Con este primer capítulo dedicado al tourbillon, Ferdinand Berthoud inicia una serie de informaciones periódicas que, bajo el nombre de «know-how chronicles» subrayarán los aspectos que hacen de sus creaciones auténticas obras de arte. Cada episodio en forma de video pero también con fotos girará en torno a un tema específico con contenido exclusivo.
La mágica precisión del tourbillon
La idea inicial de rediseñar el tourbillon para reflejar mejor el espíritu innovador original de Ferdinand Berthoud acabó dando lugar a la producción de una versión inédita del tourbillon. Cuatro elementos distinguen a este tourbillon de los diseños tradicionales: su construcción, su tamaño, su papel y su equilibrado.
Este es el motivo por el que La Chronométrie Ferdinand Berthoud lo ha integrado en la parte posterior del movimiento en vez de colocarlo en el lado de la esfera, donde solamente se encuentran las indicaciones que dan fe de la precisión del Chronomètre FB 1: las horas y los minutos, pero también, y, sobre todo, el gran segundero central, el único testigo de la precisión diaria de la pieza. Para Ferdinand Berthoud, «Relojero-Mecánico del Rey y de la Armada», la precisión, y por tanto la visualización del segundero, era fundamental, y este es el motivo por el que el segundero ocupa, como es natural, un lugar destacado en el FB 1.
Sin embargo, el tourbillon del FB 1 no se parece a ningún otro. En primer lugar, por su construcción. El movimiento del FB 1 no está concebido del modo tradicional. Normalmente los movimientos se colocan en plano, sobre una platina en la que están montados el tren de ruedas y los órganos sostenidos por unos puentes superiores. La construcción del tourbillon de Ferdinand Berthoud es fundamentalmente diferente e inédita, rompiendo con la tradición: su jaula se encuentra fijada a un arco en forma de flecha en el lado del fondo y está guiada por un puente perforado visible del lado de la esfera.
Esta construcción está ligada a un segundo rasgo distintivo de este tourbillon: su función. Lo cierto es que en esta pieza el tourbillon no indica los segundos, sino que es el segundero. Probablemente sea el único tourbillon del mundo con un segundero central. Esta disposición se denomina «segundero directo» y solo es posible gracias a la interacción de dos ruedas denominadas «solares», de gran diámetro (8,5 mm) y perfectamente idénticas: la rueda del segundero central y la rueda de arrastre de la jaula del tourbillon. Las dos son visibles en el lado de la esfera.
El diámetro de la jaula está sobredimensionado, mide 16,55 mm, un 40% más que el de los tourbillones convencionales. En combinación con una frecuencia baja (3 Hz, es decir 21’600 A/h), este tamaño ofrece un espectáculo fascinante y armonioso a la vez.
En cuarto lugar, el tourbillon del FB 1 está formado por 67 elementos, entre los que se encuentran una jaula y tres pilares de titanio, y se distingue por su sistema de doble equilibrado. En primer lugar, el volante está compuesto, de forma bastante tradicional, por cuatro cabezas perdidas colocadas en los puntos cardinales de su aro. Son de alpaca, según la más pura tradición relojera, y permiten un ajuste micrométrico de su amplitud.
En cuanto al segundo aspecto, la jaula está equipada con dos segmentos de oro de 18 k. Son móviles, y se pueden desplazar unas décimas de milímetro, lo que permite rectificar cualquier desequilibrio del escape y distribuir por igual las masas de la jaula del tourbillon. Equipado con una espiral de aleación inoxidable de curva terminal «Phillips» doblada a mano, un gran volante de 12 mm de diámetro completa el conjunto y permite al calibre FB-T.FC ofrecer una alta precisión y una regularidad certificada por el Control Oficial Suizo de Cronometría, un hecho notable para un movimiento de tal complejidad.
Esta transparencia no es solo una cuestión de estética, también representa un guiño a la historia. Ferdinand Berthoud era, ante todo, un científico, y esto conlleva el rigor metodológico, la transparencia de los experimentos y de su protocolo y la publicación de sus resultados. Se trataba de un reto enorme: el cálculo de la longitud, requisito indispensable a finales del Siglo XVIII para la conquista de los océanos.
Una de las características del FB 1 es que su aguja central del segundero, al igual que la del FB 1R, es mucho más larga de lo que dictan los códigos relojeros tradicionales y mide 24,68 mm de un extremo a otro. Esta es una decisión de la Chronométrie Ferdinand Berthoud para destacar la importancia del segundero en una pieza que concede el máximo énfasis a la precisión.
En su versión Regulador (FB 1R), el diámetro de la abertura que deja pasar el cañón de la aguja se ha aumentado de forma deliberada con el único fin de percibir, en el mismo movimiento, el rubí sobre el que pivota esta aguja. El mismo segundero presenta varios rasgos distintivos: su tamaño, su delicado equilibrio (visible por el contrapeso en su extremo corto), su cañón ciego (el eje del móvil del segundero es invisible) y su extremo curvo. Solamente el desarrollo de la aguja de bronce (dorado o azulado) del FB 1 ha requerido un año entero