Kelys & Chirp. La nueva (y exquisita) locura de MB&F.
Kelys & Chirp es la nueva y exquisita genialidad de MB&F, acompañado en esta ocasión por Reuge, que repite colaboración, y por Nicolas Court.
De nuevo de la mano de Reuge, como habitúa a suceder cada vez que se embarca en uno de sus proyectos que desembocan en cajas musicales, MB&F nos presenta su pieza bautizada como Kelys & Chirp, un autómata en forma de tortuga que atesora en su interior un pájaro cantor. Como mencionamos en el título, una exquisita locura de Maximilian Büsser para la que, adicionalmente, ha contado con la colaboración de Nicolas Court, uno de los creadores de autómatas más talentosos de Suiza.
Kelys, que toma su nombre del griego chelone o chelys, reproduce de manera fiel el modo de andar de las tortugas gracias a un complicado mecanismo de engranajes y levas, incluyendo el suave movimiento de la cabeza. Además, y haciendo honor a la sabiduría que se les supone a estos anfibios que llegan a vivir hasta 190 años, está provista de un sensor mecánico que impide que se caiga de la superficie sobre la que se desplaza. Chirp, el pájaro albergado en el interior del caparazón, la acompaña en su movimiento abriendo y cerrando el pico, aleteando y moviendo su cola a la vez que emite su canto. Esta combinación de movimientos sucede siempre que la cola de Kelys esté orientada hacia abajo. Si por el contrario, la cola apunta hacia arriba, entonces podremos disfrutar del espectáculo ofrecido por Chirp sin que la tortuga se desplace.
El canto de Chirp tiene su historia. Y es que su sonido tiene origen en una invención que se remonta a, nada más y nada menos, que 230 años atrás. Como muchos de vosotros habréis podido pensar, y dado que estamos hablando de autómatas, la invención en cuestión se le atribuye a Pierre Jaquet-Droz, quien tuvo la idea de crear la complicación moderna del pájaro cantor. En 1785, Droz ya había conseguido miniaturizar el pájaro mecánico mediante un movimiento compacto. El secreto del éxito de su desarrollo radicó en recrear un canto de pájaro realista empleando un único fuelle de tono variable en lugar de varios fuelles de un solo tono.
Si bien es cierto que, a priori, Kelys & Chirp puede parecer una pieza relativamente sencilla, sus 480 componentes indican todo lo contrario. Para hacer un ejercicio de equivalencia con las complicaciones en relojería, estos 480 componentes serían suficientes para integrar el movimiento de una repetición de minutos. Lo cierto es que esta pieza supuso una serie de importantes retos, para la solución de los cuales fue necesaria la plena dedicación de Nicolas Court y de su equipo, como el movimiento completo e independiente por el que está formado Chirp (el pájaro).
Adicionalmente, tuvieron que lidiar con la dificultad de conseguir que la tortuga se moviera (su peso es de 1,4 Kg y sus dimensiones de 24 cm de largo, 16 cm de ancho y 8 cm de alto con el pájaro en el interior del caparazón) con la poca energía disponible en el diminuto muelle real del pájaro y que, además, su movimiento fuera realista. La primera de estas dificultades se salvó con un engranaje de bajo ratio, en tanto que el segundo precisó de una serie de engranajes elípticos ubicados en el tren de alimentación y combinados con levas que guiaran el movimiento de las patas.
En el aspecto de la seguridad y como comentábamos antes, se implementó un sistema basado en un embrague de fricción que detecta los bordes de las superficies de manera que provoca la detención inmediata de la tortuga evitando que esta caiga. Otro mecanismo en este sentido fue el aplicado al pájaro, de manera que este detiene su movimiento y su canto retirándose al interior del caparazón en el caso de que se ejerza presión accidentalmente tanto sobre él como sobre su tapa.
Chirp, es decir, el pájaro cantor, toma el oro blanco con un acabado pulido como material en tanto que las posiciones de los ojos están ocupadas por dos zafiros. El número de piezas que integran el cuerpo del pájaro es de 30, en tanto que los correspondientes a los fuelles aumentan hasta alcanzar la cifra de 90. Po su parte, Kelys, la tortuga, utiliza el latón rodiado con una combinación de acabados pulido, satinado y graneado. En esta ocasión los ojos son de ónice negro. Las doce escamas del caparazón de Kelys están hechas de piel de becerro de alta calidad y manufacturadas una a una. Los colores de estas escamas – azul, verde, amarillo u ocre – son los que dan lugar a las cuatro ediciones limitadas de esta pieza, cada una de ellas a únicamente 18 unidades. El precio de venta recomendado es de 49.000 francos suizos más impuestos.