Jaquet Droz Petite Heure Minute «Tiger». En una palabra: espectacular
El Jaquet Droz Petite Heure Minute "Tiger" es la prueba irrefutable de que un reloj espectacular no tiene porqué ser extravagante ni ostentoso.
El Petite Heure Minute «Tiger» que nos presenta Jaquet Droz merece sin duda el calificativo de espectacular, pero también podríamos recurrir a muchos otros adjetivos: exquisito, artístico, asombroso… no terminaríamos nunca con los halagos. Es difícil creer que a alguien no le guste cualquier Petite Heure Minute de Jaquet Droz, pero en el caso de este «Tiger» resultaría impensable.
El tamaño elegido por Jaquet Droz para la caja es de 43 milímetros de diámetro. Teniendo en cuenta que estamos ante un reloj de carácter eminentemente clásico y que su bisel es muy fino, es lógico deducir que se trata de unas dimensiones exageradas, aunque en este caso tienen una justificación objetiva. A mayor tamaño de caja, mayor tamaño de esfera, algo que en este reloj es indudablemente beneficioso ya que deja más espacio para el trabajo artístico que se realizará sobre ella.
Las cajas de los relojes Jaquet Droz son exquisitas por su calidad de acabados, lo mismo que puede decirse de los movimientos que albergan en su interior, unas cualidades de las que también pueden presumir un buen número de marcas. Pero, cuando hablamos de esferas, las de Jaquet Droz juegan en otra liga. Si realizáramos una encuesta entre apasionados de la Alta Relojería sobre qué marca consideran que destaca por sus esferas, Jaquet Droz formaría parte sin duda del triunvirato vencedor.
La manufactura de La Chaux-de-Fonds ha utilizado multitud de materiales originales como base de sus esferas, pero en este caso lo especial no es el qué sino el cómo. Estamos nuevamente ante un reloj en el que se aplican técnicas artísticas en miniatura, lo que en relojería suiza se define como «Métiers d’Art», un tipo de reloj que ha experimentado un auge descomunal en los últimos tiempos.
Aquí entra la lógica de utilizar la base del Petite Heure Minute ya que, con su pequeño dial del tiempo que solo invade la parte superior, es el que deja el mayor espacio libre en la esfera. De hecho, es la colección utilizada por Jaquet Droz para la mayoría de relojes con trabajos artísticos. Si consultáis el listado de artículos que hemos publicado sobre Jaquet Droz, comprobaréis que es así.
Dentro de los «Métiers d’Art» existen multitud de técnicas decorativas, pero una de las que se puede considerar como más históricas y complejas de realizar es sin duda la pintura en miniatura sobre esmalte «Grand Feu». Esta es la técnica que encontraremos en las práctica totalidad de los relojes realizados para la realeza y la nobleza europea entre los siglos XVI y XIX, especialmente los de mesa y los de bolsillo.
El auge de la pintura en miniatura sobre relojes de pulsera lo hemos vivido con la popularización de este tipo de reloj en el siglo XX, más concretamente a finales de dicho siglo. En este periodo, de entre los motivos utilizados para ser reproducidos en las esferas, los grandes protagonistas han sido los animales. Solo con el ingente número de firmas relojeras que cada año emite una edición especial conmemorativa del año chino de turno, ya tendríamos un auténtico zoo.
Por tanto, si Jaquet Droz se hubiera limitado a reproducir la figura o la cabeza de un tigre en la esfera de este «Tiger», por muy exquisita que esta fuera, no hubiese resultado algo extraordinario. Pero sí, Jaquet Droz ha conseguido que el resultado sea extraordinario ya que lo que reproduce sobrepasa lo artesano para adentrarse en lo artístico. Lo reproducido en la esfera del Petite Heure Minute «Tiger» es la mirada del tigre, que nos observa fijamente cualquiera que sea el ángulo de observación, y lo hace de una manera que transmite con escalofriante realidad su carácter de depredador.
Si no se ha tenido el privilegio de ver en directo a un artistas de alto nivel realizando sus pinturas en miniatura, es difícil de hacerse una idea real de lo extraordinario de esta especialidad. De todos modos, hay datos que pueden ayudar a intuirlo; se realiza siempre con la imprescindible ayuda de un microscopio y la paleta es una de las uñas de la artista, en la cual sobra espacio para todos los colores que utilizará.
Es importante señalar que he utilizado el femenino para referirme a estas artistas ya la práctica totalidad pintoras en miniatura son mujeres. Tradición aparte, hay un motivo físico que es el tamaño, generalmente más reducido de las manos femeninas, algo de suma importancia para realizar tareas microscópicas.
Jaquet Droz manufacturará (nunca mejor dicho) dos ediciones de este Petite Heure Minute «Tiger». Difieren por el metal noble empleado en su caja; oro osa u oro blanco, pero también en los tonos empleados para recrear la mirada del tigre. La versión con caja de oro rosa reproduce los que podríamos entender como un tigre de bengala, aunque también podría ser un tigre siberiano. La versión con caja de oro blanco se decanta por un tigre azul, una de las especies más raras de este animal.
Cada una de las dos versiones del Petite Heure Minute «Tiger» se emite en formato de edición limitada (Numerus Clausus en idioma Jaquet Droz) a 28 ejemplares. Se trata de una cifra considerablemente alta teniendo en cuenta la complejidad del trabajo realizado en la esfera. Como siempre ocurre con las piezas relojeras de este nivel, el precio de venta no se comunica públicamente. Es seguro que hay que pensar en seis cifras. La incógnita consiste en cuál será la primera de ellas.