Daniel Jeanrichard manufacturó su primer reloj de pulsera en el año 1681. Nacido en 1665 en la aldea de Les Bressels, junto al lago La Sagne, a medio camino entre La Chaux-de-Fonds y Le Locle, pronto desvió a su atención a la mecánica de los relojes. A la edad de 14 años cayó en sus manos un reloj de pulsera, el cuál estudió, desmontó … y decidió reproducir. La fascinación por la relojería se convirtió en pasión y, de manera completamente autodidacta, fue adquiriendo las habilidades y maestría necesarias en el arte de la relojería. En 1692 obtuvo el reconocimiento de maestro relojero.
Su actividad contribuyó al desarrollo de la relojería en la región de Neuchâtel, ubicada en las montañas del Jura, orientando sus esfuerzos en parte a mantener vivo el oficio de relojero.
El maestro relojero abrió nuevos horizontes que, tiempo después, algunos de sus descendientes tratarían de ampliar. Louis Jeanrichard (1812–1875), nieto de Daniel fue, sin duda, uno de los relojeros con más aptitudes de su generación. Ejerció una influencia considerable en la alta relojería e instaló en su taller, mucho antes de la creación del Observatorio Cantonal de Neuchâtel, un observatorio con el fin de probar la precisión de sus relojes.
En la actualidad, el catálogo de Jeanrichard está integrado por las colecciones Aquascope, Terrascope, Aeroscope, 1681 y 1681 Ronde.