Estos tres nuevos Loving Butterfly Automaton de Jaquet Droz siguen la estela de la mayoría de novedades que estamos viendo en este tumultuoso inicio de año 2020. Son relojes que con toda seguridad se programaron para ser presentados a modo de previa de las ferias/salones donde las marcas presentan cada año sus mayores novedades. Esto ha sido así desde siempre y de momento no ha variado. Lo que no sabemos, ni las propias marcas tampoco, es cuando ni donde se presentarán las novedades “mayores” del 2020, aunque por las informaciones fiables que nos llegan parece que algunas de las “grandes” ya han decidido posponerlo todo hasta final de año o incluso para principios del 2021, que al fin y al cabo, a niveles prácticos, es lo mismo.
Centrándonos en estos Jaquet Droz Loving Butterfly Automaton, su condición de “pre” ya anuncia que se trata de lo que denominamos novedades menores, aquellas que centran su diferenciación en variantes estéticas de relojes ya existentes sin modificar en absoluto sus característica técnicas. Como ocurre en la mayoría de estos casos, debemos centrarnos en la esfera para encontrar la novedad, pero a diferencia de esta mayoría, Jaquet Droz es un caso aparte en este elemento. Uno de los aspectos que otorga su carácter identitario a los relojes Jaquet Droz son sus esferas, y no me refiero a su color sino al material con el que están realizadas. Enumerar los materiales y concretamente los minerales que Jaquet Droz ha utilizado como base de sus esferas sería una tarea interminable.
Ahora, con estos nuevos Loving Butterfly Automaton se añaden dos versiones que utilizan el ópalo como base para su esfera y uno que recurre a la madera petrificada “Chinchilla Red”. Estas nuevas versiones se suman a las cinco anteriores variantes basadas en la aventurina, el meteorito y otras tonalidades de ópalo. Las cajas de las dos nuevas versiones con esfera basada en ópalo están realizadas en oro blanco y oro rojo.
La versión en oro rojo se combina con una esfera con base de ópalo de tonos azules que se complementa con el ónice negro del dial del tiempo y con el oro, también rojo, con el que se esculpe el autómata. Para la versión con caja de oro blanco se elige asimismo un ópalo de tonos azulados en la esfera, que se diferencia por el nácar blanco del dial del tiempo y por el oro blanco de las figuras del autómata. El resultado estético es ciertamente espectacular y atractivo. La mala noticia es que por mucho que nos atraiga y aunque dispongamos del notable capital necesario para adquirir una de estas piezas, resultará una misión prácticamente imposible; son piezas únicas.
La tercera versión del Jaquet Droz Loving Butterfly Automaton, la que emplea la rara madera petrificada “Chinchilla Red”, es relativamente más accesible. Aunque limitada, su producción será de 28 ejemplares.
Se calcula que fue entonces cuando surgió la «Chinchilla Red» a partir de un depósito de cenizas volcánicas de coníferos devoradas por la lava. Una de las características de este raro mineral es su dureza, lo que complica extremadamente cualquier operación que se realiza sobre él.
Su caja está realizada en oro rojo, un metal preciosos que comparte tonalidad con la madera petrificada con la que se elabora la base de su esfera. Al igual que en las dos versiones con esfera en base a ópalo, las dimensiones de este Loving Butterfly Automaton son de 43 milímetros de diámetro por 16,63 de grosor.
Si los otros dos Loving Butterfly Automaton con esfera de ópalo que nos presenta Jaquet Droz basan su personalidad estética en el marcado contraste de tonalidades, esta tercera versión se decanta por una cierta uniformidad cromática en sus elementos externos; el rojo que predomina en su caja y en su esfera. Para el sub-dial que aloja los indices y agujas e horas y minutos, Jaquet Droz se decanta por el ónice negro.
Aunque el protagonismo de estos tres nuevos Loving Butterfly Automaton lo hemos visto en los minerales empleados en sus esferas, no podemos pasar por alto que estamos ante relojes con autómatas. No se trata de un modelo desconocido, ni su mecanismo autómata llega al estratosférico nivel del Bird Repeater, pero no deja de ser fascinante la capacidad de Jaquet Droz de incluir figuras animadas mecánicamente en el minúsculo espacio de la esfera de un reloj de pulsera.
El mecanismo responsable tanto del movimiento autómata como de presentarnos puntualmente las horas y los minutos es el calibre 2653 AT1, un movimiento de carga automática que oscila a 28.800 alternancias por hora y ofrece una reserva de marcha de 68 horas. Tanto la espiral como los cuernos del áncora están realizados en silicio.
Nunca será más cierto el dicho de que una imagen vale mas que mil palabras si lo aplicamos al movimiento que producen estos autómatas… y si en lugar de imagen es un video, aun mejor.
