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TEST – IWC Ingenieur Mission Earth

El Ingenieur de IWC siempre ha sido uno de mis relojes “icono”, aunque su permanente evolución, muchas veces desconcertante, me ha llevado del amor al odio y viceversa de forma casi continua.
Cuando el Ingenieur fue creado en 1955 bajo el diseño de Gerald Genta, tenía una filosofía que partía de un punto clave muy definido: Su resistencia al magnetismo. En los años 50 la proliferación en la vida cotidiana de aparatos eléctricos, todos ellos dotados de transformadores, supuso que los relojes de pulsera vivieran continuamente en la cercanía de corrientes magnéticas. Este fenómeno físico puede producir en un reloj mecánico un devastador, aunque no irreversible, efecto negativo de forma inmediata. Si la espiral de nuestro reloj se magnetiza no se detendrá, pero pasará súbitamente a producir una desviación inaceptable bajo cualquier parámetro.

IWC tenía muy claro este fenómeno y creó un reloj específicamente diseñado para combatir el pernicioso efecto. Pero la firma de Schaffhausen fue mucho más lejos, desarrollando un reloj capaz de resistir corrientes magnéticas mucho más fuertes de las habituales, las fuerzas magnéticas a las que podían someterse los ingenieros que trabajaban en entornos con transformadores industriales. 
La evolución del Ingenieur desde sus inicios hasta la actualidad ha sufrido una serie de evoluciones y cambios que no parecen seguir un patrón determinado. Su grosor y el diámetro de la caja han variado en forma extrema. De los 38 mm hemos llegado a los 46 mm actuales, un aumento casi exacerbado. Lo que de forma lógica si se ha mantenido a lo largo de sus ajetreada historia ha sido su resistencia al magnetismo. Esto ha sido así hasta que alguien en IWC tuvo la feliz idea de presentar un Ingenieur que prescinde de su caja interna de hierro dulce. Así se pudo montar un cristal de zafiro en la trasera de la caja, lo que permite contemplar su mecanismo. Esta creación es el “Big Ingenieur” con su calibre de la serie 50000, que proporciona 7 días de reserva de marcha.
Me parece muy bien que IWC decida mostrar tan bello mecanismo, pero que denomine al reloj Ingenieur es un un disparate como pocas veces he visto en el mundo de la relojería. El calibre 50000 ya se puede ver en numerosos relojes de la marca, como por ejemplo en los Potuguesse. Lo que no es concebible es que un IWC con el nombre de Ingenieur carezca de las propiedades anti-magnéticas que dan sentido a su nombre.
En la colección actual, conviven el mencionado pseudo-Ingenieur con un par de cronógrafos y con el que en mi opinión es el verdadero y auténtico descendiente de esta saga: El Ingenieur Mission Earth. Por tanto, en el centraré este análisis.
La caja del Mission Earth es la de mayor tamaño de cuantos Ingenieur han existido, nada menos que 46 mm de diámetro. Estas dimensiones le hacen perder la condición de polivalente que ha ostentado durante muchos años, pero ha sido un movimiento plenamente consciente y calculado por parte de IWC. Según la marca suiza, este Mission Earth es un reloj destinado a ser utilizado en las actividades terrestres más duras que puedan existir. Por ello, tanto su caja como mecanismo están diseñados para cumplir sin restricciones dicho objetivo.
Lógicamente se mantiene la caja interna de hierro dulce, que le proporciona una resistencia magnética de 80.000 amperios. Una emisión mucho mayor de la que nos podamos encontrar en casi cualquier circunstancia. La consecuencia es que el fondo de la caja es ciego, sin cristal de zafiro, pero esto no tiene importancia alguna en un Ingenieur. Se mantiene la gran corona de los últimos modelos, lo que es un acierto ya que permite ser manipulada con facilidad, incluso con guantes. Una corona sobredimensionada solo tiene un inconveniente, que es su propensión a ser golpeada o trabada en cualquier saliente que encontremos en nuestro entorno. La solución de IWC a ello es simple y lógica, incorporando dos realces a su alrededor que la protegen, pero que no impiden la manipulación de la corona al ser extraída.
Su hermetismo es de 12 bares (120 metros), una cifra excelente para un reloj con su vocación y que incluso le permite ser utilizado en actividades de submarinismo de poca profundidad.
Si conjuntamos todos los elementos funcionales que hemos descrito, su gran tamaño y grosor (15 mm) son plenamente justificables e incluso convenientes para el tipo de actividad al que está destinado. Este tamaño también permite implantar una esfera de generosas dimensiones, lo que beneficia la legibilidad en cualquier condición.
El mecanismo que equipa al Mission Earth es el moderno calibre 80110, diseñado y desarrollado por IWC con el único parámetro de ser el más robusto y fiable de cuantos ha fabricado en su historia. Una elección plenamente coherente con la filosofía de este Ingenieur.
En relojería, robustez y fiabilidad son términos inversamente proporcionales a las complicaciones de un mecanismo. Por tanto, las características de este 80110 son extremadamente básicas: 28.800 alternancias por hora, un solo barrilete, 44 horas de reserva de marcha y por supuesto carga automática. De esto último se encarga el eficiente sistema “Pellaton” exclusivo de IWC. La única complicación que incorpora es el fechador situado a las 3 horas, algo que no afecta en absoluto a su fiabilidad.
Pero no nos llevemos a equívocos. Que un mecanismo sea básico en su estructura y diseño no significa que sus acabados sean bastos. Una simple observación de la imagen nos permite verificar que las terminaciones del 80110 están muy cuidadas. Se aprecian perfectamente los cantos ligeramente achaflanados y pulidos de los puentes, la platina perlada y los tornillos también pulidos. Estos detalles puede parecer que tengan meramente como objeto ensalzar su apariencia visual, pero no es así en absoluto. Además de la lógica belleza que aportan, estos detalles implican fiabilidad a largo plazo, ya que la ausencia de acabados implica fácilmente que a medio-largo plazo se desprenda alguna rebaba de metal y que interfiera en el tren de rodaje, en el conjunto volante/espiral o en el escape. Las consecuencias de ello serían inequívocamente nefastas para su buen funcionamiento.
La esfera es de un tono negro mate, con la discreta decoración típica de los Ingenieur. Tanto índices como agujas, con su tratamiento luminiscente, son de grandes dimensiones. Todo ello proporciona un conjunto que prima la legibilidad, un aspecto que como he mencionado con anterioridad es vital en un reloj con estas aspiraciones.

Existen dos variantes en la pulsera del Mission Earth. Una es el típico brazalete de acero, que además de durabilidad le aporta un cierto de grado de polivalencia de uso. La otra opción es la deportiva correa de caucho, también de gran resistencia, pero que dada su flexibilidad quizás es más adecuada para usos extremos. En el primer caso el peso total del reloj es de 245 gramos y en el segundo de 178, una diferencia importante que debemos considerar seriamente antes de la adquisición. Claro que la solución ideal es adquirir el reloj con las dos pulseras y alternarlas en función de cada ocasión.
Si observamos la página web de IWC o su catálogo, veremos que las imágenes que acompañan al Mission Earth se ambientan en actividades de alpinismo de altura. Este es el motivo inicial de mi empatía, ya que se trata de una actividad que he practicado durante bastantes años y se de la vital importancia del reloj.


En alturas superiores a los 3.000 metros, encontrase con temperaturas inferiores a los -20ºC es algo muy corriente. En estas condiciones, puedo asegurar que abrir el velcro de los guantes y retirarlos, aunque sea ligeramente, para ver la hora, no es una situación placentera. Si además estamos en plena escalada de hielo, o nos detenemos y aseguramos, con la pertinente pérdida de tiempo que implica, o es imposible realizar esta operación para consultar la hora. La solución perfecta es ir equipados con un reloj lo suficientemente robusto y resistente para ser llevado por fuera de la vestimenta. Hay que tener en cuenta que el conocimiento exacto de la hora en esta práctica alpina, es vital en el más estricto sentido del término.
Soy consciente que pensareis que esta actividad es minoritaria y que pocos clientes objetivos tendrá el Mission Earth para tal fin. Si así pensáis acertareis plenamente, ya que sin duda el alpinismo es una actividad extremadamente minoritaria. Aunque aun lo es más el navegar en veleros y la mayoría de marcas no paran de lanzar modelos para tal teórica actividad.
Pero hay una actividad masiva que siempre me ha sorprendido que no utilice ninguna marca relojera como objetivo de marketing: el esquí. Los que practicáis actividades de deslizamiento en nieve (así incluimos snowboard y otros…) sabréis perfectamente que temperaturas de -15ºC e inferiores son bastante corrientes en las estaciones de esquí, y totalmente garantizadas si se desarrollan en los Alpes.
En estas condiciones, en las cuales se encuentran millones de personas cada año, el problema de la consulta de la hora es el mismo que en el alpinismo. Pues bien, el Ingenieur Mission Earth es la solución perfecta para tal problema. Lo podremos llevar por encima de nuestra vestimenta sin el típico miedo que sufrimos los amantes de la relojería mecánica.
Obviamente, esta vocación extrema del Mission Earth lo hace incompatible, o por lo menos poco adecuado, para ocasiones de protocolo más o menos estricto. Pero para ello hay otros muchos relojes e IWC deja muy claro el enfoque especializado de este Ingenieur.
Mi recomendación no puede ser más absoluta para cualquier actividad deportiva, las acuáticas incluidas. También es un reloj plenamente adecuado cuando vestimos de sport. Si además practicáis el esquí, este es EL RELOJ.

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