Extremo es el calificativo que mejor define al Hublot MP-13 Tourbillon Bi-Axis Retrograde. Se trata de un reloj extremo en todos los sentidos, tanto en el apartado estético como en el técnico. Aunque esto no debería sorprender a los apasionados de Hublot o de la Alta Relojería contemporánea, pues sin duda conocerán que la búsqueda de lo extremo es la finalidad de la colección MP.
Las cajas de los MP de Hublot se apartan de todo lo que podamos considerar como convencional y no lo hacen por capricho ya que se adaptan a la configuración extrema de los movimientos que protegen en su interior. Por tanto, es difícil seguir nuestra pauta habitual de tratar los elementos del reloj de forma totalmente aislada.
Debido a esta necesidad adaptativa, no existe un diseño común a todos los MP que ha creado Hublot, aunque todos tienen en común que su geometría es indefinible. Afortunadamente vivimos el siglo XXI, donde la imagen en todos los formatos y medios imaginables es una constante, porque de lo contrario sería imposible transmitir solo con palabras el diseño de la caja del MP-13.
El diseño de la caja del MP-13 es una adaptación del que ya vimos en los MP-09 (artículo) y difiere totalmente del de los MP-11 (artículo) o los MP-05 (artículo). La causa es que el MP-13 y el MP-09 comparten el mismo tourbillon biaxial y el motivo del espectacular cubículo de su parte inferior es poder mostrar la doble rotación de este elemento en todo su esplendor.
El material elegido por Hublot para elaborar la caja del Hublot MP-13 Tourbillon Bi-Axis Retrograde es el titanio, la que se aplica un acabado satinado. Este metal es una elección lógica ya que su ligereza compensará su tamaño, de 44 mm de diámetro por 16,7 mm de grosor. Especialmente su altura es más que notable, pero no podemos esperar otra cosa de un reloj de vanguardia cuya finalidad es lo extremo.
Como ya denuncia su nombre, el MP-13 Tourbillon Bi-Axis Retrograde añade a la alta complicación de tourbillon bi-axial la de indicación retrógrada. De hecho son dos las indicaciones de este tipo que n os ofrece y por tanto una denominación más precisa sería «bi-retrograde».
Las indicaciones retrogradas complican mucho el I+D de un calibre, pero no aportan nada a nivel práctico. Ya sé que dicho así suena muy mal, pero es lo cierto. Lo que aportan las indicaciones retrógradas no es nada objetivo. Lo que generan a los apasionados, conocedores y coleccionistas es un atractivo fascinante y difícil de describir. Por tanto, cumplen la principal misión de cualquier complicación relojera mecánica; enamorar a su futuro propietario.
El principio de funcionamiento de una indicación retrógrada es un índice en forma de arco recorrido por una aguja que cuando llega a su final retrocede al inicio para seguir con la medición de forma prácticamente instantánea. Este proceso genera un gran choque en muchos de los elementos que componen el mecanismo retrógrado y además consume mucha energía, las dos grandes dificultades con las que se enfrenta el diseñador de estos movimientos.
Lógicamente, la gran protagonista estética de los relojes con indicaciones retrógradas es su esfera, que es donde se muestran. En el caso del MP-13 observamos con claridad dos grandes arcos que abarcan un recorrido de lo que en un reloj convencional serían entre las 8 horas y las 4.
El índice más externo es el de los minutos y por tanto está dividido en 60 fracciones, indicadas cada cinco de ellas por número árabes. El segundo arco, ubicado inmediatamente hacia el interior de la esfera, es el que nos indicará las horas, en este caso referenciadas por 12 números árabes. Ambos índices son recorridos por dos agujas esqueletizadas de buen tamaño.
Un detalle técnico importante es que la aguja horaria se mueve a saltos entre una hora y la siguiente, mientras que el recorrido de la aguja de los minutos es continua. Esto puede parecer un detalle intrascendente, pero no es así, ya que facilita enormemente la lectura precisa del tiempo.
El mecanismo responsable de estas indicaciones y complicaciones es tan impresionante como la caja que lo envuelve. Se trata del calibre HUB6200, un movimiento de carga manual que incorpora las complicaciones e indicaciones de tourbillon bi-axial y retrógradas.
El tourbillon bi-axial, desarrollado internamente por Hublot, cuenta con dos ejes. En uno de ellos el tourbillon realiza una vuelta completa cada minuto y en el otro la realiza cada 30 segundos. Esto genera un movimiento tan hipnótico como el de las indicaciones retrógradas. Este mecanismo bi-axial se presentó por primera vez en el MP-09 del 2017.
El calibre HUB 6200 está compuesto por 374 piezas. Su volante oscila a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora (3 Hz) y ofrece una reserva de marcha de 96 horas. Estos 4 días de reserva de marcha resultan asombrosos si tenemos en cuenta el enorme consumo de energía que generan, tanto el tourbillon bi-axial como las indicaciones retrógradas.
La imagen superior es más explicita que mil palabras. Saltando muchos pasos intermedios, en ella vemos la evolución del montaje de este Hublot MP-13. Abajo a al derecha vemos el calibre ya montado pero desnudo. A la izquierda vemos como se le ha añadido lo que en un reloj convencional sería la esfera, pero que en este se limita a los dos índices retrógrados y a las agujas. Finalmente, en la parte superior, vemos como el conjunto ha sido introducido en el interior de la caja.
El Hublot MP-13 Tourbillon Bi-Axis Retrograde es un reloj elitista, destinado a los privilegiados que suspiran por una de estas obras de arte mecánicas vanguardistas de pulsera. En consecuencia, también es elitista su precio, de 165.000 EUR. De este Hublot MP-13 solo se producirán 50 piezas numeradas. No me cabe duda de que el número de aspirantes a él multiplicará esta cifra.