Se lee en 6' 58''
  • facebook
  • Tweet
  • Linkedin
  • WhatsApp

Actualmente, las posibilidades que el mercado de la relojería ofrece al cliente final son inmensas. En el intento por llevarse la mayor parte posible del pastel, muchas de las firmas recurren a su historia como un elemento básico con el que diferenciarse del resto de sus competidores, ya sea como fuente de inspiración de sus diseños actuales, o como un valor añadido al del propio reloj.

En esta linea de actuación, Graham lanzó una nueva colección, la Geo.Graham, en la que se homenajea al inspirador de la marca, George Graham. Hasta el momento, sólo dos modelos formaban parte de ella, el Silverstone Tourbillograph y el Geo.Graham The Moon que os presentamos hace unos meses, pero en la pasada feria de Baselworld nos adelantaron el lanzamiento del guardatiempos que hoy analizamos, el Geo.Graham Tourbillon Orrery.

Graham, relojero e inventor

130711-02El relojero londinense (1673 – 1751) es conocido como el “padre del cronógrafo”, inventando el sistema de arranque-parada de esta complicación. Ideó un sistema de péndulo de mercurio que hacía que los relojes fueran más precisos en condiciones de mucho calor y mucho frío. También inventó un mecanismo de escape que lleva su nombre, el escape de Graham, que todavía se usa en relojes de péndulo de alta precisión. De hecho es el precedente de la rueda de áncora suiza que se utiliza de manera casi universal en los relojes de pulsera.

Pero además de sus aportaciones a la relojería, fue el primer constructor especializado en instrumentos astronómicos de gran tamaño, muy solicitados por los observatorios europeos. Sus dispositivos fueron reconocidos por su precisión, sobre todo después de que los astrónomos Edmond Halley (descubridor del cometa bautizado con su nombre) y James Bradley utilizaron las creaciones de Graham para llevar a cabo sus descubrimientos más significativos.

Este año, una de sus aportaciones más importantes cumple su 300º aniversario: el Orrery, un planetario rudimentario hecho de metal (ver imagen inferior) y que servía para demostrar el movimiento de los planetas en el modelo heliocéntrico. Su denominación viene dado en honor a Charles Boyle, IV Conde de Orrery y miembro de la Royal Society, que patrocinó a George Graham durante su realización.

130711-03

Para celebrar esta efeméride, Graham ha presentado el Geo.Graham Tourbillon Orrery, una edición limitada a 20 piezas con la que que logra trasladar la invención original a un reloj de muñeca. Implementando un movimiento fabricado por Christophe Claret en su manufactura de Le Locle, incluye en su diseño la representación de la Luna, la Tierra, Marte y el Sol, junto a un calendario de 300 años.

Astronomía y mecánica

El Sol, situado en posición central ligeramente desplazada a la izquierda de la esfera, es representado por el puente del tourbillon en oro rosa, grabado a mano y decorado con dos cabezas de Fénix y un diamante de 2,50 mm de diámetro en su centro. Posteriormente, encontramos la Tierra representada por un zafiro de color azul, que sigue una órbita circular heliocéntrica en sentido anti-horario. La Luna se sitúa como una esfera subsidiaria de acero rodiado que gira a su alrededor. Siguiendo con su ubicación natural más externa, Marte, el planeta rojo, viene simbolizado por un rubí que orbita siguiendo una trayectoria circular descentrada entorno al tourbillon «solar», también en sentido anti-horario.

130711-04

Estos movimiento se realizan mediante la rotación de dos discos anulares subyacentes a la esfera que se corresponden uno a Marte y otro a la Tierra, manteniéndose permanente unidos a ellos. Un pequeño eje une la Luna a la Tierra. El vaciado de la esfera permite encajar las esferas y que puedan llevar a cabo su movimiento entorno al Sol. La jaula del tourbillon se sitúa en una posición más elevada, de forma que las agujas de horas y minutos, cuyo eje se sitúa en su perímetro derecho, no interfieren en la rotación planetaria, discurriendo pausadamente bajo las manecillas.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Buscándole las cosquillas a esta representación, me he dado cuenta de que los diseñadores de Graham han mantenido prácticamente idéntica a la real la relación entre los diámetros de las tres esferas, o sea,  es un modelo a escala de la naturaleza: los 12.756 km de diámetro de la Tierra, los 3.476 km de la Luna y los 6.794 km de Marte, pasan a los 3,20 mm, 0,9 mm y 1,70 mm respectivamente en nuestro planetario. La importancia de estos datos es que la relación visual entre las tres diminutas esferas reflejan la realidad. Evidentemente debido al escaso espacio que disponemos, resulta imposible representar el Sol y las distancias interplanetarias en la misma escala. Por ejemplo, si quisiéramos mantener las dimensiones correspondientes, la jaula del tourbillon que representa al astro rey y sus 1.392.000 km de diámetro, debería medir 35 cm, y la distancia a la que deberíamos situar el zafiro azul son unos imposibles…. 38 metros!!!.

130711-05Encerrada en la enorme caja de oro rosa de 48 mm y 17,60 mm de grosor, la esfera implementa tres diferentes escalas bajo la protección de un cristal de zafiro fuertemente abovedado:

Una escala de horas y minutos tipo «chemin de fer» se sitúa en el perímetro del dial. Debido al eje descentrado, la distancia entre las indicaciones no es constante, siendo más pequeña cuanto más cerca se encuentren  del eje de la agujas, a las 3 horas, y más grande cuanto más lejos, a las 9 horas. En la búsqueda de una máxima nitidez que no interfiera en la visión planetaria, Graham no ha recurrido a índices o números que nos ayuden en la lectura. Lamentablemente, la escasa longitud de las manecillas junto a su ubicación descentrada, provocan que la precisión y facilidad de lectura no sean las idóneas, aunque la particular concepción de este reloj consigue que esta dificultad no penalice demasiado en su valoración final.

La trayectoria y posición del zafiro terráqueo nos delimita y marca las escalas del calendario anual en su parte externa, y la zodiacal en su anillo inferior, ambas de lectura en sentido anti-horario:

  • día del mes, mediante números arábigos e índices.
  • mes, mediante doce sectores en los que se ha transferido su nombre en latín.
  • signo del zodíaco, también mediante la división de un anillo en doce sectores que incluyen el nombre  de la constelación correspondiente, también en latín.

130711-06

Como podéis observar en las imágenes, debido a la minúscula separación entre los diferentes días del mes y la gran superficie relativa de la Tierra, no resulta ni rápido ni fácil discernir con precisión la fecha. Otro problema de legibilidad… que seguirá sin empañar gravemente mi nota final.

Como cabía esperar, la velocidad de rotación de los tres planetas refleja fielmente la realidad astronómica: la Luna tarda 29,45 días en completar su recorrido alrededor de la Tierra; a su vez, ésta necesita 365,25 días para realizar una órbita entorno al tourbillon solar, mientras el rubí que representa el planeta rojo precisa de hasta 687 días. El contador de 100 años (2013 a 2113) situado en el perímetro de la trasera de zafiro permite identificar la corrección de los planetas (Luna: 7 años, la Tierra: 1.156 años, Marte: 25 años). Estas correcciones se llevan a cabo desde las distintas coronas y pulsadores que encontramos en la carrura:

  • Tierra: corona a las 2 horas.
  • Luna: pulsador a las 3 horas.
  • Marte: pulsador a las 10 horas.

Las funciones de remonte manual y puesta en hora se llevan a cabo desde la corona a las 3 horas.

Fondo y Calibre

Dos cristales de zafiro adicionales se entregan conjuntamente con este guardatiempos. Cada uno de ellos implementa una escala sucesiva de 100 años cada una, del 2113 al 2213, y del 2213 al 2313, llegando a esos 300 años anunciados por la firma durante los cuales el reloj es funcional. A través del zafiro podemos admirar el magnífico trabajo realizado por Christophe Claret con el calibre G1800, tanto en lo que se refiere a su arquitectura como a la decoración. Los grandes puentes, con las aristas achaflanadas y pulidas, están bellamente decorados con «Côtes de Genève» cuyo punto de origen se sitúa en un punto de su perímetro, a partir del cual se expanden como si fueran órbitas planetarias por toda su superficie. Este movimiento late a 21.600 alternancias por hora (3 Hz), y dispone de una reserva de marcha de 72 horas gracias a sus dos barriletes.

130711-08

Una correa de aligator negro acompaña a este reloj, cuyo precio de venta alcanza los 300.000 euros.

Conclusiones

Graham nos ofrece su versión más técnica con este maravilloso guardatiempos que aúna el espíritu de George Graham y el «savoire faire» de la firma, contando con la inestimable colaboración de Christophe Claret. La legibilidad y precisión de las lecturas no es su fuerte, pero en este tipo de piezas tan fuera de lo común en que prima más la técnica y el arte, puede llegar a considerarse un mal menor… aunque en la mayoría de relojes supondría un grave problema.

Sus puntos fuertes son el diseño, los acabados de la esfera y la complejidad del mecansimo. Su robustez no obtiene una gran nota, sobretodo porque el tourbillon y los elementos móviles del sistema planetario aportan una gran cantidad de delicadas piezas susceptibles de causar problemas. La polivalencia y comodidad también sufren, tanto por su enorme tamaño y grosor, como por el suave trato que necesita esta compleja y delicada mecánica. Igualmente, sus 5 bares de hermeticidad son escasos, aunque este tipo de relojes se supone que no pisarán nunca una playa o piscina. Respecto a la fiabilidad, soy incapaz de valorarla debido a su originalidad. El tiempo dictará sentencia: tenemos 300 años para averiguarlo.

130710-f


Watch-Test es una página web especializada en análisis y comparativas de relojes mecánicos de pulsera de alta gama y de lujo. Todos los artículos de Watch-Test son originales, independientes y exclusivos, escritos por editores referentes en el sector.
Se lee en 6' 58''
  • facebook
  • Tweet
  • Linkedin
  • WhatsApp

Ingeniero geólogo, Master en Geología Marina y Master en Restauración Medioambiental, Co-fundador y editor en Watch-test. Opinión, pasión y rigor, son los pilares fundamentales que sustentan la redacción de mis artículos. La clave, disfrutar de una profesión que coincide con mi afición.

To top