Sin lugar a dudas, la visita a MB&F es una de las obligadas en todos y cada uno de los salones en los que deciden tomar parte, esto es, Baselworld desde hace ya varias ediciones y, desde este 2016 y por primera vez, compartiendo el espacio bautizado como Carré des Horlogers con otros relojeros de los conocidos como independientes, en el SIHH. Otro asunto que no arroja duda alguna es la complejidad y la inversión de tiempo que requiere el desarrollo de un nuevo calibre. Si para cualquier manufactura, incluyendo las mayores, supone un reto que puede llegar a durar de 3 a 5 años en función de la complicación que albergue el movimiento, resulta obvio pensar que la empresa magnifica el reto que supone para marcas que, como es el caso de MB&F, han decidido por voluntad propia el mantener una estrategia de pequeña empresa y no dejarse llevar por ciertas ambiciones que, en demasiadas ocasiones, desembocan en fracaso.
A pesar de todo y al mismo tiempo, Maximilian Büsser y sus compañeros de viaje que por cierto a estas alturas y tras 10 años de historia son ya muchos, no cae en la tentación de lanzar piezas a las que bautice como novedades por el simple hecho de aplicar cambios estéticos sin más sentido que un mero cambio cromático en las esferas o de materiales en las cajas. Todo lo contrario. En su búsqueda de sorprender a sus clientes y a los aficionados a la Alta Relojería, MB&F no cesa en su empeño de mantener su carácter vanguardista y, para ello, sigue buscando socios que puedan aportarle ese valor añadido que pocos otros pueden conseguir. Además y en contra de la norma seguida por otras marcas de intentar «vender» como suyo el producto completo, MB&F grita a los cuatro vientos el nombre de sus colaboradores situándolos en primer plano y renunciando a parte del protagonismo. Es de este modo que, en Baselworld 2016, fueron presentadas dos versiones de piezas ya existentes en el reducido catálogo de la marca que han contado con la colaboración de James Thompson, fundador de Black Badger Advanced Composites.
James Thompson y Black Badger Advanced Composites.
En esta ocasión creo que es mejor empezar por la idea y dejar para después el resultado conseguido. James Thompson es un canadiense nacido en 1976 y que inició sus estudios de Diseño Industrial sin llegar a graduarse por pensar que el contenido de materias impartidas no era lo que él estaba buscando. Poco después de poner fin a su formación en su país natal, en 2002 decidió cambiar de aires para matricularse en un Master de Diseño Industrial en Lund (Suecia). Tampoco aquí la suerte estuvo de su lado y a los 18 meses y debido a un cambio administrativo en referencia a los estudiantes internacionales del master, Thompson fue excluido del programa de formación.
Su frustración y enfado, lejos de conducirle a un estado de apatía, le llevaron a fundar un estudio de diseño al que bautizó como Black Badger Advanced Composites. «Black», porque en esa época estaba trabajando en proyectos que tomaban como base la fibra de carbono negra, y «Badger» – tejón en inglés – en alusión al carácter de este animal que no retrocede ante ningún adversario, sea del tamaño que sea. Con este último, Thompson imprimía a su estudio el carácter de enfado e inconformismo que vivía en aquel momento y que según él sigue prácticamente intacto a día de hoy y así lo demuestra en el logo de su empresa: la huella de un tejón acompañada de dos tibias cruzadas al más puro estilo de las típicas banderas piratas.
Uno de los productos pioneros de Black Badger son las sustancias luminiscentes. Si bien es cierto que el mundo de la relojería es un campo de aplicación habitual para estos productos, generalmente y abandonadas en la actualidad sustancias utilizadas anteriormente como el radio por sus efectos nocivos en el cuerpo humano los tratamientos luminiscentes suelen responder a la archiconocida Super-LumiNova que consiste, básicamente, en un producto líquido que se seca una vez aplicado sobre la superficie correspondiente. En este sentido, la luminiscencia utilizada por Black Badger, presenta un principio totalmente distinto consistente en bloques macizos fresados a mano o a máquina hasta obtener la forma deseada. Se trata de un compuesto altamente eficaz en el almacenado y restitución de la luz y que, además, por el hecho de ser macizo, posee una mayor cantidad de materia que conduce a una mayor luminiscencia durante un período de tiempo más prolongado.
HMX Black Badger.
La primera de las dos piezas presentadas por MB&F en Baselworld y bajo el concepto Black Badger responde a tres nuevas versiones del HMX lanzado el pasado año 2015 para conmemorar el décimo aniversario de la manufactura y que en su día decidimos identificar como una evolución del HM5. El nuevo HMX Black Badger respeta la morfología y características constructivas del diseño del modelo original con una caja manufacturada combinando acero y titanio de dimensiones 46,8 x 44,3 x 20,7 mm.
Las indicaciones implementadas siguen siendo las de horas y minutos, animadas por el mismo movimiento de remonte automático – con frecuencia de oscilación del volante de 18.000 alternancias por hora y 42 horas de reserva de marcha – desarrollado internamente por MB&F – con horas saltantes bidireccionales y minutos con disco de arrastre – y con un tren de engranajes Sellita.
Si las cuatro versiones lanzadas originalmente del HMX diferían entre ellas en el color aplicado a la parte superior de la caja, todos ellos tomando como referencia el mundo de los deportivos: Lotus Black, Bugatti Blue, British Racing Green y Ferrari Red; las tres nuevas presentadas como Black Badger (ediciones limitadas a 18 piezas cada una de ellas) lo hacen bajo los sobrenombres Radar Green, Phantom Blue y Purple Reign.
Starfleet Machine Black Badger.
Aplicando el mismo principio que en el HMX, este reloj de sobremesa presentado en 2014 como resultado de la colaboración de MB&F con l’Epée 1839, acoge la sustancia luminiscente desarrollada por Black Badger para desprender, más si cabe, su carácter vanguardista y futurista. La estructura de la Starfleet Machine original, en acero para la versión bautizada como «light» y en acero con baño de rutenio para la «dark» – ambas Ediciones Limitadas a 175 piezas – mantiene las dimensiones de 21 cm de alto con un diámetro aproximado de 29 cm a la vez que varía el material para utilizar el latón tratado con paladio. De igual modo, el conjunto va cubierto con el domo bautizado con el nombre de «Biosfera».
Con las mismas indicaciones que el modelo original y albergando, por tanto, el mismo movimiento mecánico que oscilando a 18.000 alternancias por hora (2,5 Hz) suministra una reserva de marcha de 40 días gracias a 5 barriletes dispuestos en serie, la Starfleet Machine Black Badger incorpora la nueva sustancia luminiscente en la parte interior del anillo perimetral que envuelve al reloj así como en la también zona interior de las tres columnas curvadas que actúan como soportes, en las agujas y, finalmente, en las cúpulas de horas, minutos e indicación de reserva de marcha.
Al igual que sucede con el caso del HMX Black Badger, esta Starfleet Machine se producirá en tres Ediciones Limitadas a 18 piezas cada una: Radar Green, Phantom Blue y Purple Reign.