El mundo del deporte, la hípica, la industria militar o el mundo submarino son algunos de los ámbitos en los que Longines ha participado a lo largo de sus 188 años de historia, creando relojes con las especificaciones y características más adecuadas para cada uno de ellos. Pero entre los que hemos destacado falta uno que resulta indispensable para entender la historia de Longines, la aviación, y sólo deberíais visitar el fabuloso museo que Longines tiene en su manufactura para comprobarlo con vuestros propios ojos.
Hasta este momento, Longines ha ido presentando reediciones de algunos de sus referencias históricas creadas para el mundo de la aviación, reuniéndolas dentro de la exquisita línea Heritage. Pero el papel decisivo que han jugado los relojes de piloto en su historia es tan relevante que, por fin, Longines ha decidido reivindicar su importancia dedicándole una colección propia: os presentamos la nueva colección Spirit, su gran apuesta para este 2020.
Además de descubriros los Spirit, en el presente artículo ahondaremos en la intensa relación que Longines ha mantenido con el mundo de la aviación en su vertiente aventurera. Y recalco esta acotación, porque la firma de Saint-Imier también posee un largo historial en relación con las fuerzas aéreas de diversos países, especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña, que ha dado pie a espléndidas reediciones históricas como por ejemplo el Avigation Watch Type A-7 y el Heritage Military.
Longines y la aviación, una relación centenaria
A finales de los años 20, Longines tenía una gran presencia en los Estados Unidos. Fruto de esta implantación y gracias al desarrollo de instrumentos de navegación de gran precisión y de alta fiabilidad, en particular a través del Director de Longines en Estados Unidos, John P. V. Heinmulleren, Longines fue nombrada en 1919 proveedor oficial de la Federación Aeronáutica Internacional (FAI). Esta cooperación permite la participación de Longines en numerosas hazañas aeronáuticas realizadas en el período entre la Primera y Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, los vuelos de Roal Admunsen y su equipo hacia el Polo Norte (1925 y 1926), de Mittelholzer en Persia (1924-25) o de Byrd a la Antártida (1929-30). En el marco de esta colaboración, Longines participa en una treintena de vuelos récord entre 1925 y 1938.
Para estos pioneros de la aviación, el reloj de precisión es un instrumento de navegación imprescindible por su ayuda a determinar la posición geográfica de su aparato. Fue en 1927 cuando el Comandante P. Van Horn Weems de la Armada de Estados Unidos desarrolla el «Weems System of Navigation», una serie de aparatos de navegación a partir de los cuales, conjuntamente con Longines, elabora un reloj de disco rotativo que permite al usuario sincronizar la aguja de los segundos con una señal GMT, algo esencial para la navegación: nace el Longines Weems Second-Setting Watch. En 1935 se registra una patente para este reloj.
Charles A. Lindbergh sobrevuela el Atlántico Norte desde Nueva York hasta París, en solitario y sin escalas, pilotando su avión Spirit of Saint Louis. Lindbergh ideó un instrumento de navegación cuya realización le confía a Longines. Basado en el modelo Weems y utilizado junto con un sextante y un almanaque náutico, el reloj Lindbergh Hour Angle facilitó a los aviadores el cálculo de la longitud, una medida que junto con la latitud les ofrecía su situación geográfica exacta.
Además de los anteriormente citados, otros aviadores legendarios como Amelia Earhart, Paul-Emile Victor, Elinor Smith, Howard Hughes, Sophie Mary Heath, Amy Johnson o Hans Von Schiller a bordo del Graf Zeppelin, forman parte del elenco de exploradores de los cielos que confiaron en la marca del reloj de arena alado para sus increíbles viajes. Estos son algunos de sus logros:
Amelia Earhart: 14 horas y 56 minutos.
Eso tardó Amelia Earhart en volar en solitario sin paradas para cruzar el Atlántico en 1932, con un cronógrafo Longines en su muñeca. Gracias a su espíritu intrépido logró cruzar vientos gélidos y sobreponerse a problemas mecánicos, para convertirse en la primera mujer en conectar continentes. Antes de eso, en 1928 ya fue la primera mujer en cruzar el Atlántico como copiloto.
Paul-Emile Victor: hasta -40°C durante 49 días.
En 1936, Paul-Emile Victor emprendió una travesía de siete semanas por la capa de hielo de Groenlandia. Incluso en las condiciones meteorológicas más duras, sus cronómetros Longines siguieron funcionando con precisión y le ayudaron a calcular la longitud. «Estos relojes supusieron la diferencia entre el fracaso y la victoria» declaró. Paul-Emile dedicó toda su vida a las expediciones polares.
Elinor Smith: 9.929 metros.
Al volar a 914 metros en 1931, la aviadora estadounidense Elinor Smith perdió la consciencia. Intentaba batir un récord cuando su avión empezó a caer en picado. Smith se despertó en el último minuto y logró aterrizar con seguridad. Diez días después se elevó incluso más alto y estableció un nuevo récord a 9.929 metros, siempre confiando en su reloj Longines. Tras convertirse a los 16 años en la piloto autorizada más joven del mundo, Smith batió a lo largo de su vida varios récords en solitario de resistencia, velocidad, altitud.
Howard Hughes: 3 días, 19 horas, 14 minutos.
Longines cronometró el vuelo récord de Howard Hughes alrededor del mundo en 1938. El excéntrico estadounidense es famoso por sus dos pasiones: la aviación y el cine. Se trata del usuario más famoso del siderómetro de Longines, un aparato de a bordo que facilita los cálculos de posición, patentado por Longines. La tripulación de la nave de Howard Hughes confiaba en los cronómetros Longines establecidos a la hora media de Greenwich y en el tiempo sidéreo de Greenwich, y todos llevaban relojes Longines con segundero para la observación.
La colección Spirit debuta con dos modelos: un básico tres agujas y un cronógrafo.
Sus códigos estéticos reflejan las características propias de los relojes de los pilotos y las reinterpreta bajo un prisma de modernidad. Fabricada en acero, la robusta caja se ofrece en dos tamaños de 40 y 42 mm para el tres agujas, mientras que el cronógrafo únicamente estará disponible en 42 mm.
Junto a su prominente corona de base cónica cabe destacar las largas asas que prolongan la suave curvatura de la carrura y la trasera ciega atornillada, además de una hermeticidad de 10 bar (100 metros). Esta cifra la podemos leer en la trasera, grabada dentro de un anillo junto al resto de especificaciones: el material de la caja, el nombre de la colección, la referencia, el número de fabricación, el Swiss Made. En su interior encontramos el logo de Longines, el reloj de arena alado, sobre un globo terráqueo, un símbolo de nos recuerda el espíritu viajero y aventurero de los pioneros de la aviación en que se inspira esta colección.
Adicionalmente, el cronógrafo implementa los dos pulsadores en su carrura derecha, mientras que a las diez horas se ubica el pulsador roscado con el que podremos sincronizar la función de fecha.
Los acabados son impecables, alternando las superficies satinadas con los cantos pulidos e incluyendo el sutil detalle de la corona con acabado granulado. Otra de sus particularidades es que el bisel no abarca todo el diámetro del reloj, sino que es ligeramente más pequeño, algo que realza aún más el juego de volúmenes que consigue esa alternancia de acabados.
Los tres modelos estarán disponibles en tres colores, cada uno de ellos asociado a una textura.
En negro mate, plateada de acabado granulado, y azul con satiné soleil, todas las esferas muestran los elementos comunes que definen el ADN estético de la colección Spirit: escala perimetral de minutos/segundos fraccionada a 60 unidades, pequeños índices horarios romboidales, grandes numerales arábigos aplicados y largas agujas de tipo bastón, todos ellos con Super- LumiNova incorporado.
Pero quizás su ingrediente más particular y polémico a nivel estético es la hilera de cinco estrellas aplicadas acompañando la palabra «Chronometer», que corrobora la certificación COSC de sus mecanismos. En el tres agujas las encontramos sobre las seis horas, pero en cambio pasa al otro hemisferio en el cronógrafo por la obvia razón de la disposición de los totalizadores. Para aquellos que no conozcáis a fondo la historia de Longines, las cinco estrellas en la esfera reflejaban la máxima calidad y fiabilidad de los movimientos de la marca. Tal como veremos cuando analicemos sus calibres, las cinco estrellas de los Spirit son totalmente merecidas… a pesar de que estéticamente adquieren un protagonismo quizás excesivo, y que en el cronógrafo colabora negativamente en la excesiva profusión de elementos de su esfera.
El tres agujas se complementa con una ventana de fecha a las tres horas y una manecilla segundera central con un rombo luminiscente y punta roja. Por su parte, el cronógrafo ofrece una tradicional configuración tri-compax de disposición 3-6-9; en ese orden encontramos el totalizador de 30 minutos, el de doce horas y el pequeño segundero, completándose con una trotadora central y la ventana de fecha posicionada entre las 4 y 5 horas. Todas las manecillas que señalan las mediciones cronográficas están pintadas en un distintivo color rojo que les otorga mayor visibilidad y un look más deportivo.
Un inciso respecto a la indicación de fecha. En los tres agujas de 40 mm, la ventana ocupa exactamente la posición de las 3 horas, sustituyendo al numeral pertinente para que la esfera pueda ofrecer una perfecta continuidad y armonía. En cambio, el mayor diámetro de la esfera en el modelo de 42 mm implica que la indicación de fecha se aleje de la circunferencia definida por los índices horarios, lo que conlleva un problema estético de difícil arreglo. A pesar de quedar visiblemente recortado por la indicación de fecha, Longines ha optado por mantener el numeral horario.
Es un pequeño detalle que pasará desapercibido para la inmensa mayoría, pero que personalmente me chirría. Este problema es menos visible en aquellos relojes cuya escala recurre a índices o incluso numerales romanos, pero cuando presentan cifras arábigas es realmente acusado. En mi opinión y en aras de mejorar su proporcionalidad y equilibrio, la mejor opción hubiera sido prescindir de la función de fecha, sobretodo si pensamos que para aquellos que precisen de esa complicación, la tendrían en la caja de 40 mm.
Y en el cronógrafo, tres cuartos de lo mismo; aunque en este caso no entorpece ni se solapa con ningún otro elemento, la ventana de fecha parece encajada y fuera de sitio. De nuevo, creo que prescindir de ella jugaría a favor de su diseño.
Dos calibres con certificado COSC, espiral de silicio y gran reserva de marcha.
Para los Spirit, Longines ha elegido dos calibres de alto nivel técnico, el L888.4 (base ETA A31.L11) para el tres agujas y el L688.4 (base ETA Valgranges A08.L01) para el cronógrafo. El primero es un movimiento de remonte automático con espiral de silicio y una reserva de marcha de 64 horas, una excelente cifra a la que sin duda ayuda su frecuencia de 25.200 alternancias por hora. Este calibre debutó en 2017 con los Record, los primeros Longines en poseer el certificado cronómetro otorgado por el C.O.S.C.
Por su parte, el L688.4 es una variación del L688.2, un movimiento cronógrafo muy utilizado por Longines. Este mecanismo, también de remonte automático, dispone de rueda de pilares y embrague vertical con piñón oscilante, además de un espiral de silicio. Con una frecuencia de 28.800 alternancias por hora, su reserva de marcha es de 60 horas. Como en el caso anterior, su cronometría está certificada por el C.O.S.C.
Lamentablemente, poco os podemos decir de sus acabados, ya que están escondidos bajo la trasera de acero.
Precios, versiones y disponibilidad.
Los tres modelos se entregan con correa de cuero o con brazalete, con la ventaja de que el precio no variará según nuestra elección. Para el solo hora, Longines también lanza una Prestige Edition, una versión disponible en ambos tamaños que se entrega con tres correas intercambiables: brazalete de acero, correa de cuero y correa NATO en cuero marrón.
Disponibles en otoño, los precios de los nuevos Longines Spirit son los siguientes:
- Tres agujas con fecha de 40 mm: 2.040 €. Prestige Edition: 2.650 €.
- Tres agujas con fecha de 42 mm: 2.140 €. Prestige Edition: 2.750 €.
- Cronógrafo: 2.950 €.
Como vemos, los Spirit se sitúan en un segmento entre los 2.000 y los 3.000 €, haciendo gala de una excelente relación calidad-precio. A su buen diseño general (con algunos «peros» muy personales) y excelente construcción se une el magnífico nivel técnico de sus calibres, una buena diversidad de esferas y la opción de dos tamaños en el tres agujas. Si hubiera de decantarme por uno de ellos, mi favorito sería el tres agujas de 40 mm con esfera azul o negra, en mi opinión el reloj más equilibrado, legible y proporcionado.