La centenaria manufactura Jaeger-LeCoultre cuenta con uno de los catálogos más extensos de la Alta relojería. Tenemos las colecciones Master Control, Master Compressor, los AMVOX, el icónico Reverso, los exclusivos Atmos, los Diving, los ultra-complejos Grande Tradition… es prácticamente imposible que alguien no encuentre su reloj ideal entre tan vasta oferta.
Pero hay una colección, la de más reciente creación, que a mi particularmente me parece la más fascinante de Jaeger-LeCoultre y casi diría que de la Alta Relojería en general: los Duomètre. Es realmente complejo crear una nueva gama de relojes que difieran estética o técnicamente de lo que ya existe, pero crear una que se diferencie positivamente en ambos aspectos es algo que realmente se consigue en muy pocas ocasiones.
El concepto técnico que aporta el Duomètre es el que Jaeger-LeCoultre denomina Dual-Wing. Lanzado en el año 2007 con el Duomètre à Chronographe, evolucionó en el 2010 con el Duomètre à Quantième Lunaire y ahora, en el SIHH 2012, llega el Duomètre à Sphérotourbillon.
La finalidad del Dual-Wing es eliminar la merma de precisión que origina cualquier complicación adicional añadida a la imprescindible de horas y minutos en un reloj. Para ello recurre a un esquema técnico que cuenta con dos fuentes de energía y dos trenes de rodaje independientes, que comparten el mismo órgano regulador.
El Duomètre à Sphérotourbillon asocia esta solución técnica a un tourbillon para incrementar aun más la precisión cronométrica de esta pieza. Para ello no recurre aun tourbillon convencional, que todos sabemos tiene poca utilidad en un reloj de pulsera, sino que implementa un tourbillon que gira sobre dos ejes. El Sphérotourbillon efectúa un giro sobre su jaula de titanio cada 30 segundos, al tiempo que efectúa un segundo giro sobre un eje inclinado 20 grados cada 15 segundos.
Además de su doble rotación, este es el primer tourbillon que permite ser ajustado con una precisión de un segundo. Para ello, permite parar la aguja de los segundos y resetearla a cero para sincronizar el reloj de la forma más exacta posible.
El concepto “dual” del Duomètre tambien se aplica a la esfera. Como en sus predecesores, la esfera del Sphérotourbillon distribuye las indicaciones de forma simétrica y claramente diferenciada, lo que permite una fácil y rápida lectura de sus funciones. Así, a las 3 horas encontramos un gran sub-dial que alberga las indicaciones de horas y minutos, junto con un anillo perimetral que nos indica la fecha. Para equilibrar la simetría, a las 9 horas, encontramos el tourbillon, que es visible a través de un corte efectuado en la base de la esfera. A las 12 horas encontramos el indicador 24 horas referente a la función de doble huso horario. De un diámetro exacto, a las 6 horas se sitúa el pequeño segundero. A la derecha de ambas sub-esferas encontramos los correspondientes indicadores de reserva de marcha.
El mecanismo responsable de todas estas maravillas es el calibre Jaeger-LeCoultre 382. Este calibre está compuesto de 460 piezas y su frecuencia de oscilación es de 21.600 alternancias por hora. El conjunto del tourbillon, formado por 105 piezas, pesa tan solo 0,518 gramos. Su diámetro es de 33,7 milímetros y su grosor de 10,45.
El Duomètre à Sphérotourbillon se ofrece inicialmente en un a caja de 42 milímetros realizada en oro rosa. Combina las terminaciones pulida y satinada, y recurre al cristal de zafiro en su fondo para no cometer el sacrilegio de ocultar su mecanismo.
Hasta aquí solo una breve descripción para hacernos una idea general de lo que comporta este imponente reloj. Entrar a fondo en él, como merece, requerirá un artículo de dimensiones considerables, algo que dejamos para un futuro análisis en profundidad.