Puede que el fichaje de Corinne Suter como embajadora de Hublot marque el inicio de una etapa asociativa que de forma incomprensible aun no se ha desarrollado; el de la relojería de alta gama y el esquí.
Tradicionalmente y de forma sorprendentemente uniforme en la práctica totalidad de marcas relojeras de alta gama, se ha establecido una asociación con una serie de disciplinas deportivas o profesionales cuya lógica, salvo factores psicológicos como el deseo de pertenencia o el aspiracional, desafía toda lógica.
Buceo, aviación, polo, vela.. son las especialidades más repetidas y se asemeja a una lista de las actividades más absurdas para un reloj mecánico. En ninguna de ellas se utiliza otro instrumento del tiempo que no sean relojes o instrumentos digitales e inteligentes. Pero si lo analizamos desde la perspectiva de mercado, la lista aun adquiere proporciones más absurdas. Difícilmente encontraremos actividades con menos practicantes y por tanto con menos cliente objetivos.
Por todo ello y probablemente influenciado por mi pasión por los deportes de nieve nunca he entendido como nadie se ha percatado del enorme hueco de mercado que existe para los relojes mecánicos en el deporte del esquí. Más incomprensible aun tratándose del deporte rey en Suiza, que también es el país que reina en el dominó de la relojería mecánica de alta gama.
El número de practicantes de los deportes y actividades antes mencionadas es enormemente escaso, bien por tratarse de una actividad profesional minoritaria y extrema o por ser un deporte solo al alcance de las élites. En contraposición con el esquí, los datos son sonrojares; es un deporte que cuenta con estaciones en 100 países del mundo y que se calcula practican 135 millones de personas. Por tanto, en lo referente a potencial mercado objetivo no hay color.
Además, si atendemos a las necesidades objetivas como instrumento para conocer la hora, es probablemente la única actividad deportiva en la que un reloj mecánico aventaja a un instrumento «smart» o inteligente. Todos los que practicáis esquí sufrís un inconveniente enorme para consultar la hora; el frio. El reloj siempre se viste por debajo de una multitud de capas de ropa y para consultarlo, ademas de probablemente necesitar desprenderse de un guante, hay que retirar estas capas de la muñeca. Hacerlo a temperaturas que, salvo raras ocasiones, están bastante por debajo de los 0 grados, no es precisamente agradable. Resultado; la práctica más habitual en una telesilla es preguntar al compañero de remonte ¿Que hora debe ser?… si cuela cuela.
Si pudiéramos ceñir nuestro reloj por encima de toda la vestimenta desaparecería el problema, pero aquí surge la incompatibilidad de la electrónica con las temperaturas bajas; simplemente deja de funcionar. Por contra, un reloj mecánico con los aceites adecuados podría funcionar bajo temperaturas extremadamente frías. Esto ya lo demostró hace años un reportero que cubría bajo temperaturas muy bajas un evento de la copa del mundo de esquí con su Leica mecánica. Él fue el único capaz de realizar su trabajo ya que las cámaras electrónicas del resto de fotógrafos se congelaron.
Esperemos por tanto que el fichaje de Corinne Suter por parte de Hublot signifique un paso adelante en este sentido. Hublot ya ha contado con tres esquiadores en su círculo embajadores, pero ya por dedicarse a un actividad mucho mas minoritaria como es el esquí de fondo, por estar ya retirados o por no haber cumplido con las expectativas deportivas, no pueden cumplir plenamente como divulgadores del reloj mecánico en estas lides.
Por contra, Corinne Suter lo tiene todo. Es la actual campeona mundial de descenso, la actividad más espectacular y en consecuencia más mediática del esquí alpino. Además es suiza y joven para su disciplina; solo 26 años. Ahora solo cabe esperar que Hublot atienda mis ruegos y desarrolle un Big Bang que técnicamente pueda resistir temperaturas muy bajas y por tanto ser vestido por encima de la indumentaria de esquí. Los astronautas ya lo hicieron hace décadas en el espacio. Clientes no les faltarían y estoy convencido que se convertiría en una tendencia.