La «lineSport» siempre me ha parecido la colección menos acertada dentro del catálogo de ese genio relojero contemporáneo que es François Paul Journe. Me ha parecido poco acertada porque me da la impresión de algo forzado, de intentar ampliar su mercado potencial con un reloj «todo uso», al modo de los icónicos Royal Oak o Nautilus, pero sin pasar por la obligada fase de crear un nuevo diseño partiendo de cero.
En la escueta nota de prensa, F.P. Journe incide en la ligereza de estos nuevos modelos en titanio. Si tomamos el Octa Sport realizado en titanio, vemos que su peso es de 70 gramos para la versión con brazalete y 60 con pulsera de caucho. Realmente son cifras elogiables, pero si las comparamos con los 53 gramos del mismo modelo ya existente en aluminio, está claro que el motivo de estas nuevas versiones en titanio no es reducir peso.
Por tanto, debemos atribuir la elección del titanio a una nueva propuesta estética o a la dificultad de mecanización de la aleación de aluminio. Lo segundo no puedo confirmarlo, pero desde el punto de vista estético estas nuevas versiones en titanio son más homogéneas que las de aluminio.
Aparte de una caja y esfera derivadas de los modelos de filosofía clásica realizados en oro, hay un detalle en los lineSport en aluminio que me parece poco acertado. Me refiero a los insertos de caucho negro entre los eslabones del brazalete, que contrastaban enormemente con el tono del aluminio. La consecuencia es una sensación visual de «reloj barato» que desde luego no se corresponde con la exquisitez de estos relojes. Ahora, aunque se mantienen dichos insertos, la tonalidad más oscura del titanio hace que el contraste disminuya notablemente y en consecuencia dicha sensación visual desaparece. Solo por este detalle, y siempre hablando desde el punto de vista estético, elegiría sin duda las variantes de titanio antes que las de aluminio.