 10.500 para la Categoría 2, la Categoría 3 de 10.500 a 26.000 y, finalmente, los de precio superior a 26.000 € formando la Categoría 4) y una última categoría, la 5, dedicada a los relojes femeninos.

Una observación al respecto: desconocemos el criterio para elegir tanto a los participantes como a los ganadores, así como la composición del jurado que los eligió, por lo que no podemos opinar sobre lo acertado o no de las decisiones finales.

Los dos finalistas que compitieron con el Chronomètre Souverain por este galardón en la categoría correspondiente fueron el Audemars Piguet Royal Oak Offshore Diver y el Hermès Arceau Le Temps Suspendu. El resto de galardones fueron asignados al MeisterSinger Perigraph Anthracite en la Categoría 1, el Grand Seiko Hi-Beat 36.000 se hizo con el premio en Categoría 2, el A. Lange & Söhne Richard Lange Tourbillon “Pour le Mérite” se llevó el galardón en la Categoría 4 y, finalmente, el premio dedicado a los relojes femeninos recayó en el Zenith El Primero 36.000.

Llegados a este punto más de uno puede preguntarse por qué dedicamos el título de este artículo a la firma de F.P. Journe y no a la entrega de estos premios en general. La respuesta tiene dos vertientes: la primera está basada en motivos subjetivos, la segunda por el contrario, es absolutamente de cariz objetivo.
Vayamos a por la primera. Aunque hoy en día son muchas las manufacturas que son conscientes de la importancia que tiene la percepción del cliente final respecto de los guardatiempos de una marca, así como de la propia marca, todavía es usual que algunas manufacturas tiendan a no divulgar convenientemente sus novedades o logros. De todas las firmas galardonadas, tan sólo F.P. Journe ha enviado una nota de prensa para comunicarlo. Debemos suponer del resto una de las tres siguientes opciones: no consideran importante el premio recibido, no creen necesario darlo a conocer o, por último, esperan que la prensa consulte su sitio web a diario para comprobar las últimas noticias. Sea como sea, este es nuestro primer razonamiento para el encabezado de este artículo.

La segunda vertiente, la objetiva, radica en el propio reloj. El resto de piezas galardonadas e incluso las que competían en la misma categoría que el Chronomètre Souverain, son piezas que cuentan con poco tiempo de historia dentro de sus correspondientes marcas o, como en el caso del Richard Lange, guardatiempos que implementan importantes complicaciones como el tourbillon y la transmisión por cadena y caracol. Nada más lejos de lo que representa el Chronomètre Souveraine. Este reloj es uno de los clásicos en el catálogo de la manufactura ginebrina con largos años de historia tras él y, adicionalmente, representa un elogio a la sencillez dada la ausencia de lo que normalmente consideramos complicaciones mayores. Un sólo hora, con pequeño segundero desplazado entre las 7 y las 8, y un indicador de reserva de marcha en forma de abanico a las 3. Quizás el término “reserva de marcha” no sea del todo adecuado en este caso ya que este indicador tiene la peculiaridad de indicar las horas transcurridas de funcionamiento y no las restantes como es habitual.

La caja del Chronomètre Souverain es un verdadero homenaje a la elegancia: 40 mm de diámetro por tan sólo 8,6 mm de espesor, fabricada en versiones de platino y oro rojo con una discreta pero suficiente hermeticidad de 30 metros. La sobriedad, diafanidad y legibilidad del dial complementa perfectamente esta filosofía.

En cuanto la calibre que alberga, el 1304 de remonte automático, está manufacturado en oro rosa y ofrece una reserva de marcha de 56 horas. Todo en este guardatiempos está orientado a mantener la esencia de la alta relojería y de lo que, supuestamente, debería ser el principal objetivo de un reloj: la precisión. Así lo refleja la segunda parte del apelativo de este guardatiempos y los dos barriletes que monta en paralelo y cuya finalidad no es la de aumentar la reserva de marcha sino conseguir que el par de fuerza suministrado al tren de engranajes sea constante durante todo su recorrido.

La comunión entre calibre y caja es absolutamente completa y este hecho se refleja en dos aspectos que resultan obvios a simple vista: el primero lo encontramos en el anverso del reloj y la ubicación de las indicaciones en el dial, todo está donde debe estar. Si le damos la vuelta al reloj y observamos su reverso, es fácil identificar el segundo aspecto gracias al cristal de zafiro de la trasera. El calibre ocupa prácticamente la totalidad de la caja: 30,4 mm de diámetro de movimiento para 40 mm de caja y 3,75 mm de altura para 8,6 mm de espesor de caja.
A excepción de los dos compañeros de final en la Categoría 3 y como ya os he comentado, desconozco el resto de piezas aspirantes al galardón. No obstante debo confesaros que, este Chronomètre Souverain, hubiera estado sin lugar a dudas entre mis preferidos.