Sin lugar a dudas, la máxima prueba de confianza que puede ofrecer una manufactura a sus clientes es el período de vigencia para la garantía otorgada a sus relojes. IWC Schaffhausen se suma a una tendencia que ha ido en aumento durante los últimos años lanzado el programa My IWC, un programa que permite aumentar la garantía de sus guardatiempos desde los 2 hasta los 8 años … y con carácter retroactivo.
En el sentido de las palabras del primer párrafo y con motivo de la presentación de My IWC, Christoph Grainger-Herr, CEO de IWC Schaffhausen explica que «Como consecuencia de nuestra incesante inversión en la calidad, resistencia y durabilidad de nuestros productos, y gracias la apertura del nuevo centro de manufactura en 2018, estamos renovando la legendaria promesa de calidad dirigida a nuestros clientes».
A partir de este momento, todos los futuros compradores de uno de los relojes de IWC tendrán la posibilidad de unirse al programa My IWC. Tras este registro, y de manera automática, la garantía limitada internacional se extenderá de dos a ocho años. Pero las buenas noticias van más allá de lo que atañe a las piezas de nueva adquisición, ya que los poseedores de un reloj IWC comprado durante los dos últimos años y que aún tengan vigente la garantía, podrán unirse también al programa con la consecuente extensión de la garantía.
Obviamente, My IWC ofrecerá otras ventajas a los usuarios registrados. Entre estas ventajas adicionales se contará con el acceso a servicios exclusivos y a la información anticipada sobre nuevos productos de la manufactura y eventos.
La implantación del programa My IWC y la extensión de la garantía limitada internacional son el resultado de años de fuerte inversión por parte de IWC en las capacidades de la manufactura y en la excelencia en la calidad. Un hito importante en este contexto fue la apertura del nuevo centro de manufactura en 2018 (Manufakturzentrum), para conmemorar el 150º aniversario de IWC. En estas vanguardistas instalaciones, IWC ha consolidado con éxito la fabricación de cajas y piezas de movimientos así como el ensamblaje de estos últimos, todo ello en una planta diáfana altamente flexible. El nuevo concepto de la manufactura está organizado en etapas lógicas y sucesivas: desde el metal sin procesar hasta el acabado de la caja del reloj o el movimiento. Este enfoque permite a IWC conseguir un flujo de trabajo más eficaz, una mejor comunicación y un sistema de gestión de la calidad totalmente integrado.
Y es que si hacemos cuatro números para ser conscientes de lo que suponen ocho años para el funcionamiento de un reloj simple, de los de tres agujas, los resultados son ciertamente sorprendentes. En un período de ocho años se incluyen seis años normales (365 días) más dos de bisiestos (366 días). Todos ellos a razón de 24 horas diarias lo que supone un total de 70.128 horas. Si tomamos como ejemplo de referencia un movimiento que oscile a 4 Hz (28.800 alternancias por hora) implica que, durante estos ocho años, el número de alternancias totales será de … 2.019.868.400!!!!, es decir, la aguja de los segundos dará más de 2.000 millones de pequeños saltos en su desplazamiento por la esfera. Ahí queda el dato, cuanto menos curioso, que puede dar una dimensión más tangible de la importancia del período de garantía … y de la necesidad de someter nuestros relojes a los mantenimientos recomendados.
Para más información sobre este programa de IWC podéis clicar sobre este link.