En octubre del pasado año Enric aprovechaba la publicación del test dedicado al Hanhart Primus para hacer una breve introducción de la historia de esta manufactura suizo-alemana. Precisamente este año 2012, Hanhart cumple sus 130 años de historia y, en Watch-Test, queremos aprovechar la ocasión para ampliar de manera más detallada los aspectos y hechos más importantes de esta marca durante este largo período de tiempo dedicado, sobretodo, a la fabricación de relojes instrumento.
Año 1882: los orígenes de Hanhart.
Corría el 1 de julio de 1882 cuando, en un anuncio publicado en el “Anzeiger am Rhein”, el relojero Johann A. Hanhart textualmente “anuncia respetuosamente a los honorables vecinos de Diessenhofen y sus alrededores” que ha adquirido un fondo de comercio tomando posesión del local para abrir en él una relojería. El local en cuestión estaba situado en el número 33 de la Hauptstrasse de Diessenhofen, una pequeña ciudad al noreste de Suiza. Este hecho supondría la base sobre la que, posteriormente, tomaría forma la manufactura relojera de Hanhart.
Johan A. Hanhart, nacido el 11 de mayo de 1856 en esta misma ciudad a orillas del Rin, ocupó también de manera simultánea con su negocio y durante varios años el cargo de alcalde de Diessenhofen hasta que, en el año 1902, trasladó su empresa a la ciudad que por aquel entonces era considerada como la capital de la industria relojera del sur de Alemania: Schwenningen. Eminentemente basada en una producción artesanal y orientada a la venta minorista, Hanhart tiene en pocos años un notable éxito que la conduce a convertirse en la empresa más grande de su tipo en la región.
Del taller de ensamblado a la manufactura.
Precisamente esta época marcará una de las primeras etapas extremadamente innovadoras de esta família de empresarios cuando el hijo menor de Johan, Wilhelm Julius, nacido el 31 de octubre de 1902 cuando el negocio ya se había trasladado a Schwenningen, ingresa en la empresa y, de manera progresiva, la va transformando desde un mero taller de ensamblado hasta convertirla en una verdadera manufactura.
En 1924 Wilhelm Julius, que es un apasionado del deporte, lanza al mercado lo que por aquel entonces se consideraría el primer cronógrafo mecánico con un precio asequible. La historia que motivó la creación de este cronógrafo fue la siguiente.
Justo un año antes, en 1923, Wilhelm había participado en un evento de atletismo en el que sus organizadores, a pesar de su empeño, tan sólo habían podido reunir cuatro cronógrafos de distintas calidades. La adquisición de este tipo de instrumentos era una ardua tarea debido a su elevado precio motivado por la relativa novedad y compleja construcción de sus mecanismos, que tan sólo se fabricaban en Suiza y que los convertían en verdaderas piezas únicas. Este hecho alentó a Wilhelm a fabricar él mismo en sus talleres sus propios cronógrafos. En estrecha colaboración con un relojero, Hanhart diseña y construye un cronógrafo de mano iniciando la historia de una larga tradición en la fabricación de relojes instrumento. Poco tiempo después, distintos modelos de relojes de bolsillo y de pulsera completarían la colección de productos de Hanhart en esa época.
Johan A. Hanhart muere en 1932 y su hijo Wilhelm destina todos sus esfuerzos a la fabricación de sus propios ébauches a la vez que continúa con su proceso de expansión y, en 1934, abre una segunda manufactura en la ciudad de Gütenbach. Precisamente en estas instalaciones que cuentan actualmente con casi 80 de historia es en la que Hanhart realiza hoy en día la fabricación de los cronógrafos y los relojes de pulsera. Un año después de la fundación de la nueva manufactura, en 1935, es cuando ve la luz el cronógrafo complejo de dos agujas de la marca. Hanhart continúa ampliando su colección con nuevos modelos que albergan calibres cada vez más sofisticados y precisos, como un cronógrafo con una frecuencia de oscilación del volante de 360.000 alternancias por hora, que permite a la manufactura aparecer entre los primeros fabricantes de guardatiempos capaces de medir la centésima de segundo. Por aquel entonces, precisión y funcionalidad se habían convertido en las máximas de la empresa.
Modelos legendarios y la Segunda Guerra Mundial.
En 1938 se abre un nuevo capítulo en la historia de Hanhart con el inicio de la fabricación
en serie del primer modelo de cronógrafo de la manufactura, el “Calibre 40”, dotado de un solo pulsador y que no tardaría en convertirse en el producto estandarte de la firma. Un año después, en 1939, le seguirían los cronógrafos de aviador conocidos como “Calibre 41” y “Tachy Tele”, ambos con el característico pulsador de color rojo que se convertiría en el principal rasgo identificativo de la marca y cuya función consistía en evitar la puesta a cero del cronógrafo de manera involuntaria.
Durante la Segunda Guerra Mundial muchos pilotos y oficiales de la marina usaron en sus muñecas modelos de cronógrafos Hanhart que, al igual que la práctica totalidad de la industria relojera alemana, basa parte de su producción en la fabricación de pedidos para el ejército. Pero las consecuencias de esta guerra son pésimas para Hanhart ya que, a la finalización del conflicto, sus dos plantas ubicadas en Schwenningen y Gütenbach quedan en la zona de ocupación francesa lo que ocasiona que sean saqueadas y desmanteladas. La mayoría de las máquinas y planos de construcción son requisados y llevados a Francia, mientras que Wilhelm es detenido y encarcelado durante diez meses y la empresa es cerrada a la fuerza.
Dada la precaria situación, los asesores fiscales de Hanhart le recomiendan declarar la quiebra de la empresa pero, en lugar de seguir su consejo, Wilhelm con la ayuda de su esposa Gertraud, empieza a reconstruir la fábrica de Gütenbach.
Para evitar una nueva detención, en 1947 huye a Suiza para no regresar a Alemania hasta dos años después, en 1949. Durante estos dos años se dedica a adquirir máquinas que canjea por relojes de pulsera, mientras que los empleados de la empresa recuperan mecanismos, pequeñas máquinas y herramientas de los escondites que las habían albergado de manera segura durante la guerra. Gracias a ello, en 1948 es posible la reanudación de la producción de cronógrafos.
Por encargo de los franceses, el destino es ciertamente irónico, Hanhart fabrica el cronógrafo “Admiral” cuyo uso será destinado principalmente a médicos y oficiales. Al mismo tiempo también se sirven cronógrafos de precisión a la Marina Federal Alemana y, a inicios de la década de los 50, la planta de Hanhart trabaja a plena producción.
Los esfuerzos se orientan cada vez más a la fabricación de cronógrafos mecánicos de precisión y no tardará en tener una importante relevancia en el campo del cronometraje de eventos deportivos. Al mismo tiempo ven la luz otras innovadoras creaciones como los relojes temporizadores (o de cuenta atrás) y el reloj mecánico de pulsera con alarma conocido con el nombre de “Sans Souci”.
La especialización en los cronógrafos.
En 1952 Hanhart reconstruye el edificio que había sido su Sede Social desde 1902 en Schwenningen. También en este año la manufactura se presenta por primera vez, y desde entonces de manera ininterrumpida, en Baselworld.
Después de proveer de cronógrafos de aviador al ejército alemán o Fuerza de Defensa
Federal de Alemania, conocida también como “Bundeswehr” y creada en 1955, Hanhart deja de fabricar estos relojes en el año 1962 y, de manera progresiva, también todos sus modelos de relojes de pulsera. Es el momento de los cronógrafos. Sin lugar a dudas, Willy Hanhart es la pieza clave de esta transformación. Con su iniciativa y su pasión por los deportes, que todavía practica de manera activa, anima a los relojeros de la planta de Gütenbach que desarrollan continuamente nuevos modelos que llevan a la manufactura a convertirse en la empresa líder del mercado y mayor productor europeo de cronógrafos mecánicos.
Hanhart inaugura en 1963 una unidad de producción suplementaria a las ya existentes, esta vez en Neukirch. El uso de los cronógrafos Hanhart se extiende a toda Alemania en la práctica totalidad de escuelas y clubes deportivos.
La era del cuarzo.
1972 es el año que marca el inicio de la era de los relojes de cuarzo impulsada, paradójicamente, por la industria relojera suiza. Poco faltó para que significara el final de la relojería mecánica.
Hanhart instala su propia fábrica dedicada a la inyección de material plástico y desarrolla un calibre de cuarzo del que llega a vender millones de unidades. Entre los distintos clientes con que cuenta Hanhart en esta época se encuentran diversas empresas de renombre que equipan con este mecanismo sus propios relojes, además de aquellas que encargan la producción de calibres según sus propios diseños.
Con lo que probablemente no contaba la potente industria relojera de la época, Hanhart incluida, asentada sobre unos principios de tradición y productos manufacturados, era con la incursión de mecanismos de bajo coste provenientes de Extremo Oriente, propiciada por la posibilidad de ser fabricados en cadena. La presión sobre los precios aumenta inevitablemente a la vez que la creciente competencia en el sector provoca un fuerte descenso en la cifra de ventas de la empresa.
La reacción de Hanhart ante tal contratiempo es quizás de las más significativas del sector en toda su historia. Los relojeros de Gütenbach responden a la ofensiva asiática desarrollando, en 1981, un nuevo calibre mecánico con un precio económico y equiparable al de los cuarzos. De este calibre, bautizado como Calibre 3305 y que se empezó a producir en 1982 se vendieron, nada más y nada menos, que 40 millones de unidades. Sin lugar a dudas una increíble cifra aún más teniendo en cuenta las condiciones y situación de la época de la que estamos hablando.
Tan sólo un año después, en 1983, el yerno de Wilhelm Hanhart, Klaus Eble, que había ingresado en la sociedad en 1966, asume la dirección de la empresa.
La década de los 90.
Con el regreso a la relojería mecánica Hanhart recurre a su historia para presentar en esta década guardatiempos que son fieles réplicas de sus legendarios cronógrafos de aviador y cronógrafos monopulsantes. La acogida de estos modelos entre los coleccionistas y amantes de la relojería mecánica es inmediata. Al mismo tiempo la manufactura continúa orientando parte de sus esfuerzos a nuevos modelos y, en 2004, lanza el “Dornier by Hanhart”.
El origen de este guardatiempos es Irén Dornier, nieto del célebre constructor de aeronaves alemán Claude Dornier. Irén diseña y hace construir en la planta de Gütenbach un cronógrafo dedicado al legendario hidroavión Do-X que le acompañará en un viaje muy particular: con el cronógrafo Hanhart en la muñeca dará la vuelta al mundo a bordo del histórico hidroavión.
Hanhart en la actualidad.
Con el fin de conseguir un posicionamiento adecuado y la comercialización a escala internacional de sus cronógrafos, el 1 de julio de 2008, es decir, exactamente 126 años después del anuncio de la creación de la empresa Hanhart, se funda en Suiza la sociedad Hanhart AG. Esta sociedad establece su sede en el número 17 de la Hauptstrasse de Diessenhofen, a tan sólo unos pasos de aquella casa en la que Johann A. Hanhart abría su relojería en 1882.
El 1 de octubre de 2010, Thomas Morf se hace cargo de la dirección de Hanhart, en la que tiene una participación financiera. Al mismo tiempo y ampliando su participación en Hanhart Group AG, la empresa Gaydoul Group AG Suiza se convierte en el accionista mayoritario.
Actualmente, Hanhart cuenta en su catálogo con las colecciones Pioneer, Primus y ClassicTimer.
Los modelos de la colección Pioneer, estética y técnicamente, tienen sus raíces en la larga tradición de los legendarios cronógrafos de la marca. Sus principales rasgos distintivos son el inconfundible pulsador rojo de puesta a cero, la indicación bicompax de los contadores y la disposición asimétrica de los pulsadores. Características destacables y de suma importancia en este tipo de relojes instrumento son claramente identificables: funcionalidad y legibilidad.
La colección Primus ve la luz en el año 2009, resultado de una estrecha colaboración entre los talleres de Gütenbach y distintos proveedores del sector de la alta relojería suiza. Los cronógrafos integrantes de esta colección combinan elementos históricos de la marca con una moderna tecnología y un diseño más en línea con las tendencias del momento. Cada uno de los modelos que integran esta colección tiene nombre propio en alegoría al destino de cada uno de ellos: Pilot para el aire, Racer para la tierra y Diver para el agua.
Ambas colecciones, Pioneer y Primus, albergan calibres Valjoux o modificaciones de éstos. Ciertamente, no podemos hablar en estos casos de calibres manufactura de la propia marca, aunque sin ninguna duda al respecto se trata de calibres de base de contrastada solvencia y fiabilidad que, de manera adicional, permiten contener el precio de estos guardatiempos. La producción de estos relojes de pulsera supone unas 2.500 unidades anuales, hecho que, a priori, podría hacernos considerar cualquiera de los modelos como verdaderas ediciones limitadas, aún sin serlo. Los principales mercados consumidores de estos productos Hanhart son Alemania, Suiza, España, Oriente Próximo, Rusia y Estados Unidos.
Por último, los cronógrafos como instrumento constituyen un importante segmento
dentro de la gama de producción de la marca con unas 150.000 unidades anuales, de las cuales aproximadamente 25.000 se fabrican con calibres mecánicos en este caso sí, manufactura. Precisamente dentro de esto últimos se encuentra la colección ClassicTimer que hereda toda la esencia de los históricos cronógrafos de mano de Hanhart. Los mismos instrumentos que antaño se utilizaban en las carreras automovilísticas de renombre, tienen hoy su lugar en los rallys de coches de colección.
HDSPro® Acero inoxidable de última generación.
Actualmente Hanhart cuenta con una plantilla de unos 40 empleados y continúa destinando parte de sus recursos al desarrollo de nuevas tecnologías, como la presentada durante este año 2012 y que se aplicará a las cajas de sus cronógrafos de pulsera: un acero inoxidable sin níquel que, gracias a un procedimiento específico, se caracteriza sobretodo por su alto grado de dureza que le permite alcanzar una resistencia al rayado mejorada en más del 10.000% y patentado bajo la marca HDSPro®.
Sin duda alguna, la elevada dureza y resistencia a la corrosión de este nuevo material será el complemento perfecto para el uso de los relojes instrumento fabricados por Hanhart. La estructura de superficie de este nuevo acero inoxidable es, como mínimo, tres veces más dura que la de los aceros inoxidables convencionales utilizados hasta ahora. Esta dureza se traduce en una resistencia al rayado 100 veces superior, lo que permite aún exponiendo al reloj a las más duras condiciones, que éste presente el mismo aspecto que el primer día incluso tras años de uso.
Dado que durante el proceso al que se somete el acero éste no es recubierto, el material conserva su aspecto y sus propiedades hápticas originales, evitando además el desprendimiento de la capa de recubrimiento como consecuencia de su uso. Adicionalmente y dado que en este acero se ha renunciado a la adición de níquel, las cajas de los relojes fabricadas con este material no producen ningún tipo de alergia.