Y es que a los efectos ya habituales de admiración y enamoramiento instantáneos que me provocan todas y cada una de las piezas que presenta MB&F,en este caso se añade la de sorpresa en un sentido completamente distinto en el que lo había hecho hasta ahora. El factor sorpresa es implícito al concepto de MB&F y ya sea un guardatiempos de la serie Horological Machine o de la colección Legacy, las formas de las cajas, el desarrollo de cada uno de los calibres mecánicos y un largo etcétera de elementos hacen que cada una de sus nuevas creaciones suponga un balcón abierto a formas inéditas de reinterpretar la alta relojería. Entonces, ¿por qué un sentido distinto? Lo cierto es que esta vez se disparó la alerta con la simple lectura del título de la nota de prensa, sin más, sin la necesidad de ver ninguna de las imágenes del nuevo Legacy Machine Perpetual. Si bien es cierto que todos y cada uno los relojes de MB&F son verdaderos contenedores de complicaciones, estas, hasta la fecha y que yo recuerde, siempre han jugado con las construcciones de los calibres, con las formas de mostrar las señales horarias y volver del revés lo que respondería a un término convencional. Pero si hablamos de aquellas complicaciones que sirven para trasladar funciones adicionales a la esfera, estaréis conmigo en que el catálogo de MB&F tenía algún asunto pendiente.
Pues bien, el Legacy Machine Perpetual cierra el caso de una de las mejores maneras posibles añadiendo a la oferta nada más y nada menos que un calendario perpetuo. Y lo hace sin renunciar a ninguno de los pilares que hacen de esta una de las marcas más atípicas del mundo de la relojería. Sencillamente espectacular.
El nuevo LM Perpetual verá la luz en dos ediciones limitadas a 25 unidades cada una. La primera de ellas albergada en una caja de oro rojo y la segunda tomando el platino 950 como material de base para la fabricación del continente. Con un total de 69 componentes y un valor de estanqueidad de 3 bar, la caja del LM Perpetual presenta unas dimensiones de 44 mm de diámetro por 17,5 mm de altura, registros que, si bien no entrarían en lo que habitualmente enmarcamos en el rango de contenidas, tampoco son para nada excesivas si, además, tenemos en cuenta la historia y el carácter de MB&F. Nada que alegar.
Como personalmente me sucede cada vez que Maximilian Büsser y sus «friends», sean estos quienes sean, lanzan una de sus creaciones, tengo serias dudas de por donde empezar a escribir, si por la cara visible del reloj o por su corazón mecánico ya que me fascinan a partes iguales, aunque lo cierto, en esta ocasión, es que existe una perfecta simbiosis entre ambos que mejora, si cabe, la presente en los anteriores lanzamientos.
Empecemos por la esfera. A primera vista y sin reparar en detalles es puro ADN Legacy Machine: los diales subsidiarios y sus acabados, las agujas, el espectacular puente del volante y, por supuesto, el propio volante que corona el conjunto. Es ciertamente impecable la legibilidad que MB&F consigue en este guardatiempos. No es extraño en absoluto, dado el considerable número de lecturas que implementa un calendario perpetuo, encontrarse con diales que prestan a confusión bien sea por la ubicación, bien por el tamaño de las indicaciones. Si a esto le sumamos el hecho de tener el volante por encima de la esfera resulta obvio que no habrá sido tarea fácil.
La información se distribuye en un equilibrio perfecto apoyándose en una estructura de diales subsidiarios de los cuales únicamente el situado a las 12 y que es el responsable de portar las manecillas de horas y minutos es completamente opaco. El resto, los que acogen las indicaciones del calendario perpetuo correspondientes a la fecha (a las 9), al día de la semana (a las 3) y al mes en curso (a las 6) adoptan una forma de anillo de manera que dejan al descubierto los engranajes que mueven todas y cada de estas indicaciones. Completan el conjunto un indicador de reserva de marcha en la posición de las 4 y el indicador de año bisiesto a las 7 con un diseño atípico a la vez que original y de funcionamiento retrógrado.
Pero lo que hace posible la excelente legibilidad, proporcionalidad y configuración de la esfera es el calibre mecánico que late en el seno de este LM Perpetual, de ahí la simbiosis de la que os hablaba unas líneas más arriba. Diseñado en su totalidad por el norirlandés Stephen McDowell – que ya colaboró con MB&F en la primera de sus creaciones, el Horological Machine Nº1 – y partiendo de un lienzo en blanco, se trata de un movimiento compuesto por un total de 581 componentes completamente integrado, es decir, no responde a una de las configuraciones habituales que consiste en partir de un movimiento base y, sobre este, implementar el módulo que incorpora las funciones del calendario perpetuo. De remonte manual, la frecuencia de oscilación del volante es de 18.000 alternancias por hora – 2,5 Hz – y entrega una reserva de marcha de unas notables 72 horas – el equivalente a tres días completos – gracias a un doble barrilete.
Vayamos por partes. En los calendarios perpetuos tradicionales las indicaciones están gobernadas y sincronizadas por una palanca alargada, conocida en francés con el término «grand levier», que recorre la parte superior del movimiento pasando por su centro. Cuando cambia la fecha, esta palanca es la responsable de transmitir las órdenes a los engranajes encargados de poner en movimiento todas las indicaciones del calendario. La existencia de este dispositivo impone la necesidad de tener que implementar un dial opaco con ventanas abiertas que permitan mostrar al usuario las indicaciones correspondientes dada la imposibilidad de insertar dispositivos que obstaculicen el paso de la palanca.
McDowell sustituye esta «grand levier» por lo que el denomina un procesador mecánico que consiste en una serie de discos superpuestos y que incorpora, además, un dispositivo de seguridad que desconecta los pulsadores de configuración rápida durante el intervalo de tiempo en el que tiene lugar el cambio de fecha y evitar, de este modo, los daños que una intervención manual del usuario a destiempo podría ocasionar. A parte de las bondades mecánicas que este procesador mecánico implementa, permite la libertad de aplicar a la esfera una configuración poco habitual que, además y en este caso, se completa de manera que los diales subsidiarios aparecen «suspendidos» al renunciar a cualquier elemento de fijación visible mediante el uso de una serie de pivotes que quedan completamente ocultos a la vista.
Otra de las características de funcionamiento que definen al calibre albergado por el Legacy Machine Perpetual es la manera de implementar la indicación de la fecha. Tradicionalmente, los calendarios perpetuos toman meses de referencia de 31 días y eliminan los días sobrantes para meses de duración inferior, es decir y si nos ponemos por ejemplo en el caso del mes de febrero, al llegar a la medianoche del día 28 el mecanismo provoca que se salten rápidamente los días 29, 30 y 31 para mostrar el correspondiente al 1 de marzo. El LM Perpetual sustituye el mes base de 31 días por uno de 28, de manera que el principio de funcionamiento es el contrario y que consiste en añadir días en lugar de sustraerlos.
Una curiosidad para finalizar con el movimiento es que incorpora el piñón del volante más largo del mundo al tener que unir el propio volante, situado por encima de la esfera, con el escape situado en el fondo del calibre.
Para acabar, haré mías las palabras de Carlos Torres en un post abierto en Facebook a las pocas horas de conocer el nuevo Legacy Machine Perpetual, ya que reflejan de manera exacta mi opinión sobre la pieza y sobre la marca a partes iguales: It’s getting better and better …
Disfrutad del espectáculo.