Este nuevo tourbillon de Jaquet Droz no es una novedad, dado que fue presentado en marzo de este año en la feria de Baselworld. La noticia es que la firma suiza anuncia que ya está disponible en sus distribuidores autorizados. Esto es algo corriente en Alta Relojería, ya que desde que es presentado un nuevo modelo, normalmente transcurren meses antes de que esté disponible para su venta.
Probablemente, por lo menos en mi opinión, Jaquet Droz realiza unas de las esferas más atractivas que existen. De hecho se puede considerar que esta es su gran especialidad, lo que se refleja en todos los modelos de su colección, que se ofrecen con diversas variantes de este elemento. La variante más característica y emblemática es la esfera esmaltada, la cual requiere de un proceso manual de cocción extremadamente delicado. La más mínima variación en los tiempos y temperaturas de cocción implica que esta se resquebraje o que no obtenga la textura y el tono deseado.
Este tourbillon de Jaquet Droz pertenece a su colección más emblemática, denominada La Chaux-de-Fonds, que agrupa sus grandes complicaciones como son las repeticiones de minutos, los cronógrafos rattrapantes o el calendario perpetuo. Porque aparte de sus esferas no debemos olvidar que Jaquet Droz es una de las firmas más antiguas de la relojería, lo que necesariamente implica dominar al más alto nivel los mecanismos y sus complejidades.
La historia de Jaquet Droz se remonta a 1735, cuando el relojero que le da nombre funda una manufactura en la población de La Chaux-de-Fonds. Lamentablemente, cuando Jaquet Droz fallece en 1790, también desaparece la marca. Tenemos que esperar más de dos siglos para verla renacer, concretamente hasta el año 2001 cuando el Grupo Swatch adquiere la marca, o más concretamente su nombre. El presidente del grupo, Nicolas Hayek, al igual que hace con Breguet, posiciona Jaquet Droz en el nivel más alto del grupo e invierte lo necesario para que se convierta en una firma puntera en el firmamento de la Alta Relojería. Su producción es muy reducida y también lo son los puntos de venta oficiales. En consecuencia no es una marca conocida por el gran público, aunque muy apreciada entre expertos y coleccionistas.
Centrándonos en el nuevo tourbillon, para implantarlo, Jaquet Droz recurre a una de sus indicaciones más estéticas y apreciadas: el Grand Seconde. Esta disposición de las indicaciones consiste en una subesfera ubicada a las 12 que contiene las agujas de horas y minutos, mientras otra subesfera situada a las 6 indica los segundos. De hecho esta disposición es la natural de un movimiento mecánico, ya que el simple hecho de trasladar los segundos al centro, en el mismo eje donde normalmente se ubican la aguja horaria y la minutera, ya es de por si una complicación. La característica que distingue a los Jaquet Droz con esta disposición es el gran tamaño de la esfera de los segundos, unas tres veces mayor de lo habitual.
En el caso concreto de este nuevo tourbillon, se invierte la posición de las subesferas, pasando el gran segundero a las 12 horas. Precisamente en el, es donde se ubica el tourbillon, que aparte de la gran complejidad que implica, está alojado en una jaula realizada en cristal de zafiro. El efecto resultante es de lo más fascinante, ya que da la sensación de que todo el conjunto regulador esta flotando en el aire. El volante de su calibre automático 25JD oscila a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora y su reserva de marcha es de 7 días. Lo realmente atípico es que dicha reserva de marcha se obtiene a partir de un solo barrilete.
La caja mide 43 mm, un diámetro bastante por encima de lo habitual en relojes clásicos, y se ofrece en dos variantes: oro rojo y oro blanco. La versión de oro rojo emplea una esfera de color marfil realizada a mano en esmalte “Grand Feu”. La esfera de la versión en oro blanco es de un tono negro mate con decoración “Côtes de Genève”. Como podéis apreciar en las imágenes, el resultado son dos relojes con idéntica mecánica y disposición , pero con una imagen totalmente distinta. Evidentemente, decantarse por uno u otro es cuestión de gustos personales ya que ambos trasmiten el mismo nivel de clase y elegancia.
Si disponéis de los fondos para adquirir un tourbillon de Alta Relojería, este Jaquet Droz es sin duda una de las opciones más estéticas, discretas y elegantes del mercado.