Si los inicios del siglo XXI vinieron marcados por un aumento generalizado en el diámetro de los relojes, la tendencia actual es reducir los hacia medidas más moderadas y ergonómicas. Y a pesar de que es un tipo de reloj que se ha mantenido bastante al margen de esa moda XXL, el cada vez más pujante sector de los relojes deportivos con brazalete integrado se ha ido adaptando a tamaños más pequeños que complementan las respectivas colecciones. Uno de ellos es el Laureato de Girard-Perregaux que, después de lanzar hace dos años una nueva línea de 38 mm, ahora presenta dos nuevas versiones en ese mismo tamaño: los Girard-Perregaux Laureato de 38 mm en verde salvia y azul medianoche.
Las dos nuevas referencias comparten caja con la versión 2022, es decir, una caja de acero en forma de tonel de 38 mm de diámetro y un grosor de 10,02 mm. Si bien no es el más delgado en este segmento del mercado, tampoco podemos decir que sea excesivo, sobretodo si tenemos en cuenta que una parte importante de ese grosor es debido a la altura de su característico bisel octogonal. Es un tamaño que podríamos calificar como mixto; ni demasiado pequeño para un hombre que valore la elegancia y la discreción, ni demasiado grande para las mujeres que huyen de los micro-relojes femeninos que imperaban hace 50 años. Cabe destacar la perfecta integración entre caja y brazalete. Este es un factor clave en todo reloj que quiera obtener protagonismo en el muy complejo segmento de los relojes de alto nivel que aspiran a ser polivalentes: elegantes a la vez que deportivos para adaptarse perfectamente al uso que se le requiera.
La superficie de la caja y la carrura muestran un acabado cepillado horizontal, mientras que el bisel luce un cepillado circular. En cambio. el anillo inferior y sus caras verticales está pulidas, el mismo acabado del biselado que recorre el lateral de la caja de asa a asa. Este bello contraste le agrega calidad visual y dimensionalidad, a la vez que consigue que la silueta sea reconocible al instante. Al igual que otros modelos de la serie, Girard-Perregaux equipa estas nuevas iteraciones con una caja trasera atornillada y con zafiro , además de ofrecer una correcta hermeticidad de 100 metros.
Aunque el diseño de la esfera no revela ninguna novedad, los dos nuevos colores marcan dos estilos drásticamente diferentes. Cuando se lanzó por primera vez el Laureato de 38 mm en 2022, Girard-Perregaux se decidió por una poco convencional y llamativa esfera cobriza que se ha mantenido hasta ahora como único modelo disponible. La versión Midnight blue es la opción segura, tradicional, elegante, fría y conservadora, complementando elegantemente la textura Clous de Paris, las manecillas puntiagudas en forma de paleta y los índices de tipo bastón puntiagudos a juego. Sin embargo, al igual que el resto del reloj, son los pequeños detalles los que realmente distinguen al Laureato 38 mm Midnight blue. Por ejemplo, la indicación de fecha azul a las 3 en punto, que combina perfectamente con la esfera, o la forma en que las placas biseladas, que incluyen el texto, están ligeramente más elevadas respecto el nivel de los picos de la textura Clous de Paris, lo que hace que destaquen según los distintos ángulos de iluminación. Todo ello se deriva de una meticulosa atención a los detalles y un sentido del equilibrio visual bien pensado que permite que este diseño, por lo demás bastante estándar, realce su refinamiento y calidad.
En cambio, el modelo Sage green ofrece una imagen bastante más diferencial. Según la iluminación, se percibe en un atractivo abanico de colores que van de gris a verdoso. Girard-Perregaux lo enfatiza con un par de detalles bañados en oro que le confieren mayor dinamismo y calidez: el segundero central y el logotipo GP aplicado a las 12 en punto. Personalmente me parece la opción más interesante y atractiva; sin duda sería mi elección.
Mecánicamente no hay cambio alguno respecto al primer Laureato de 38 mm, ya que están equipados con el movimiento automático GP03300. Con una reserva de marcha de 46 horas (se queda a las puertas de los dos días), late a una frecuencia de 28.800 alternancias por hora. Pero si algo hemos de destacar de este mecanismo es su novel de acabados. La platina base está perlada, los puentes lucen biselado pulido y Côtes de Genève, y cuenta con un rotor de oro rosa adornada con un motivo Côtes de Genève circular.
Finalmente, debemos hablar sobre el brazalete integrado. Fabricado en acero, es versátil, muy ergonómico (tal como comprobamos con el primero modelo con esfera cobriza) y con un excelente nivel de acabados a la altura del reloj. El cepillado horizontal y el biselado pulido de la caja se prolonga hacia los eslabones en H, cuya medida va menguando progresivamente hacia el cierre desplegable. Además, los eslabones centrales rectangulares no solo están brillantemente pulidos a espejo (como el anillo subyacente al bisel y las superficies verticlñes del mismo), sino que ofrecen las únicas superficies (suavemente) redondeadas del Laureato, lo que hace que se destaquen aún más de su entorno.
Igual que los Laureato de 42 mm, la colección Girard-Perregaux Laureato de 38 mm y sus nuevos componentes en verde salvia y azul medianoche son un excelente ejemplo de diseño, estilo, acabados y calidad, unas cualidades que les permite jugar en la misma liga de iconos como el descatalogado Nautilus de Patek Philippe y el Royal Oak de Audemars Piguet, ambos diseñados por el mítico Gérald Genta, los referentes de los relojes deportivos con brazalete integrado nacidos, como el Laureato, en la fascinantes década de los años 70 (1972 el Royal Oak, 1975 el Laureato y 1979 el Nautilus). A pesar de algún pero como su reserva de marcha de sólo 46 horas (el Royal Oak llega a las 70), la diferencia de precio es abismal; mientras el AP cuesta 28.700 €, el Laureato de 38 mm se queda en 15.700 €.
Con una historia de 233 años, Girard-Perregaux no cuenta con el reconocimiento que merece a pesar de disponer de uno de los legados más importantes de cuantas marcas forman parte del panorama actual de esta industria, y eso es un hecho clave a la hora de luchar con «monstruos» de culto de la relojería como Patek Philippe y Audemars Piguet, a pesar de hacerlo con un producto de altísima calidad y a un precio sensiblemente mejor.