Muy probablemente se trate de la pieza estandarte de la nueva Colección Meisterstück Heritage que Montblanc presentó durante el pasado SIHH, no tanto por la complicación implementada puesto que en este aspecto estaría, por lo menos, a la par con el modelo que monta el calendario perpetuo, ni tampoco en cuanto a su diseño que es razonablemente lineal en todas las piezas de la colección, sino debido al calibre mecánico albergado en su interior y al simbólico significado que la manufactura le otorga al ser el único Meisterstück Heritage que se producirá en Edición Limitada a 90 piezas, un número en absoluto escogido al azar.
Si siguiéramos la línea habitual en lo que a estructura se refiere y que acostumbramos en la redacción de nuestro artículos, este sería el punto en el que empezaría a hablaros de la caja del guardatiempos. Pero como os avanzaba en la introducción, esta pieza aunque de exquisito y elegante diseño, presenta su verdadera esencia y significado en el calibre mecánico que le da la vida. Hacia el año 1923 la Manufactura Minerva, antecesora de la actual Manufactura Montblanc en Villeret, fabricó uno de los primeros movimientos de cronógrafo mecánico orientado a ser ubicado en el interior de un reloj de pulsera. Por aquel entonces, uno de los gremios que más apreciaba este tipo de guardatiempos eran los físicos y, especialmente, los médicos. La razón no era otra que, de manera bastante extendida, los cronógrafos de pulsera solían incorporar en el dial una escala pulsométrica calibrada generalmente a 30 pulsaciones.
La existencia de esta escala pulsométrica era de extrema utilidad puesto que evitaba el tener que contar las pulsaciones del paciente y, para ello, tener que hacerlo con todas y cada una de ellas durante un minuto completo. Estos relojes albergaban una de las maravillas mecánicas de la época en lo que a relojería se refiere: el Calibre Minerva 13.20. Precisamente y de manera prácticamente simultánea en ese mismo año, 1923, Montblanc lanzaba otro instrumento que se convertiría en todo un icono, en esta ocasión del arte de la escritura: la pluma Montblanc Meisterstück 149.
El nuevo Heritage Chronograph mantiene la tradición y los valores iniciados hace 90 años, y bajo el identificativo de Meisterstück rememora a los cronógrafos de la época sustituyendo el calibre original, el 13.20, por el Calibre Montblanc MB M13.21. De remonte manual y con una reserva de marcha de 55 horas, este movimiento mecánico responde al de un cronógrafo monopulsante con rueda de pilares y embrague horizontal, y cuya frecuencia de oscilación es de 2,5 Hz. Palancas pulidas a espejo en sus superficies planas y con acabado satinado en los flancos biselados a mano, cada una de ellas se ajusta individual y manualmente para suavizar al máximo el funcionamiento y evitar fenómenos tan poco deseables como el backlash o retroceso de la trotadora del crono.
El resto de los 239 componentes de este calibre siguen la misma dinámica y, honrando el significado de la palabra «Meisterstück» – obra maestra en alemán – incorpora los distintos puentes manufacturados en base a plata rodiada, biselados a mano y con los flancos pulidos también de forma manual. El puente de la rueda central del cronógrafo tiene la peculiar forma de V del histórico Minerva 13.20 y, en honor a él, la leyenda «Minerva Villeret» se graba en su superficie.
La caja de este Pulsograph se manufacturará únicamente en versión de oro rosa, al contrario del resto de los guardatiempos de la colección que tendrán sus equivalentes en acero, y en Edición Limitada a 90 ejemplares en referencia al 90º Aniversario del nacimiento de la Meisterstück 149. Con unas equilibradas dimensiones de 42 mm de diámetro por 11,8 mm de altura, y con una estanqueidad más que adecuada dado el tipo de reloj del que se trata de 3 bar, el bisel es delgado y presenta un acabado pulido en tanto que la carrura es satinada y el fondo, como no podía ser de otro modo, visto a través de un cristal de zafiro. Precisamente en la carrura de la caja y a la altura de las 6 es donde encontramos otro de los detalles que convierte a esta pieza en especial: un diamante Montblanc, cortado y pulido siguiendo la silueta del logo de la Manufactura.
A las dos, y por encima de la corona que sirve para remontar y sincronizar al guardatiempos, se inserta el único pulsador responsable de activar las funciones del cronógrafo de arranque, parada y puesta a cero, de manera secuencial. Que el cronógrafo sea monopulsante tiene toda su lógica puesto que, si consideramos su función de pulsómetro, es completamente obvio que tan sólo dispondremos de una de nuestras dos manos para actuar sobre el reloj, en tanto que la otra será la que tome el pulso al paciente. Del mismo modo y con la misma lógica, la posición del pulsador abandona la habitual concéntrica a la corona en otros cronógrafos monopulsantes para alojarse a la altura de las dos. Pongámonos en situación e imaginemos que nos disponemos a contar las pulsaciones por minuto de un paciente: en tanto que nos valdremos de nuestra mano izquierda para ponerla en su muñeca, el cronógrafo lo sujetaremos en la palma de nuestra mano derecha, con el dial mirando hacia nosotros. Es fácil concluir que la posición más idónea para situar el pulsador en función de la ubicación de nuestro pulgar es, sin lugar a dudas, la de las 2.
Si acudimos al dial del guardatiempos, ligeramente abombado y de color plateado con un acabado del tipo «sunburst», e iniciamos nuestro recorrido por la zona más externa, es decir, aquella que linda con el bisel, nos encontramos con la escala logarítmica pulsométrica calibrada para 30 pulsaciones y graduada para medir desde un máximo de 200 hasta un mínimo de 40 pulsaciones por minuto. El principio de funcionamiento es sencillo: al accionar el pulsador iniciamos el contaje de pulsaciones del paciente, al llegar a la pulsación número 30 detenemos el cronógrafo y la trotadora central apuntará al numeral correspondiente en la escala.
Si continuamos con nuestro recorrido hacia el centro de la esfera del reloj, la siguiente escala con la que nos encontramos es la que sirve de apoyo para la lectura de los segundos del crono. Índices del tipo bastón en color negro, con numerales arábigos en rojo para las posiciones múltiplo de 5, en el interior de dos delgadas circunferencias concéntricas, se completan con unos segundos índices de menor longitud que dividen de manera precisa cada segundo en cinco intervalos que coinciden con los cinco pequeños desplazamientos que realiza la trotadora del crono por cada segundo transcurrido debido a los 2,5 Hz de frecuencia de oscilación del volante.
Finalmente y después de la línea de menor diámetro que circunscribe la escala del crono, nos encontramos con una serie de discretos puntos en negro, ligeramente mayores en las posiciones múltiplo de cinco y que sirven como lectura de los minutos del movimiento base. Índices facetados y aplicados en el dial, fabricados en oro rosa, señalan las posiciones horarias a excepción de las correspondientes a las 12 y a las 6 que vienen indicadas por sendos numerales romanos de igual construcción y material que los índices.
Sobre el eje horizontal de la esfera del Pulsograph y de manera perfectamente equilibrada se disponen en configuración bi-compax dos subdiales de iguales dimensiones destinados a albergar al pequeño segundero del movimiento base a las 9, y el contador de 30 minutos del crono a las 3. En cuanto a las agujas, las responsables de las indicaciones del cronógrafo están manufacturadas en acero pavonado, con el característico color azul que este tratamiento confiere. Mientras que la trotadora central del crono adopta el rojo en su extremo para facilitar la lectura indicada, la correspondiente al contador de 30 minutos incorpora a media altura una pequeña flecha en alegoría al antiguo logotipo de la Manufactura Minerva. Agujas de horas y minutos, en oro rosa al igual que la caja, son facetadas y de morfología conocida como «dauphine».
El conjunto se completa con una correa de aligátor de color negro con cierre del tipo hebilla en oro rosa y estará disponible a partir de otoño de este 2014 con un precio de venta recomendado de 27.000 €. Una vez más, e incluso en piezas realmente considerables como de Alta Relojería, Montblanc esgrime una relación calidad-precio realmente excelente.
Mecánicamente impecable y albergando un calibre que es un verdadero regalo para la vista, el nuevo Montblanc Meisterstück Heritage Pulsograph presenta el diseño que sencillamente le corresponde, con un ADN de los relojes de principios del siglo XX a la vez que elegante, y con una sobriedad y legibilidad excelentes. En mi opinión personal este nuevo modelo en particular, y la colección al completo en general como os trasladaré en próximos artículos, supone un gran acierto en el catálogo de la manufactura.