Aunque no se trate de una de las marcas habituales de nuestros artículos, a los que nos seguís habitualmente probablemente os suene el nombre de esta peculiar manufactura: L’EPÉE 1839. Lo cierto es que en Watch-Test hemos hablado únicamente una vez de este fabricante de alta relojería de sobremesa, no porque carezca de cualquiera de los requisitos necesarios para que lo hagamos, sino porque se aparta del objeto de nuestros artículos dedicados a los relojes mecánicos de pulsera. Fue precisamente al regreso de nuestra visita a Baselworld de este año cuando aparecía por primera vez en nuestros artículos, y lo hacía con el motivo del escrito que le dedicábamos a la “Starfleet Machine”, la pieza que nos mostraba MB&F y que había sido diseñada por la misma razón que el guardatiempos que nos ocupa: la conmemoración del 175º Aniversario de L’EPÉE 1839.
Esta vez L’EPĖE ha diseñado y manufacturado por completo en sus talleres cada uno de los componentes que forman parte de las dos piezas únicas del “Two Hands” a la vez que ha elegido a uno de los ilustres personajes que actualmente forman parte del mundo de la alta relojería como compañero de viaje para el diseño del calibre que late en el interior de esta pieza: Vincent Calabrese. Para todos aquellos que por una u otra razón no tengáis referencia sobre él será suficiente, como prueba de su relevancia, el saber que se trata de la persona que en el año 1990 durante la 62ª Edición del Congreso de la Swiss Chronometric Society expuso y probó las diferencias existentes entre el Tourbillon de Breguet y el Caroussel de Bonniksen. Así mismo fue el responsable del diseño del Tourbillon extraplano implementado por Blancpain o del exquisito T-Bridge de Corum. Sin duda alguna y a la vista de las imágenes del “Two Hands”, la combinación de estos dos últimos ejemplos tienen mucho que ver en el diseño del Tourbillon Volante del calibre 175 T que late en el interior, y exterior, de esta pieza.
Bajo la forma de una esfera perfecta de 29 centímetros de diámetro, las dos piezas únicas responden a las referencias 10.2014/001 y 10.2014/101. La primera de ellas está constituida por una esfera maciza de latón recubierta de oro con un peso del conjunto de nada más y nada menos que de 71 Kg. La segunda referencia abandona el latón para manufacturar el corazón de la esfera en titanio de grado 5 y el paladio en sustitución del oro en su recubrimiento. Adicionalmente al cambio cromático que el cambio de materiales confiere, el peso de la pieza disminuye hasta los 40 kg. En ambos casos el pedestal del reloj puede girar libremente con el objeto de variar la orientación del dial sin la necesidad de levantar la pieza.
A pesar de la espectacularidad del continente de estas dos piezas únicas, tanto por lo que respecta a los materiales y acabados como por sus decorados, que han precisado de la desmesurada cifra de 2 millones de líneas de código para programar las más de cincuenta horas de trabajo de una máquina CNC de cinco ejes, es innegable que una parte notoriamente importante de su excelencia recae sobre el calibre de remonte manual 175 T diseñado por Calabrese. Con una frecuencia de oscilación de 18.000 alternancias por hora (2,5Hz) y una reserva de marcha de 40 días – especialidad indiscutible de l’Epée – conseguida gracias a un único barrilete (contra los 5 dispuestos en serie que precisaba la Starfleet Machine de MB&F para conseguir las mismas 960 horas de autonomía), el verdadero protagonista de este movimiento es el doble Tourbillon volante que actúa como órgano regulador de este calibre así como su inusual ubicación.
Mecánica y estéticamente espectacular, la aguja de los minutos actúa como platina principal sobre la que se soporta, gracias a un único puente inferior, la jaula del Tourbillon que gira sobre su eje cada 60 segundos. Obviamente y dada su ubicación, el conjunto realiza un segundo movimiento de rotación cada 60 minutos acompañando a la minutera en su desplazamiento por el dial. Contrariamente a lo que sucede habitualmente con la jaula de los tourbillones, el “Two Hands” se permite la licencia de aplicar un sentido antihorario a su giro.
Distintos de nuestros relojes de pulsera pero verdaderos antecesores de estos, los relojes de sobremesa constituyen sin duda alguna un nuevo mundo por explorar en el campo del periodismo de Alta Relojería, un mundo que, desgraciadamente cuenta con pocos representantes y que desde Watch-Test intentaremos seguir en la medida de lo posible.