Graham no es una firma que se distinga precisamente por sus diseños clásicos, sino todo lo contrario. Con una estética muy personal, agresiva y deportiva, sus relojes se basan en implementar la función cronográfica en la práctica totalidad de sus referencias, generalmente asociada a su icónico pulsador de gran tamaño.
El año pasado, en el marco de la feria de Basel 2012, la firma de La Chaux-de-Fonds nos presentó el Chronofighter 1695 Hosty Tosty, un guardatiempos que, mantienendo una indudable identificación con la marca, presentaba un diseño vintage desconocido hasta el momento.
Lanzado en oro rosa y posteriormente en acero, ahora le toca el turno a un metal novedoso dentro de la colección de Graham, la plata 925 . Esta cifra se refiere a la pureza de la plata: 92’50 %. El resto corresponde al metal con bajo punto de fusión con el que se alea, generalmente cobre, para conferir una mayor dureza a un material de naturaleza maleable o blanda como la plata pura. En algunas aleaciones como el Argentium utilizado por Bell&Ross en algunos de sus modelos, se sustituye el cobre por otros elementos que le otorgan una mayor resistencia al desgaste y a la oxidación. En el caso del Argentium, se utiliza un metaloide llamado germanio.
Con una espectacular acabado pulido, el Graham 1695 Chronofighter Silver presenta la misma caja que las referencias en oro y acero, unos cómodos 42 mm de diámetro de líneas sencillas, con los pulsadores más minimalistas de la marca en la carrura izquierda y el fondo grabado a mano con la imagen del Observatorio de Greenwich, acompañada por una abertura circular que nos permite admirar la hipnótica danza del órgano regulador, un homenaje a George Graham, el padre del cronógrafo. El calibre G1745 es el movimiento que late en su interior, un cronógrafo automático que oscila a 28.800 alternancias por hora y presenta una reserva de marcha de 48 horas.
La otra gran diferencia la encontramos en el elegante diseño clásico de la esfera plateada, recuperando las formas de los relojes de bolsillo originales de Graham con numerales romanos en las posiciones horarias, contenidos en un anillo con decoración circular concéntrica y una delicada escala perimetral de 60 segundos. Un estético «chemin de fer» lo separa del círculo central con decoración «soleil» que alberga el resto de elementos: el contador de 30 minutos a las 6 horas, también con decoración circular, y la ventana de fecha a las 3 horas. En posición central, las anchas manecillas rodiadas de horas y minutos acompañan la trotadora cronográfica.
Entregado con una correa negra de cuero -personalmente me hubiera decantado por la elegancia adicional de la piel de aligator-, el Chronofighter 1695 Silver tiene un precio recomendado de venta de 8.000 €. No sé si el resultado de la plata a largo plazo será el adecuado, pero la calidez de este metal y el bello diseño de la esfera conforman un guardatiempos estéticamente muy acertado que consigue superar a sus hermanos de colección.