Los relojes militares de inspiración vintage forman parte de los portafolios de multitud de firmas, entre las que encontramos Panerai, IWC, Bell&Ross, Hamilton… y por supuesto, Longines y su colección Heritage. La mayoría son excelentes ejemplos de un período de tiempo determinado, pero pocos tienen personalidades verdaderamente únicas. Uno de los que cumple con creces es el Longines Avigation BigEye, un reloj presentado en 2017 que tuvo un merecido reconocimiento al ganar el premio «Revival» del Grand Prix d’Horlogerie de Genève 2017. Después del Legend Diver, la versión que hoy os presentamos es el mejor Longines de inspiración vintage gracias a su caja de titanio y una encantadora esfera texturada de color azul.
¿Porqué? pues simplemente porque es un reloj que la compañía no tenía registrada. Cuando un coleccionista lo presentó en el museo de Longines, no pudieron saber ni su año exacto de fabricación ni si, alternativamente, se trataba de un prototipo. Pero lo que sí sabemos es que es una pieza tan especial que, siguiendo la estela de relojes de aviador tan reconocidos como el Avigation Watch Type A-7 1935 o el Lindbergh Hour Angle, ha merecido una reedición moderna.
Caja de titanio con grandes pulsadores
Como correspondía al hecho de ser considerado un instrumento, la caja de la referencia original estaba fabricada en acero, aunque en una buena decisión, esta vez Longines ha optado por la ligereza del titanio. Con 41 mm de diámetro y 14,3 mm de grosor (incluido su cristal de zafiro abombado), podemos deducir que permite un buen ajuste en la mayoría de las muñecas, una buena ergonomía que mejora ostensiblemente gracias al bajo peso del titanio.
Su acabado satinado general se complementa con un delgado bisel pulido, conformando un acertado juego de contrastes. Pero los elementos más característicos son la corona (no atornillada) y los pulsadores cronográficos sobredimensionados en longitud, un diseño que tenía la función original de facilitar su uso a los pilotos incluso si llevaban los gruesos guantes de piel para evitar el frío en altura. Por último, el fondo de caja exhibe el grabado de la silueta de un avión y los detalles escritos en el anillo perimetral. Igual que el primer modelo de 2017, su hermeticidad es uno de los pocos puntos a criticar: únicamente 30 metros que sólo le permiten aguantar una suave lluvia o salpicaduras ocasionales.
La esfera pierde carácter histórico pero gana en atractivo
Más importante que la novedad de la caja de titanio es su esfera en azul degradado que se oscurece a negro hacia la periferia y con un fino acabado granulado que, personalmente, me parece tremendamente atractiva. Las tres subesferas mantienen su color negro y su decoración azuré, mientras las manecillas pulidas, así como los grandes números arábigos, están rellenas en Super-LumiNova de color beige para reforzar su look vintage.
Bajo una sencilla minutera perimetral, la esfera está dominada claramente por los totalizadores de pequeño segundero a las 9, totalizador de 12 horas a las 6, y totalizador de 30 minutos a las 3 horas. Precisamente, es éste último el verdadero protagonista, el elemento que le da nombre de BigEye por su gran tamaño, un 20% superior a los otros dos. Puede gustar o no, pero lo que no podéis negar es que le confiere una asimetría muy particular a la vez que discreta que lo diferencian de la multitud de relojes con características estéticas similares. Un detalle: igual que el original de los años 30, el subdial BigEye de 30 minutos dispone de índices remarcados cada tres minutos, una segmentación muy poco convencional.
Calibre L688.2, un excelente mecanismo
Además de su diseño, una de las cosas que más me atrae del BigEye es que Longines opta por el L688.2 (ETA A08.L01), un cronógrafo de rueda de pilares y embrague vertical con piñón oscilante. Con un diámetro de 13¼ líneas, vibra a 28’800 alternancias por hora y dispone de una reserva de marcha de 54 horas. Además, su espiral de silicio asegura la protección frente a campos magnéticos.
Se entrega con una correa de piel de color marrón con dos simples pespuntes junto al pasador y una hebilla de titanio. Lástima que las asas no estén perforadas para facilitar el cambio de correa. Con la referencia L2.816.1.93.2, el Longines Avigation BigEye tiene un precio de 3.230 €.