Hublot se une a la expedición antártica del Polar Pod
Hublot colabora con la expedición Polar Pod, un buque ecológico creado por Jean-Louis Etienne para explorar el océano que rodea la Antártida.
En el marco de su programa Hublot Xplorations, la marca ha firmado un nuevo acuerdo de colaboración con la expedición Polar Pod. Concebido por el explorador y ecologista francés Jean-Louis Etienne –el primer hombre que consiguió llegar al Polo Norte en solitario–, este navío con cero emisiones tiene por objetivo estudiar el Océano Austral que rodea la Antártida. Esta zona es conocida por sus huracanados vientos y su mar embravecido.
Con el fin de poder resistir en todo momento los embates del mar, el Polar Pod es un navío vertical de 100 metros de altura (con 80 metros de calado) estabilizado con la ayuda de 150 toneladas de lastre y que escapa de la agitación de la superficie, sobre todo porque el enrejado que lo compone apenas se ve afectado por el oleaje. El buque carece de motor, por lo que utilizará la corriente circumpolar para impulsarse y obtendrá su energía de seis turbinas eólicas.
Su predecesor, el RV FLIP estadounidense
El diseño del Polar Pod está inspirado en la plataforma de deriva americana RV FLIP. Este barco fue construido en la década de 1960 para escuchar a escondidas a los submarinos en el Pacífico, ya sea a la deriva o anclados en el fondo. Remolcado horizontalmente hasta el área de estudio, es basculado verticalmente por tanques de agua de mar de lastre. A una profundidad de 80 metros, lejos del ruido de la superficie, los hidrófonos captaban la propagación del ruido de los motores submarinos. Desde el final de la Guerra Fría, ha sido asignado a la investigación científica realizada por el Instituto Scripps de Oceanografía en California.
El flotador es un enrejado de tubos de acero de 90 metros, rematado por la parte habitable, una cesta de aluminio situada a 10 metros sobre el agua. Esta góndola consta de tres plantas (vivienda, laboratorio seco, sala de informática, laboratorio húmedo) rematadas por una cubierta superior donde se ubica el puente de navegación. A ambos lados de la góndola, dos pasarelas de 15 metros soportan los sensores de búsqueda. Equipados como brazos de grúa, permitirán el transbordo de equipos y de la tripulación con el buque de suministro.
Puede desplegar la superficie vélica (260 m² dividida en dos alas) para aumentar la velocidad de deriva del Polar Pod si es necesario en caso de rumbo de colisión o si la corriente circumpolar se aleja.
Con estos dos apéndices inclinados hacia adelante, el Polar Pod se comporta como una veleta y mira hacia el viento. El conjunto equipado ronda las 1.000 toneladas, pero son las 150 de su lastre inferior las que aseguran la estabilidad vertical. Obtuvo la validación de la Comisión Central de Seguridad de Buques en febrero de 2019. La construcción del Polar Pod comenzará en junio de 2022, y su botadura está prevista para finales de 2023. A continuación, la expedición durará tres años, hasta 2026. A una velocidad media de 1 nudo (8 km/h), ½ nudo de viento y ½ de corriente, la circunnavegación debería durar dos años. Sus ocho miembros harán relevos cada dos meses.
El desconocido océano Austral
El océano Austral, el cuarto más grande del mundo en términos de superficie, capta el 50% del CO2 que absorben los océanos del planeta en su conjunto, lo que lo convierte en un agente clave desde el punto de vista climático. Este océano es impulsado por la Corriente Circumpolar Antártica (ACC), una verdadera correa de transmisión entre las aguas de los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. La CCA es uno de los dos motores de la circulación oceánica global, lo que lo convierte en un elemento esencial en el equilibrio del clima terrestre.
Aunque sus aguas conforman una enorme reserva de biodiversidad marina, los científicos carecen en gran medida de mediciones y observaciones sobre esta parte del globo. El Polar Pod, equipado con los instrumentos más eficientes, permitirá recopilar de forma continuada datos valiosos sobre la diversidad biológica, la dinámica de las corrientes, los efectos de la contaminación humana y los intercambios entre la atmósfera y el océano que regulan el clima.
Estos datos estarán disponibles para toda la comunidad científica internacional. Estas investigaciones, que estarán coordinadas por el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés) en colaboración con el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) y el Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (Ifremer), contarán con la participación de investigadores de 43 instituciones y universidades de 12 países. Asimismo, un programa pedagógico permitirá que los estudiantes escolares sigan las aventuras del buque a través de vídeos y exposiciones.
El proyecto encaja a la perfección en el programa Hublot Xplorations, que se apoya en tres pilares: el Espacio, con la creación de componentes para el robot marciano Exomars de la empresa Space X; la Tierra, a través del apoyo a la asociación Sorai para la protección del rinoceronte y otras especies animales en peligro; y el Mar, con el mecanismo de Anticitera y, ahora, con Jean-Louis Etienne y la misión Polar Pod, un proyecto en el que Hublot tiene la intención de implicarse al 100%.