La indicación de reserva de marcha es, probablemente, una de las más útiles de cuántas puede albergar nuestro reloj mecánico, más aun en el caso de que este sea de remonte manual. Si nuestro guardatiempos es automático y lo usamos a diario, es más que probable que siempre disponga de energía almacenada y no debamos preocuparnos de darle cuerda. No sucede lo mismo cuando, siendo manual, somos nosotros los que debemos estar pendientes de armar el muelle real del barrilete.
La indicación de reserva de marcha se implementa habitualmente en la esfera del reloj – aunque en ocasiones también puede albergarse en la trasera – mediante una aguja que apunta a una escala. Esta escala puede estar graduada bien en porcentaje de carga, bien reflejando las horas restantes de funcionamiento del reloj. Si no disponemos de esta indicación, debemos hacer un ejercicio de memoria para recordar cuando le dimos cuerda a nuestro reloj por última vez o bien, lo más recomendable para reservas de marcha cortas (por debajo de 48 horas) remontarlo a diario. No hay nada más molesto que nuestro reloj se pare.