No hay mejor manera de analizar y valorar una empresa del sector relojero que visitar sus instalaciones y entrevistar a sus máximos responsables. La visita a la manufactura nos proporciona una observación “in situ” de la realidad y nos permite una comparación objetiva de sus métodos con el resto de manufacturas que conocemos. La convivencia y entrevistas personales con sus máximos responsables nos permite comprender cual es la filosofía e incluso la estrategia futura de la marca.
Con este fin, en Watch-Test realizaremos una serie de reportajes y entrevistas que iniciamos con este artículo y a lo grande, con la visita a una de las manufacturas históricas de la Alta Relojería: Girard-Perregaux. En breve publicaremos una entrevista con Stefano Macaluso, General Manager de Girard-Perregaux. Casi sin respiro seguiremos con “trilogía Patek Philippe” compuesta con la visita a su manufactura, su museo y sus salones, todos ellos sitos en Ginebra. Pendientes de efectuar pero ya programadas, tendremos una entrevista con Thierry Stern, CEO de Patek Philippe, y un reportaje sobre el evento que la firma ginebrina celebrará en Barcelona el próximo 27 de Septiembre con el prometedor nombre de “Chronograph Patek Philippe Exhibition”.
La manufactura Girard-Perregaux está ubicada en la población suiza de La Chaux-de-Fonds, perteneciente al cantón de Neuchâtel y enclavada a 1000 metros de altitud en la cadena montañosa del Jura. Si este cantón constituye uno de los centros relojeros más importantes de Suiza, la ciudad de La Chaux-de-Fonds lleva este fenómeno al extremo. Se trata de una ciudad eminentemente industrial, pero no en el aspecto que podríamos imaginar si la comparamos con una población dedicada al sector secundario en otros países, ya que la inmensa mayoría de su industria es relojera. Incluso, los relativamente escasos establecimientos y comercios que nos encontramos tienen como clientes principales a los directivos, especialistas y relojeros que trabajan en sus manufacturas.
Prueba de esta singularidad, es que La Chaux-de Fonds, junto con la vecina población de Le Locle fueron inscritas en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO el 27 de junio de 2009. Este importante nombramiento se debe, y cito textualmente a “su ejemplar simbiosis entre el urbanismo y la industria relojera”. Esta visita, a la que acudimos en nombre de Watch-Test Jordi Colomé y yo, se salió de lo habitual, ya que normalmente se organizan en grupos de prensa más o menos numerosos. En esta ocasión y sin duda gracias al quehacer de Carlos Serrano, máximo responsable de Girard-Perregaux, entre otros países, de España, pudimos realizar una visita totalmente privada. Este detalle es importante, pues aunque obviamente nos tenemos que amoldar al tiempo disponible, dispusimos de total libertad para dedicarlo a lo que consideramos más interesante.
El 26 de junio, llegamos puntualmente al aeropuerto de Ginebra, que ya es como nuestra segunda casa. Carlos nos esperaba y nos trasladamos en su vehículo hasta Neuchâtel, donde estaba ubicado nuestro hotel. Después de dejar el equipaje fuimos directamente al restaurante del mismo hotel para al almuerzo. Solo eran las 12:30, pero esto es Suiza y como sabéis los horarios son muy diferentes a los nuestros. Magnífica comida y mejor charla, ampliando las muchas que ya habíamos acometido con Carlos sobre la relojería en general y sobre Girard-Perregaux en particular.
A riesgo de ser pesado, insisto en la importancia de un viaje privado como este, ya que de las conversaciones aprendimos mucho de la relojería en esta zona del Jura y conocimos muchos detalles actuales y futuros de Girard-Perregaux. Alguno de ellos los comentaremos en este y en futuros artículos. Otros nos fueron trasladados bajo expresa confidencialidad, lo que como siempre respetaremos al pie de la letra. No penséis que se trata de misterios ni de aspectos que Girard-Perregaux quiera esconder al público. Nada más lejos. Simplemente se trata de planes y proyectos futuros que como es lógico se guardan en el máximo secreto hasta que llega el momento de hacerlos públicos.
Después de un corto desplazamiento llegamos a La Chaux-de-Fons y nos dirigimos directamente a las oficinas de Girard-Perregaux, ubicadas en el edificio que se observa en la imagen de cabecera. En el se agrupan los departamentos comerciales, de marketing, de diseño, de distribución, etc.
Pasamos brevemente por el despacho de Carlos Serrano y nos dirigimos al departamento de marketing donde nos presenta a Xavier Markl, director de dicho departamento y a Guillaume Laidet, Project Manager de Comunicación. Con Xavier ya habíamos cruzado diversos e-mail, pero siempre es importante conocer personalmente y poner cara a un interlocutor de esta importancia. Departimos durante 30 minutos una interesantísima conversación sobre el marketing y las estrategias actuales y futuras de la marca. Todo ello intercalado con aspectos técnicos acerca de nuestra web y del planteamiento de comunicación digital de Girard-Perregaux, temas en los que Guillaume es un auténtico experto.
A menos de un minuto en coche, en una calle paralela, llegamos a la manufactura propiamente dicha. La manufactura Girard-Perregaux se ubica en un edificio de principios del siglo XX que aúna a la perfección la arquitectura industrial de la época en esta zona de Suiza, con cierto aire de mansión señorial. En la entrada y en la recepción de la manufactura se conserva el imponente encanto de la época en que fue construida. El mármol y la madera dominan el ambiente y se encarnan en una imponente escalera.
Una vez superada la escalera entramos en otro mundo, en las grandes naves donde se desarrolla la actividad industrial, donde el aspecto cambia radicalmente. Allí es todo moderno, funcional y espacioso. Iniciamos el recorrido siguiendo el orden lógico de producción en cualquier manufactura moderna de Alta Relojería: una primera fase automatizada mediante maquinaria de última generación y una segunda fase, radicalmente manual, donde el factor humano es determinante.
La primera nave que encontramos alberga la producción de las cajas. La primera fase es moldear la caja según los planos digitales que se han introducido en la máquina CNN de última generación. Estas CNN son capaces de trabajar el material de base en todas sus dimensiones con una precisión y rapidez impensables antes de su aparición. Las cajas que produce la CNN, aparentemente impecables, son sometidas a continuación, una a una, al examen de un especialista mediante un microscopio que analiza las tolerancias y comprueba que cumplan con ellas. Las que superan esta prueba pasan seguidamente a la fase de acabados, donde manualmente se les da la terminación satinada o pulida a cada una de sus zonas según las especificaciones de cada modelo.
Acto seguido entramos en la zona de producción de los movimientos mecánicos. El proceso es exactamente el mismo que en las cajas pero aumentado exponencialmente en su volumen. Cada una de las cientos de piezas que componen el mecanismo pasan por la CNN y posteriormente son acabadas a mano por el especialista correspondiente. En esta fase la variedad de terminaciones es también mucho más amplia que en el caso de las cajas ya que cada pieza requiere su propio acabado. Así tenemos el perlado, las Côtes de Genéve, el biselado, el achaflanado, todo tipo de satinados, el pulido especular, y un largo etc.
El siguiente paso es la zona de los relojeros. Aquí se unen todas las piezas fabricadas y acabadas en los procesos anteriores, para finalmente dar paso a un movimiento acabado. Esta es la parte más compleja y cualificada de una manufactura relojera. En función de la complejidad de cada calibre, su montaje recae en un relojero o en otro. Se requieren varios años de estudios y prácticas para llegar a ser un relojero apto para montar y regular movimientos básicos. Para las grandes complicaciones normalmente se requieren decenios y muy pocos llegan a este nivel.
En función de las complicaciones que alberga el calibre, el proceso de montaje resulta más o menos lento y complejo. La fase de regulación, de la que es responsable el mismo relojero que ha efectuado el montaje, aun es más crítica. De ella depende el resultado cronométrico de cada reloj. Una vez montado y regulado el movimiento, este pasa a un instrumento medidor, que durante un periodo determinado de tiempo analiza su comportamiento cronométrico en distintas posiciones.
Si el resultado final no cumple con los parámetros de exigencia de Girard-Perregaux, el mecanismo vuelve al relojero que lo ha montado, quien debe determinar si es un problema de regulación, de montaje o de una pequeña imperfección de alguna de las piezas que lo componen. Si es el segundo caso hay que desmontar totalmente el mecanismo y volver a iniciar el proceso. Si es el caso de una pieza defectuosa, hay que realizar el desmontaje y la sustitución, para proceder nuevamente a repetir todo el proceso.
Todo este proceso que he descrito es común a la mayoría de manufacturas de Alta Relojería. Las diferencias entre cada marca, que normalmente también repercuten en el coste y por tanto en el precio final de sus productos son dos. Hablando en términos generales, la más notoria es la exigencia y la cantidad de los controles de calidad. Los márgenes de tolerancia y la exigencia en los acabados pueden diferir mucho entre marcas, lo que determina en gran parte su posicionamiento en el mercado. Tampoco es lo mismo realizar el control sobre el producto final que hacerlo para cada una de las piezas que conforman dicho producto.
La otra diferencia es más de estrategia y política de producto. Hay marcas con niveles cualitativos muy distintos entre sus relojes de base y los más complejos. Hay otras en la que el nivel cualitativo es idéntico para todos sus relojes. En este caso el precio final depende única y exclusivamente de la complejidad de cada modelo, lo que repercute directamente en el tiempo necesario para la creación de sus piezas, para su montaje y para su regulación. Este factor afecta principalmente a las horas de trabajo de los especialistas y relojeros que intervienen en el proceso, y en contra de la creencia general, este coste, el humano, es con diferencia el que más incide en el precio final de una pieza de Alta Relojería.
A lo largo de los años, he tenido ocasión de visitar bastantes manufacturas, aunque ni la mitad de las que existen. Basándome en esta experiencia puedo afirmar que la calidad y cantidad de controles que he observado en el proceso de Girard-Perregaux se acerca bastante a la de los mejores, cuyos precios son mucho más elevados. En cuanto a la estrategia de producto, he apreciado muy poca diferencia entre los acabados de sus relojes más asequibles (en parámetros de Alta Relojería) y los más costosos, algo que pocas marcas pueden decir. Esto se aprecia en la imagen superior, que muestra el anverso del GP033, de uno de los calibres básicos de Girard-Perregaux. Esta cara del calibre, salvo el anillo de los husos horarios, no es visible una vez montado en la caja, ya que la oculta la esfera. A pesar de ello, se le aplica un decorado perlado a la platina y las ruedas están perfectamente acabadas con un satinado circular.
Los responsables de Girard Perregaux nos confirmaron que para la esfera, el tercer gran elemento que compone un reloj, recurren a un proveedor externo. Este es un hecho muy común en la gran mayoría de manufacturas, ya que salvo que produzcas un volumen de piezas muy elevado, bastantes más de las que fabrica Girard-Perregaux, es imposible de amortizar. Aquí, la calidad del producto final depende del nivel del proveedor que se elija y del grado de perfección que se le exija para cada esfera.
Una vez recepcionadas las esferas del proveedor, estas se someten a un control de calidad interno. Si en los demás elementos que ya hemos comentado, concluimos que el nivel es muy alto, en el caso de las esferas se puede calificar de excelente. Comparando las esferas de Girard-Perregaux con las de relojes de precio equivalente y observándolas con una lupa, en un instante se concluye que su calidad y perfección es indiscutiblemente superior. Me atrevería a decir que al mismo nivel de las piezas más elitistas del mercado.
De nuevo, lo mejor para corroborarlo es observar la imagen superior, que corresponde a un ww.tc Financial Reserva de Marcha, un modelo que pertenece a la gama de entrada (la más asequible) del catálogo Girard-Perregaux. A pesar de su enorme complejidad, de sus tres niveles y de la multitud de texto y cifras impresas, ni analizándolo con una lupa de 2,5 aumentos he podido observar la más mínima imperfección. Es importante señalar que la realidad de detalle y calidad es muy superior a la que se puede deducir de la imagen, ya que está realizada sobre un reloj de producción regular, con una cámara compacta y con luz natural, unas condiciones muy poco favorables para una fotografía macro.
Después de una jornada tan intensa y bien entrada la tarde, Carlos Serrano, nuestro impagable cicerone, nos invita a una auténtica fondue suiza. Para ello nos desplazamos casi una hora por una carretera de montaña que no cesa de subir hasta llegar a su fin, donde solo se encuentra un restaurante rural, típico y auténtico. La mala suerte hace que sea ese precisamente el día de descanso del restaurante, pero después de una hábil y simpática acción de Carlos, la amable propietaria accede a abrir la cocina para nosotros y prepararnos la deseada fondue. Sobra señalar que era excelente, al igual que los inesperados embutidos típicos de la zona.
Al día siguiente iniciamos una nueva jornada bien temprano para dirigirnos a la Villa Jean Richard, una mansión señorial realmente imponente, donde, aunque los conocemos sobradamente, una directiva del departamento de comunicación nos realiza una interesante presentación en power point sobre los productos Girard-Perregaux. Una vez finalizada la presentación, Carlos nos presenta dos imponentes estuches que contienen los diferentes calibres que manufactura Girard-Perregaux y las piezas más prestigiosas de su catálogo.
Como Carlos tiene multitud de asuntos pendientes en su despacho, nos deja solos durante más de una hora a nuestro libre albedrío con estas maravillas. Algo poco frecuente y que demuestra la gran confianza que Girard-Perregaux tiene en sus productos.
Si los calibres son fascinantes, estos relojes son el súmmum, auténticos iconos de la Alta Relojería. Se trata nada más y nada menos que de 5 modelos distintos del tourbillon sobre tres puentes de oro. Aquí es cuando tenemos tiempo de sobra para analizar e inspeccionar en profundidad todos estos relojes y mecanismos, y de donde concluimos la opinión tan favorable que he expresado anteriormente. Carlos, incluso nos ofrece una lupa para que llevemos nuestra inspección tan a fondo como queramos.
Ya que una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo alguna de ellas. Como ya he mencionado anteriormente, las condiciones y el equipo para fotografiar no son ni de lejos los más idóneos, pero aun y así confío en que sirvan para que os hagáis una idea aceptable de estas piezas.
Realmente impresionados, esperamos la llegada de Carlos, que aún nos tiene reservada una sorpresa y de las importantes. Nos muestra el calibre casi definitivo del revolucionario movimiento con escape Constant. En el año 2008, Girard-Perregaux presentó a la prensa un prototipo de este novedoso escape, que anunciaba como el futuro de su manufactura.
Al igual que las marcas más importantes del sector, Girard-Perregaux ha dedicado años de investigación para mejorar el órgano más crítico de un reloj mecánico. Firmas como Patek Philippe o Breguet, entre otras, también hace años que investigan este complejo tema y ambas han centrado sus esfuerzos en optimizar el escape suizo mediante la utilización del silicio, incluso rediseñando la geometría de las piezas que componen el órgano regulador. El resultado de este proceso, en el caso de Patek Philippe, ya lo podemos encontrar en bastantes de sus relojes actuales. La mejora con respecto a materiales y geometrías anteriores es espectacular: mejor cronometría, mayor fiabilidad, inmunidad a los campos magnéticos y mayor reserva de marcha.
Con un planteamiento realmente inesperado y arriesgado, Girard-Perregaux decidió ir más lejos. En lugar de investigar para optimizar el escape suizo, decidió partir de cero y crear un escape totalmente distinto, en nada parecido al habitual. Describir a fondo esta invención requeriría por si mismo un extenso artículo, algo que prometemos hacer en un futuro muy próximo. Solo mencionar que el escape Constant se basa en un hilo de silicio de un grosor menor que el de un cabello humano. Este hilo es el encargado de suministrar al volante del reloj la energía transmitida por el tren de engranajes y promete hacerlo con una regularidad antes impensable
Fue realmente un privilegio para Jordi y para mí, ser de las pocas personas que han podido ver el calibre definitivo con la implantación del escape Constant. Los que leéis regularmente esta web, sabéis que soy bastante escéptico en lo que concierne a invenciones revolucionarias y prototipos. El tiempo me ha demostrado que la mayoría de ellos nunca ven la luz en un reloj de producción regular y se quedan en simples promesas, o en meros alardes propagandísticos nunca demostrados.
Admito que cuando Girard-Perregaux presento en el 2008 su proyecto de escape Constant mi postura fue la misma. Pues bien, ahora y gracias a la confirmación de los máximos responsables de la manufactura, os podemos adelantar en primicia que el año que viene ya veremos los primeros relojes de producción regular con este escape.
Tras una agradable y amena comida con varios de los directivos de Girard-Perregaux, solo nos quedaba realizar la entrevista que teníamos programada a las tres de la tarde con Stefano Macaluso, Director General de Girard-Perregaux, que volvía ese mismo día de un viaje de trabajo en oriente, creo recordar que en Singapur o quizás Shanghai A pesar de retrasarse su vuelo, hizo un esfuerzo y se trasladó directamente del aeropuerto a su despacho para atendernos puntualmente. Un detalle digno de mencionar y agradecer.
Tras casi una hora de entrevista, que publicaremos esta misma semana, solo nos quedaba volver con rapidez al aeropuerto de Ginebra para tomar el vuelo de regreso.Además de a Stefano Macaluso, remarcar nuestro agradecimiento a Xavier Markl, a Guillaume Laudet y a todas las personas con las que departimos y que nos prestaron toda su atención durante esta inolvidable visita. Mención especial a Carlos Serrano, que organizó nuestra estancia con precisión y eficacia suiza y que fue nuestro perfecto anfitrión durante las dos jornadas que duró nuestra estancia. No me cabe duda de que bajo su dirección, Girard-Perregaux alcanzará muy pronto en los países de los que es responsable, el reconocimiento que merece su historia, su presente y especialmente su futuro.