Si bien es cierto que, a priori, Kelys & Chirp puede parecer una pieza relativamente sencilla, sus 480 componentes indican todo lo contrario. Para hacer un ejercicio de equivalencia con las complicaciones en relojería, estos 480 componentes serían suficientes para integrar el movimiento de una repetición de minutos. Lo cierto es que esta pieza supuso una serie de importantes retos, para la solución de los cuales fue necesaria la plena dedicación de Nicolas Court y de su equipo, como el movimiento completo e independiente por el que está formado Chirp (el pájaro).
Adicionalmente, tuvieron que lidiar con la dificultad de conseguir que la tortuga se moviera (su peso es de 1,4 Kg y sus dimensiones de 24 cm de largo, 16 cm de ancho y 8 cm de alto con el pájaro en el interior del caparazón) con la poca energía disponible en el diminuto muelle real del pájaro y que, además, su movimiento fuera realista. La primera de estas dificultades se salvó con un engranaje de bajo ratio, en tanto que el segundo precisó de una serie de engranajes elípticos ubicados en el tren de alimentación y combinados con levas que guiaran el movimiento de las patas.
En el aspecto de la seguridad y como comentábamos antes, se implementó un sistema basado en un embrague de fricción que detecta los bordes de las superficies de manera que provoca la detención inmediata de la tortuga evitando que esta caiga. Otro mecanismo en este sentido fue el aplicado al pájaro, de manera que este detiene su movimiento y su canto retirándose al interior del caparazón en el caso de que se ejerza presión accidentalmente tanto sobre él como sobre su tapa.
Chirp, es decir, el pájaro cantor, toma el oro blanco con un acabado pulido como material en tanto que las posiciones de los ojos están ocupadas por dos zafiros. El número de piezas que integran el cuerpo del pájaro es de 30, en tanto que los correspondientes a los fuelles aumentan hasta alcanzar la cifra de 90. Po su parte, Kelys, la tortuga, utiliza el latón rodiado con una combinación de acabados pulido, satinado y graneado. En esta ocasión los ojos son de ónice negro. Las doce escamas del caparazón de Kelys están hechas de piel de becerro de alta calidad y manufacturadas una a una. Los colores de estas escamas – azul, verde, amarillo u ocre – son los que dan lugar a las cuatro ediciones limitadas de esta pieza, cada una de ellas a únicamente 18 unidades. El precio de venta recomendado es de 49.000 francos suizos más impuestos.