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Os lo avanzaba Enric esta misma mañana cuando os anunciaba la nueva Colección Taveller y os lo dejábamos intuir hace ya algunos meses, en junio del pasado 2012, cuando con motivo de nuestra visita a la manufactura de Girard-Perregaux tuvimos el privilegio de ser testigos directos de algunas de las fases de ensayo de este innovador movimiento mecánico. No acababa aquí la cosa, ya que adicionalmente y en un exquisito detalle de atención hacia nosotros, el propio Stefano Macaluso nos atendía en privado para responder a algunas de nuestras preguntas. Y entre todas ellas ya hablábamos de esta la que supone una verdadera primicia en el mundo de la Alta Relojería y otro de los hitos que Girard-Perregaux acumula en sus ya más de 220 años de historia.

Lo cierto es que hace ya tiempo que, en un mismo día no se daban dos noticias de semejante relevancia, menos aún si tenemos en cuenta que ambas corresponden a una misma manufactura. En realidad y para hacer honor a la verdad, lo cierto es que son tres las novedades, puesto que la que nos ocupa tiene dos vertientes ya que, si el nuevo calibre desarrollado por Girard-Perregaux constituye todo un hito por derecho propio, no lo representa en menor medida el hecho de demostrar que no se trata de una quimera, de un posible o de un prototipo. La manufactura asentada en La Chaux-de-Fonds demuestra la realidad de su desarrollo presentando el Echappement Constant albergado en un guardatiempos.

Lo cierto es que se hace difícil elegir por donde empezar: calibre o reloj. De todos modos, como se trata de un primer artículo de avance y a buen seguro que tendremos la oportunidad de profundizar más en ambos aspectos, empecemos por el corazón de la novedad, por el calibre que Girard-Perregaux ha decidido bautizar con la referencia MVT-009100-0007.

ECHAPPEMENT CONSTANT. MVT-009100-0007.

El objetivo del Echappement Constant es sencillo en su concepción pero extremadamente complejo en su ejecución. El hito perseguido consiste en alcanzar un precisión máxima a lo largo del tiempo o, dicho de otro modo, la regularidad en la marcha del guardatiempos durante toda la reserva de energía acumulada en el barrilete. Como comentamos en nuestro apartado técnica, un calibre mecánico puede considerarse formado por tres módulos distintos: el módulo de acumulación de energía integrado de manera básica por el barrilete y el muelle real que alberga en su interior, el tren de engranajes formado por las distintas ruedas y, finalmente, el conjunto escape-órgano regulador encargado de dosificar la energía entregada por el barrilete al tren de engranajes.

A pesar de que la estabilidad de la frecuencia de oscilación del volante sea lo más estable posible, el problema en la típica construcción del escape de áncora radica en la regularidad de la energía entregada por el barrilete. Generalmente, el rompecabezas para una regularidad máxima reside en este punto y en lo que se conoce como la curva del muelle real. A máxima carga, con el muelle en su punto álgido de tensión, la fuerza entregada al tren de rodajes es también máxima. Este par de fuerzas disminuye paulatinamente a medida que el muelle real se va destensando al entregar su energía para el movimiento de las ruedas del calibre. Esta variación en la energía entregada provoca que, en los últimos compases de la reserva de marcha disminuya el ángulo de oscilación del volante y el reloj sufra una desviación en avance. Para más detalles sobre lo aquí expuesto podéis consultar nuestra sección de técnica.

El escape constante desarrollado por Girard-Perregaux, cuya denominación coincide casualmente con el nombre de uno de los personajes más importantes de su historia, Constant Girard, consigue precisa y «sencillamente» eliminar este problema al entregar una cantidad de energía constante y estable durante la totalidad de la reserva de marcha acumulada en el barrilete y de manera independiente a este. Aunque, como ya os he comentado, en un futuro trataremos con más detalle las peculiaridades de este mecanismo, os comento algunos de sus rasgos principales.

El escape constante incorpora un dispositivo intermedio, la clave del movimiento, ubicado en el escape y constituido por una lámina cuyo grosor es el equivalente a un sexto de un cabello y manufacturada en … silicio, obviamente. Esta lámina acumula energía hasta alcanzar un umbral próximo a la inestabilidad, momento en el que entrega la energía acumulada en un impulso único al pasar del estado de compresión al correspondiente a la flexión de manera instantánea. Por hacer un símil con este funcionamiento, imaginemos que cogemos entre los dedos índice y pulgar la típica tarjeta de visita a lo largo de su eje de mayor longitud y vamos presionando. Llegará un punto en que la tarjeta cederá y, de manera instantánea, pasará de adoptar una posición horizontal a flexionar y adoptar una forma de «C». Ese es precisamente, el punto de entrega de energía del microacumulador de energía que representa la lámina de silicio.

Tres han sido los factores determinantes que han hecho posible la llegada a buen puerto de este proyecto, obviando claro está la labor de investigación y el carácter innovador de la manufactura: la utilización del silicio, las nuevas técnicas de fabricación de componentes como el grabado profundo (DRIE) y la colaboración con el CSEM (Centro Suizo de Electrónica y Microtécnica) alojado en Neuchâtel.

Este primer movimiento de escape constante tiene una frecuencia de oscilación de 21.600 alternancias por hora (3 Hz), aunque no se descarta como nos comentaba Stefano Macaluso en la citada entrevista, que pueda aplicarse a frecuencias mayores, incluso las consideradas como altas frecuencias.

El remonte es del tipo manual, puesto que uno del tipo automático hubiera desvirtuado el principio y la razón de ser del mecanismo, y la reserva de marcha suministrada por dos barriletes en paralelo es de una semana aproximadamente. Tiempo más que suficiente para demostrar el correcto funcionamiento de la regularidad del movimiento. Digno de mención resulta el hecho de que todo el conjunto de regulación forma un único módulo que puede ser separado del resto del calibre para la correcta inspección por uno de los relojeros especializados de la manufactura.

EL RELOJ

Ciertamente os puede sorprender el título de este segundo apartado ya que, habitualmente, emplearíamos una denominación más específica. Pero Girard-Perregaux, ofreciendo total protagonismo a la verdadera primicia, al nuevo movimiento, no asigna ningún sobrenombre en particular al guardatiempos que lo alberga.

De hecho, esta primera pieza estandarte en alojar al nuevo escape constante, será la pionera de la nueva Colección Haute Horlogerie Echappement Constant de la manufactura y, obviamente, su diseño venía impuesto por el imperativo condicionante de no restar ni un ápice de protagonismo a su mecanismo, a la vez, claro está, de conseguir un continente que fuera merecedor de albergar esta joya de la micromecánica.

La caja del guardatiempos toma el oro blanco como material de base para su construcción, con un diámetro de 48 milímetros y una altura de 14,63, ambas impuestas por las dimensiones del calibre (casi 40 mm de diámetro por 8 de altura) y una hermeticidad de 30 metros.

Todo en el dial está pensado para el máximo realce del escape constante que ocupa la totalidad del hemisferio sur de la esfera dejando visible el mecanismo a la vez que evoca el símbolo por excelencia de la manufactura: dispuestos en configuración un tanto atípica, podemos observar los famosos tres puentes.

En el hemisferio superior es donde encontramos las indicaciones del guardatiempos. Horas y minutos se albergan en un dial subsidiario a las 12. A ambos lados de este subdial se pueden observar los dos barriletes encargados de la acumulación de energía, cuyo valor disponible se puede consultar en el indicador de reserva de marcha lineal situado a las 9. El segundero del movimiento recorre la totalidad de la esfera adoptando una configuración de eje central. Al respecto de esta última indicación, mi más sincera enhorabuena a la marca por la sencilla, aunque también poco habitual en muchos casos, escala alojada junto al bisel y que permite una adecuada legibilidad de los segundos transcurridos. Precisión y estabilidad sin legibilidad no tendrían mucho sentido.

La referencia de este nuevo modelo de Girard-Perregaux, que se completa con una correa de piel de aligátor en negro y cierre del tipo desplegable, es la 93500-53-131-BA6C.

Al igual que os comentaba Enric en el artículo de esta mañana dedicado a la nueva Colección Traveller, ansiamos poder disfrutar de esta pieza durante nuestra próxima visita a Basel. Os mantendremos puntualmente informados.

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Ingeniero Técnico Industrial, de formación electrónica con pasión por la micro-mecánica. Co-fundador y editor de Watch-Test. En mi trabajo y en la vida tengo una máxima: Las cosas hay que explicarlas de manera que se entiendan. De lo contrario, el esfuerzo es en vano.

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