Test – Longines Asthmometer-Pulsometer Chronograph
Longines nos sigue sorprendiendo. Ya conocéis nuestra devoción por aquellas marcas que cuidan su legado relojero; en más de una ocasión, Longines ha recibido nuestros elogios por los esfuerzo en recuperar su historia, ya sea gracias a la remodelación de su Museo en Saint-Imier, o por la fantástica colección Heritage que rinde homenaje al talante pionero que guía a los relojeros de la firma desde sus inicios hace más de 180 años. En estos nuevos guardatiempos se recupera la estética original de sus modelos históricos más destacables: los Legend Diver, Lindbergh Hour Angle, Weems o el Avigation Watch Type A-7, son algunos de las referencias que más me han impactado.
Por suerte para nosotros, Longines sigue lanzando nuevas referencia históricas: es el turno del Longines Asthmometer-Pulsometer Chronograph. Con una clara vocación médica y deportiva, estas poco conocidas «reglas de cálculo» nos permiten medir la frecuencia cardíaca y la cadencia respiratoria de un paciente o un atleta gracias a la combinación de la función cronométrica con las escalas asmométrica y pulsométrica implementadas en la esfera.
Referencias históricas
Las reglas de cálculo más comunes que utilizan actualmente multitud de cronógrafos son la escala taquimétrica, destinada a calcular la velocidad en función del tiempo transcurrido para recorrer una longitud determinada, y en menor medida la escala telemétrica, cuyo objetivo es medir el tiempo transcurrido entre un relámpago y el trueno asociado a él para determinar poder la distancia a la que se ha producido la descarga eléctrica. Ya en un artículo de hace un año, os presentamos los nuevos cronógrafos de Longines con escala taquimétrica o telemétrica, pero este estándar actual no es muy histórico, ya que en sus inicios los cronógrafos estaban graduados para otro tipo de mediciones, como las que nos ocupan el artículo de hoy.
Según la nota de prensa que nos han facilitado, Longines se ha inspirado en el diseño médico de un modelo de 1963, pero para ser justos, la relación de Longines con la medicina no se limita a estos 40 años, sino que ya en 1920 disponía de relojes de bolsillo con pulsómetro, los llamados «Cronometro Medical».
Posteriormente, ya encontramos cronógrafos de pulsera con escala pulsométrica o bien con escala asmométrica, siendo más raros los modelos que las combinan. No hemos encontrado ninguna referencia que presente un diseño estético similar al nuevo modelo. El más aproximado corresponde a un cronógrafo bicompax con calibre 30CH que implementa dos reglas de cálculo asociadas, aunque telemétrica y taquimétrica, de color rojo y azul sobre esfera plateada e índices dorados o en oro.
De hecho, el guardatiempos más antiguo de Longines del que tenemos conocimiento y que aúna ambas funciones médicas, se remonta al año 1945. Su calibre, el conocido 13ZN con rueda de pilares:
Caja
En consonancia con su fuente de inspiración, sus 38’50 mm de diámetro pueden resultar pequeños para posibles compradores, situándose en un tamaño bastante inferior, por ejemplo, a los 44 mm del Baume & Mercier Capeland con una estética similar al de nuestro Longines. El hecho de permanecer fiel a sus modelos históricos, implica que nos encontremos con una gran arco de tamaños en la colección Heritage, comprendiendo desde los «pequeños» 38 mm de uno de los Lindbergh Hour Angle (L2.601.4), hasta los enormes 49 mm del formidable Avigation Watch Type A-7.
Fabricada en acero con acabado pulido, su línea clásica completamente redonda presenta una suave transición con las asas. Este pequeño diámetro queda parcialmente paliado gracias a un bisel de escaso grosor que ayuda a aumentar visualmente su tamaño. En la carrura derecha, los dos pulsadores de diseño rectangular enmarcan una corona de correctas y contenidas dimensiones. Cabe recordar que históricamente, Longines a recurrido tanto a éstos pulsadores como a los de tipo botón en este tipo de complicaciones. Subjetivamente me gustan más estos últimos, pero su decisión por los rectangulares es muy correcta y más fiel al modelo original.
La hermeticidad conseguida es de unos relativamente escasos 30 metros. Y digo «relativamente» porque el hecho de vestir una correa de aligator ya nos implica que el disfrute de este guardatiempos esté restringido en deportes náuticos o natación. Si fuera un brazalete metálico el que acompañara a este cronógrafo, los 30 metros serían claramente insuficientes. Como detalle final, cabe apuntar que todos los modelos que conforman la colección Heritage presentan idéntica hermeticidad e implementan correas de aligator… excepto el Legend Diver, que consigue unos excelentes 300 metros y se entrega con una correa sintética.
Esfera
Podemos dividir la esfera en dos zonas según las funciones que implementan. Una zona interior central, que en configuración tricompax reúne la lectura de horas, minutos y pequeño segundero a las 9 horas, junto a las indicaciones de la función cronográfica mediante la aguja trotadora central y las subesferas de 30 minutos a las 3 horas y de 12 horas en la posición de las 6 horas. Este último subdial acoge también la pequeña ventanilla de fecha. El pequeño segundero de igual tamaño se sitúa a las 9 horas.
Un bello detalle son los ocho índices dorados facetados aplicados, al igual que el numeral 12 y el logo de Longines, el archiconocido reloj de arena alado. Este conjunto de elementos logran aportar una sutil profundidad a la esfera. En lógica consonancia, todas las manecillas también son dorados.
En la parte externa de la esfera, formando un anillo perimetral se reúnen las escalas que dan nombre a este guardatiempos:
Asmómetro: escala en azul calibrada para 5 respiraciones. El cronógrafo se inicia y se cuenta hasta las cinco respiraciones, momento en que paramos el cronógrafo. El número de respiraciones por minuto se podrá leer por la indicación de la aguja segundera central del cronógrafo a lo largo de la escala que se sitúa en la zona más perimetral de la esfera. Su graduación abarca desde las 60 (a los 5 segundos) hasta las 10 respiraciones por minuto (a los 30 segundos).
Pulsómetro: escala en rojo calibrada para 30 pulsaciones. El cronógrafo se inicia y se cuenta hasta las treinta pulsaciones, momento en que paramos el cronógrafo. El número de latidos por minuto se podrá leer por la indicación de la aguja segundera central del cronógrafo a lo largo de la escala que se sitúa en la zona subperimetral de la esfera. Su graduación abarca desde las 200 (a los 9 segundos) hasta las 40 pulsaciones por minuto (a los 45 segundos).
El conjunto de la esfera presenta una nitidez y facilidad de lectura muy aceptables si tenemos en cuenta la gran cantidad de información que nos ofrece: dos reglas de cálculo unidas a un cronógrafo, tres contadores y fecha. La disposición general de estos elementos, junto a su diferenciación en colores radicalmente opuestos y de gran contraste sobre la esfera plateada, es la clave de su legibilidad.
Calibre
Aunque limitado por su escaso diámetro, uno de los puntos que Longines podría mejorar en esta pieza es el movimiento que late en su interior: el Calibre L652.2 basado en el ETA 2094, un movimiento automático cronógrafo de construcción modular que late a 28.800 alternancias por hora (4 Hz). Con 23,30 mm de diámetro (10½ líneas) y 5,50 de grosor, presenta una escasa reserva de marcha de 37 horas. Si somos los afortunados propietarios de varios relojes y los vamos intercambiando frecuentemente, el Asthmometer Pulsometer nos nos aguanta un fin de semana de descanso sin que se nos pare. En cambio, si el uso es continuado no nos presentará mayores problemas gracias a su carga automática.
Conclusiones
El Longines Asthmometer-Pulsometer Chronograph sigue las líneas establecidas en la colección Heritage, que recupera los relojes más representativos y emblemáticos de la marca. Su diseño me resulta realmente atractivo, elegante a la vez que deportivo, con el valor añadido y diferencial de implementar dos reglas de cálculo actualmente poco utilizadas. Contradictoriamente, esta «rareza» también puede mermar su atractivo frente a piezas que implementen el más usual y actual taquímetro.
Un excelente balance entre contrastes y nitidez ayuda a conseguir una más que correcta legibilidad, un mérito a tener en cuenta en este tipo de guardatiempos, propensos a cierta dificultad de lectura.
La tendencia del mercado ha conllevado un aumento del tamaño que el público puede considerar como «normal», situándose entre los 40 y 42 mm para un reloj polivalente. Repasemos algunos de los diámetros de icónicos cronógrafos reconocidos por su polivalencia: los 40 mm del Daytona, 40,50 mm del Nautilus, 41 mm del Royal Oak, o los 42 mm del Speedmaster y Overseas. el reducido tamaño de 38,50 mm representa un punto en contra respecto al éxito de su comercialización: un diámetro de 41 mm hubiera sido perfecto en esta pieza, aunque comportaría perder parte de su identidad histórica.
Los acabados de la caja, sin mucho margen de lucimiento por sus líneas sencillas, son correctos. En cambio, es en la equilibrada esfera donde concentra su poderío, destacando el logo y los índices facetados y aplicados, junto al uso de una tipografía subjetivamente bella en las escalas y numerales. La ausencia de recubrimiento luminiscente es consecuente con su inspiración vintage; lo contrario, hubiera sido un error.
El calibre L652.2 adolece de una corta reserva de marcha de 37 horas, lejos de las 48 horas (dos días) que considero el mínimo que debería alcanzar un reloj para aprobar esta asignatura.
En resumen, una muy buena opción como guardatiempos que forme parte de una colección: elegante con un toque deportivo, equilibrado, nítido, de líneas puras, y con una esfera muy atractiva y diferencial. En contra, sólo se oponen su relativamente pequeño diámetro (aunque paliado por su delgado bisel), escasa hermeticidad y corta reserva de marcha que le hacen perder puntos en la valoración de su polivalencia, y como consecuencia, su elección como primer y único reloj. Con todo, estas consideraciones quedan en un segundo plano y palidecen ante su encantador y exquisito diseño. Con un precio cercano a los 2.000€, la relación calidad/precio resulta más que notable.