El abanico de opciones que Montblanc ofrece en su catálogo es ciertamente interesante. Desde piezas con grandes complicaciones acompañadas de acabados que requieren del dominio de oficios artesanales, hasta aquellas más terrenales y que resultan accesibles para un mayor número de aficionados y que se caracterizan por una relación calidad-precio realmente excelente. Siguiendo fiel a esta filosofía, el año 2015 no representa ninguna excepción a esta regla y la manufactura alimenta a cada una de estas líneas de manera equitativa y adecuada. Desde el Heritage Chronométrie Dual Time sobre el que todavía no os hemos hablado, pasando por el ExoTourbillon Minute Chronograph de la misma y recién estrenada Colección Heritage Chronométrie y hasta llegar al objeto de este artículo que representa el verdadero buque insignia del año que Montblanc ha decidido dedicar a Vasco de Gama: el Villeret Tourbillon Cylindrique Geosphères Vasco da Gama.
La Caja
Con unas generosas dimensiones de 47 mm de diámetro por 15,38 mm de altura y manufacturada en oro rojo con acabado pulido en toda su superficie, la caja de este guardatiempos es el continente perfecto para albergar la habitual tridimensionalidad a la que Montblanc nos tiene acostumbrados en este tipo de piezas. Como peculiaridad en lo que a sus elementos se refiere cabe destacar la concavidad de su bisel, característica que, dada la cercanía de este componente a la esfera, no hace más que aumentar el protagonismo de esta última. La carrura, que en una sola pieza se prolonga para generar las asas, alberga las herramientas necesarias para actuar sobre todas y cada una de las indicaciones. En tanto que la corona, estriada y con el emblema de la manufactura en madreperla en el cabujón, sirve para sincronizar las manecillas centrales y los discos de 24 horas de las horas mundiales, el pulsador situado a las 8 permite ajustar la hora local y el elemento incrustado a las 4 hacer lo propio con la hora de origen.
El fondo visto de esta caja gracias a un cristal de zafiro permite disfrutar de la visión del calibre Minerva MB M68.40. El anillo que envuelve a esta zona vista adopta el mismo oro rojo que el resto del continente y alberga, grabados, los nombres de 36 ciudades – 24 ubicadas en el hemisferio Norte acompañadas de 12 situadas en el hemisferio Sur – cada una de ellas correspondientes a sus respectivos husos horarios indicando, además, la desviación correspondiente respecto del meridiano 0. A las 12 de esta trasera, grabado directamente sobre el zafiro se muestra el número correspondiente de cada pieza en relación a las 18 unidades que forman parte de lo que, como no podía ser de otro modo, responde a una Edición Limitada cuyo precio de venta recomendado por ejemplar será de 250.000 €.
La correa que completa el conjunto exterior de este guardatiempos está manufacturada en piel de caimán de color negro, con la parte interna fabricada en el mismo material, e incorpora un cierre de tipo desplegable en oro rojo.
El Dial
Espectacular. En lo que a mi experiencia personal se refiere no sería la primera vez que, habiéndome sorprendido gratamente un reloj en particular al descubrirlo a través de imágenes, ya sea en el catálogo de la marca o en las adjuntas a las notas de prensa, mi entusiasmo se convierte en cierta decepción cuando tengo la oportunidad de tenerlo en la mano. Si este Geosphères atrae en las imágenes cedidas por Montblanc, las que acompañan a estas líneas, en la realidad esta impresión se supera con creces. Generalmente siempre hay uno de los elementos de la esfera que adopta el papel de protagonista, aquel al que resulta inevitable dirigir la mirada cuando observamos el reloj. En esta ocasión y por lo que a mí respecta el atractivo de la esfera es global y los dos hemisferios rivalizan y compiten por ese protagonismo.
La esfera de este Villeret se convierte en un punto de encuentro de cuatro dimensiones, las tres espaciales más la temporal. Los dos planos horizontales que sirven de base para el resto de los elementos se superponen aportando una profundidad excelente al conjunto. El tercio superior de la esfera responde al estrato más bajo y es el responsable de recibir al tourbillon esférico que actúa como órgano regulador. El acabado de esta superficie está decorado con un guilloché que reproduce un patrón de ondas en clara alusión a los viajes del navegante portugués que cede su nombre a este modelo. A izquierda y derecha, a modo de columnas, se erigen los dos soportes del puente que adopta la morfología de doble infinito ya típica de Montblanc. Un regalo para la vista.
Los dos tercios inferiores ocupan el nivel más alto de la esfera y son los responsables de albergar las indicaciones de la hora de origen y horas mundiales. En esta ocasión, el acabado de la superficie responde a un sutil patrón graneado de manera que no desvía la atención de las lecturas ofrecidas a la vez que aligera la percepción visual de esta zona.
Pasemos a las indicaciones. Las agujas centrales de horas y minutos, manufacturadas en oro rojo al igual que la caja, son las responsables de informar de la hora local, es decir, de la correspondiente al lugar en el que nos encontramos en un momento determinado. Ambas agujas apuntan para su lectura a una escala ubicada en un realce perimetral que se extiende en ambos niveles de la esfera. Esta escala está formada por índices de tipo bastón transferidos en negro para los minutos y sustituidos por pequeños apliques en forma de pica y construidos en oro rojo en las posiciones horarias.
Para encontrar el segundo huso horario ofrecido por la esfera debemos dirigir nuestra mirada a la posición de las 6 donde nos encontramos con una exquisita representación de la hora de origen, aquella que corresponde al lugar en el que residimos y desde el cual nos hemos desplazado temporalmente. Una delicada aguja azulada en forma de Flor de Lis gira alrededor de un soporte en forma de Rosa de los Vientos para apuntar a una discreta escala perimetral en negro. Esta Rosa de los Vientos está formada por cuatro partes distintas, todas ellas fabricadas y decoradas a mano, y se inspira en la de mármol existente en la base del Padrao dos Descobrimentos, monumento que homenajea a los descubridores portugueses y que se encuentra ubicado en la Parroquia de Belém en Lisboa.
Finalmente, la exquisita interpretación que Montblanc hace de la complicación de las horas mundiales. A ambos lados de la Rosa de los Vientos se erigen dos domos en representación de los hemisferios Norte a la izquierda y Sur a la derecha. Cada una de estas mitades del globo terráqueo están manufacturadas a mano con las líneas de longitud y latitud que representan los meridianos y los paralelos grabadas, al igual que la representación de los continentes, y con las zonas que responden a los mares y océanos decorados con pintura en miniatura a mano. Cada una de estas dos semiesferas está rodeada por un anillo de 24 horas que, de manera adicional y oscureciendo ligeramente el arco comprendido entre las 18:00 y las 6:00, hace las veces de indicador día/noche. En tanto que el anillo que circunda al hemisferio Norte, a la derecha, gira en el sentido de las agujas del reloj, el situado alrededor del hemisferio Sur lo hace en el sentido contrario. La combinación de las líneas de los meridianos y las escalas de los anillos ofrecen una lectura rápida e intuitiva de la hora en cualquiera de los husos horarios existentes.
El Calibre
Montblanc ha confiado el diseño y la manufactura del corazón del Geosphères a sus talleres de Villeret materializando el proyecto en el movimiento Minerva de remonte manual bautizado con la referencia MB M68.40. Con un total de 281 componentes, de los cuales 91 pertenecen a la construcción del tourbillon, late a una frecuencia de 18.000 alternancias por hora (2,5 Hz) y ofrece una reserva de marcha de dos días completos. Las grandes superficies de este calibre que ocupan la zona visible a través del zafiro de la trasera son la platina principal, en plata niquelada rodiada y con decoración perlada por ambos lados, y los puentes fabricados en el mismo material pero sustituyendo la decoración por Côtes de Genève.
Obviando la complejidad explícita tanto en lo que refiere al diseño como a la fabricación del conjunto de este calibre, probablemente sea conveniente incidir en uno de sus componentes: la espiral cilíndrica. Belleza estética a parte, la espiral cilíndrica remonta sus orígenes a los cronómetros marinos de alta manufactura en los que los navegantes de la época debían depositar toda su confianza para el cálculo de sus rutas. La gran ventaja de este tipo de espiral frente a las de construcción plana, las de uso más habitual, es el aporte que representan a una mayor precisión en la marcha del reloj al eliminar la ligera excentricidad del centro de gravedad propio de estos elementos.
Conclusiones
Resulta obvio que no tendría sentido alguno intentar exponer unas conclusiones convencionales para una pieza como esta. Queda fuera de toda duda que, aunque la finalidad implícita de este guardatiempos es la de ofrecer las indicaciones en él albergadas, estas suponen en realidad una excusa para dar a luz a una creación singular que está más cerca de lo que podríamos considerar una pequeña obra de arte que Montblanc esgrime como prueba de su potencial como manufactura relojera. Mecánica impecable respaldada por un movimiento Minerva, diseño de una clase envidiable y acabados con una calidad fuera de toda duda son las cartas que juega este Tourbillon Cylindrique Geosphères Vasco de Gama y que, por derecho propio, hacen de él la gran estrella de las nuevas incorporaciones al catálogo de la marca en este 2015.