El Laureato Absolute Rock (artículo) que nos presentó Girard-Perregaux a principios de año se convirtió en el reloj más extremo de la gama Laureato y este Laureato Absolute Crystal Rock que nos anuncia ahora sigue su estela. Bien, de hecho, más que seguir su estela la «calca» ya que las diferencias con respecto a él son mínimas, fáciles de apreciar y, de momento, imposibles de describir.
Soy consciente de que la última frase es casi ininteligible, pero refleja la realidad. Si leemos la información técnica que proporcionó Girard-Perregaux sobre el Laureato Absolute Rock y la que ahora nos llega del nuevo Laureato Absolute Crystal Rock, no encontraremos ninguna diferencia. Si nos limitáramos a leer estas documentaciones y datos técnicos llegaríamos a la conclusión de que se refieren al mismo reloj pero que por algún motivo desconocido le han modificado el nombre.
Si observamos las imágenes del Absolute Crystal Rock y las comparamos con las del Absolute Rock observaremos de inmediato la diferencia entre ambos relojes; el color de la caja. En el Rock el cristal de carbón presenta una mezcla de negro con azul y en el Crystal Rock todo es negro. No obstante, los datos técnicos no anuncian ninguna diferencia en la composición o en el proceso de obtención del cristal de carbono con el que están realizadas ambas cajas. La diferencia de color es evidente. El motivo de dicha diferencia es un misterio.
Esta diferencia de misterioso origen es lo único que difiere entre la caja de ambos Laureato Absolute. Su geometría y sus dimensiones, de 44 milímetros de diámetro por 15,15 de grosor, son idénticas.
A priori tampoco existen diferencias en la esfera de ambos relojes. En las indicaciones que en ella encontramos, en su ubicación, en su diseño y en las dimensiones tampoco se aprecia diferencia alguna. El único aspecto que me deja dudas es el acabado del fondo de la esfera. Atendiendo a las imágenes, en el Laureato Absolute Crystal Rock se observa claramente un acabado arenado, mientras que la del Laureato Absolute Rock parece lisa. Aquí, de nuevo nos topamos con el inconveniente «2020» de no haber podido ver en vivo estos relojes.
En la imagen superior se aprecia que el fondo de la caja es macizo por lo que no podremos contemplar el calibre GP03300-1058 que encierra en su interior. De nuevo es el mismo movimiento automático de cronógrafo que equipa la primera versión del Laureato Absolute Rock.
Por si fueran pocas las coincidencias entre estos dos Laureato Absolute, ambos se emiten en formato de edición limitada y también coinciden en el número de ejemplares; 100. Se trata de una cifra muy limitada, que deja bastante en entredicho el futuro de los Laureato Absolute con caja realizada en cristal de carbono.
Obviamente, la elección entre ambos relojes es un amera cuestión estética y por tanto subjetiva. Si el Laureato Absolute Rock puede calificarse sin paliativos de espectacular, el mismo apelativo puede aplicarse al Laureato Absolute Crystal Rock. La diferencia es que este último se puede considerar algo más discreto, aunque este es un término no demasiado adecuado para los Girard-Perregaux Laureato Absolute y menos aun para los Rock. El cliente que adquiera uno de estos relojes valorará ante todo la exclusividad y la notoriedad.
Otro aspecto cuya explicación escapa de momento a mi compresión es el precio, que es prácticamente lo único que no coincide entre ambos relojes, 16.000 EUR para el Laureato Absolute Rock y 17.000 EUR para este nuevo Laureato Absolute Crystal Rock.