Analizamos el Laurent Ferrier Galet Traveller

Laurent Ferrier es una pequeña manufactura, del más alto nivel, de la cual ya os hablé con motivo de su Galet Micro-Rotor. En contraste con las grandes marcas que cuentan con una producción más o menos elevada, este tipo de firmas presentan muy pocas novedades a lo largo de año, algo que se ha cumplido con Laurent Ferrier, que en Baselworld 2013 anunció como única y gran novedad el nuevo Galet Traveller.

En el citado artículo sobre el Galet Micro-Rotor os prometí un futuro análisis en profundidad de este reloj y ahora, con el Galet Traveller, se presenta una oportunidad perfecta para ello, ya que se trata de la misma base con un módulo de función GMT añadido. Los interesados en el Micro-Rotor solo tienen que obviar la parte referente al doble huso horario porque todo lo demás es estrictamente válido.

Caja

La gama actual de relojes Laurent Ferrier se puede clasificar claramente de clásica desde el punto de vista estético. El primer elemento que transmite dicha estética es su caja, redonda, con un bisel curvado y de anchura mediana, huyendo de estridencias. El diámetro de la caja de este Traveller es de 41 milímetros, uno más que la del Micro-Rotor del que deriva. El grosor es de 12,64, quizás un tanto excesivo teniendo en cuenta el tipo de reloj que es.

El único elemento que, sin dejar de ser clásico, le aporta un aire distintivo es su corona, en forma de cebolla y de dimensiones generosas. En muchos relojes de corte clásico se tiende a implantar coronas de dimensiones extremadamente reducidas, tanto en su diámetro como en su profundidad, lo que incide en su estética minimalista pero penaliza la facilidad de uso ya que normalmente son difíciles de manipular. La corona de este Galet Traveller, a mi parecer muy acertadamente, ofrece un grosor y diámetro que, junto con sus estrías, ofrece un agarre óptimo.

En la parte izquierda de la carrura de la caja encontramos los dos pulsadores que nos sirven para ajustar la hora local. Cada vez que accionamos el pulsador superior, la aguja central, que indica la hora local, avanza un intervalo exacto de una hora, todo ello sin afectar el recorrido permanente de las aguja de minutos. Con el pulsador inferior podemos realizar el mismo ajuste pero en sentido anti-horario, es decir, retrasando el tiempo en períodos de una hora. La fecha se modifica automáticamente siguiendo el ajuste que efectuemos en cualquiera de ambos pulsadores.

Inicialmente, el Galet Traveller se ofrece en dos variantes de material de caja: oro rojo 5N y oro blanco sin rodiar, que se obtiene mediante aleación con paladio. El acabado es pulido en todos los elementos que conforman la caja y, como es de esperar en una pieza de esta categoría, son del máximo nivel. La hermeticidad es de 3 bares, una cifra nada espectacular, pero habitual y suficiente en este tipo de reloj.

Esfera

Las esferas de los dos únicos Laurent Ferrier creados hasta la actualidad, el Classic y el Galet Micro-Rotor, se distinguen por su nitidez, algo por otra parte inherente a lo básico de sus indicaciones, que no a su complejidad. Este Traveller añade una nueva complicación e indicación, como es la de segundo huso horario, pero a pesar de ello queda claro que Laurent Ferrier sigue primando la limpieza en sus esferas, y para ello recurre a una solución que parece imponerse últimamente en esta complicación, como es sustituir la segunda aguja horaria por una ventanilla donde se indica el segundo huso.

La simetría de la esfera del Traveller es absoluta y evidentemente no es casual. El pequeño segundero ubicado a las 6 horas equilibra el nombre de la firma en la zona opuesta de la esfera. Por su parte, la ventana que ya hemos mencionado del segundo huso horario, situada a las 9, replica a la de la fecha ubicada a las 3 horas.

Pero esta simetría entre ventanillas no es perfecta y también es evidente que es algo deliberado. Se observa claramente que la altura del arco de la ventana del segundo huso horario es mayor que la de la fecha, dejando ver parte de la cifra anterior y posterior a la que muestra. ¿El motivo de ello?… no tengo ni la menor idea. No encuentro fundamento alguno desde el punto de vista funcional y por tanto solo puede deberse a motivos de estilismo. Quizás el buscar el pequeño punto de desequilibrio entre tanta simetría. Personalmente hubiera preferido una ventana de idénticas dimensiones a la de la fecha.

Como podéis observar en las dos imágenes superiores, Laurent Ferrier nos ofrece cuatro variantes de color de esfera por cada versión de material de caja. Así, tenemos desde el azul al plateado pasando por dos tonos distintos de gris. Siempre es de agradecer esta variedad en una esfera, pues tarde o temprano todos hemos topado con un reloj ideal, que deja de ser ideal por el tono de su esfera, y aunque eminentemente subjetivos, en relojes de este nivel, estos detalles estéticos pueden decantar la balanza ante la posible adquisición de una de estas piezas.

Un detalle muy a tener en cuenta son las agujas y los índices horarios. A pesar de ser idénticos en todas las versiones de color de esfera, difieren en un detalle muy importante desde el punto de vista funcional. Las versiones con esfera azul y con el gris más oscuro aportan un recubrimiento luminiscente blanco en estos dos elementos, mientras las otras dos versiones de color, prescinden de esta sustancia y adoptan un acabado pulido.

Lo que sí permanece invariable en cualquiera de las variantes de esfera del Traveller es su acabado satinado, que aparte de elegante, se desmarca de los habituales granulados o terminaciones «soleil» imperantes en una gran parte de los relojes de este tipo. Al igual que en la caja, el nivel de acabados de la esfera del Traveller es irreprochable.

Movimiento

Salvo los cronógrafos integrados y las sonerías, la mayoría de complicaciones son módulos que se añaden en el anverso de un calibre ya existente. Ello implica que si observamos el movimiento por su reverso, el visible desde el fondo de la caja si esta no es opaca, no apreciaremos ninguna diferencia entre el calibre de base y el que conlleva la complicación. Este es también el caso de este calibre LF 230.01 de la imagen superior, que se basa en el 229.01 que equipa el Galet Micro-Rotor, y que salvo por su referencia impresa no podríamos diferenciar en nada.

Como indica su nombre, la principal característica de estos calibres es el micro-rotor, que también podríamos denominar micro-masa oscilante, y que es el responsable de cargar automáticamente, mediante nuestro movimiento, el muelle motor alojado en el barrilete, que en este caso nos proporciona unas impresionantes 80 horas de reserva de marcha. Más impresionante es esta cifra si tenemos en cuenta que este calibre está certificado como cronómetro por el Observatorio de Besançon, ya que por motivos físicos (regularidad en la amplitud de oscilación del volante) cuanto mayor es la reserva de marcha mayor es la irregularidad de oscilación del volante, lo que afecta negativamente a su precisión cronométrica.

La ventaja de un micro-rotor ante una masa oscilante convencional es que no añade un grosor extra al calibre y en consecuencia tampoco al reloj, pero también que permite una visibilidad general óptima de las piezas que componen el movimiento. A pesar de ser meramente estético, este último factor es vital y de igual importancia que los aspectos técnicos en una pieza de Alta Relojería.

Como todo movimiento que se precie de optimizar la cronometría, el volante de este calibre LF 230.01 es de muy generosas dimensiones, algo que siempre favorece su estabilidad y regularidad de oscilación. Pero además de este principio básico, Laurent Ferrier recurre a unas soluciones técnicas realmente originales en su con junto.

En lugar del convencional, este calibre utiliza un escape natural de doble impulso directo, ideado por Louis Abraham Breguet a finales del siglo XVIII, lo que permite una mayor amplitud de oscilación del volante, que en este caso lo hace a una frecuencia de 21.600 alternancias por horas. Además de este esquema técnico poco habitual, Laurent Ferrier utiliza materiales de punta en el órgano regulador, como es el caso del silicio en el áncora o a una aleación de níquel y fósforo para las ruedas de escape.

Por su anverso, podemos observar el módulo de segundo huso horario, que se ha diseñado y desarrollado expresamente para adaptarse de forma óptima a la base de este calibre. Es curioso observar la asimetría de los discos de la fecha y del segundo huso horario, que difieren en su diámetro pero que comparten el mismo tamaño de sus cifras y la misma separación entre ellas.

Como se desprende claramente de las imágenes, la estética y los acabados de este calibre son irreprochables, estando como mínimo a la altura de los más grandes. Solo se me ocurre (y habría que corroborarlo) un calibre manufacturado y acabado por Philippe Dufour que pudiese superar (aunque a vista de microscopio) las terminaciones de este Laurent Ferrier.

Conclusión

Este Laurent Ferrier Galet Traveller es sin duda una pieza de Alta Relojería con mayúsculas. Si bien su caja y esfera comparten una personalidad ya propia de la marca, el principal protagonista es su calibre, excelso tanto desde el punto de vista técnico como del estético. Los acabados son perfectos en cualquiera de los elementos que compone este reloj y la implementación y facilidad de uso de la función de doble huso horario es digna de elogio.

Como ya he comentado en anteriores artículos sobre Laurent Ferrier, al igual que sus otros relojes, este Traveller es una clara alternativa a los «top» de la Alta Relojería, como pueden ser Patek Philippe, Vacheron Constantin, Audemars Piguet, Breguet, A. Lange & Söhne o F.P. Journe, especialmente si lo que buscamos es un  reloj de estética clásica pero que aporte unas soluciones técnicas y unas prestaciones a la vanguardia de la relojería mecánica actual.