Girard-Perregaux: 125 Aniversario de La Esmeralda.
En este 2014 se cumplen 125 años de la presentación de "La Esmeralda" de Girard-Perregaux, uno de los relojes más emblemáticos de la historia de la relojería.
El próximo lunes 29 de septiembre se cumplirán exactamente 125 años de la medalla de oro que le fue otorgada a Girard-Perregaux en la Exposición Universal de París de 1889. El objeto merecedor de esta notable distinción no fue otro que el que a posteriori se convertiría en un icono de la Alta Relojería y que sería conocido con el sobrenombre de La Esmeralda.
No es la primera vez que en Watch-Test os hablamos de esta pieza, puesto que ya lo hicimos anteriormente en otros artículos como, por ejemplo, el primero de la serie que dedicamos a la historia de esta manufactura y en el que encontraréis numerosos detalles y antecedentes sobre este legendario reloj de bolsillo que, según apuntan numerosas fuentes, perteneció al General Porfirio Díaz (1828-1915), Presidente de México.
No menos recomendable es el artículo que en diciembre de 2012 dedicábamos a la Colección Haute Horlogerie de Girard-Perregaux y en el que se exponía una breve historia de la construcción del tourbillon bajo tres puentes de la manufactura. Coincidiendo con el 125 Aniversario de este hito, Girard-Perregaux emite una nota de prensa con algunas interesantes pinceladas sobre este guardatiempos y la icónica construcción que implementaba.
Desde 1860, Constant Girard-Perregaux destina todo su empeño a desarrollar y fabricar un reloj único con un movimiento que no represente un componente puramente técnico en el conjunto de la pieza sino que, adicionalmente, constituya un elemento que lo distinga del resto de relojes. De este modo, Girard-Perregaux añade al detalle de la técnica y el acabado una nueva arquitectura del calibre. Es de este modo que nace la estructura conocida como “tres puentes”, paralelos entre sí y bajo los que se alinea el mecanismo del guardatiempos: barrilete, tren de engranajes y órgano regulador.
Rectos y manufacturados inicialmente en alpaca, estos tres puentes son los responsables de acoger a un mecanismo de tourbillon que participará en el Observatorio de Neuchâtel en el año 1867 obteniendo el primer premio y un record de precisión cuya vigencia se mantendrá por un largo período de tiempo. Este mismo año, la pieza conseguirá una medalla durante la Exposición Universal de París.El empeño de Constant no se detiene aquí y, continuando con sus trabajos, se dedicará a depurar el diseño de sus puentes que sustituirán su forma recta por otra de flecha de brazos estilo bassiné a la vez que la alpaca se ve sustituida por el de oro de 21 quilates. Obviamente, no tardó en aparecer el temor a que esta configuración fuera plagiada por lo que, en marzo de 1884, se patentó el diseño a través de la United States Patent Office ya que, por aquel entonces, no existía organismo equivalente en Suiza y no sería constituido hasta 1888.
1889 sería un año de suma importancia para Constant Girard-Perregaux ya que se celebraría en París una nueva Exposición Universal, aquella que vería nacer la construcción de la Torre Eiffel. Bajo el único objetivo de presentar un reloj excepcional en todos los sentidos, el tourbillon bajo tres puentes de oro adquiere su versión más refinada con un escape de largo trinquete pivotado en el movimiento y presentando una pesada caja de oro rosa como continente.
El grabado de esta caja se encomienda a Fritz Kundert quien creará una decoración fuera de toda norma y de increíble belleza utilizando todas las técnicas de grabado conocidas en la época. El 29 de septiembre de ese año se dicta el veredicto que otorgará la medalla de oro de la exposición a la creación de Girard-Perregaux. Tras la exposición, la pieza se confía a los agentes Hauser, Ziwy & Co que cuentan con establecimientos en París y México. Es en este momento cuando el reloj adopta el sobrenombre de La Esmeralda y, poco tiempo después, y sin que se conozcan los detalles, se convierte en propiedad del general Porfirio Diaz que por aquel entonces era Presidente de México.
No será hasta 1970 en que reaparecerá el guardatiempos cuando, durante un viaje a México, uno de los co-propietarios de Girard-Perregaux, es contactado por un heredero del general el cual le ofrece el reloj a cambio de una suma de dinero que, obviamente, no nos ha sido revelada. Es a partir de entonces que La Esmeralda forma parte del Museo Girard-Perregaux en La Chaux-de-Fonds siendo, sin lugar a dudas, su pieza estrella.