Os ofrecemos la segunda parte del artículo que ayer empezamos sobre la última creación de H. Moser & Cie, el Streamliner Flyback Chronograph Automatic. Si acabamos con la detallada explicación de la caja y el brazalete, hoy empezaremos con el último elemento externo que nos faltaba, la esfera, para posteriormente analizar su parte mecánica. Vamos a ello.
La esfera, en un nuevo tono de gris antracita, implementa el efecto degradado fumé característico de Moser, aunque esta vez combinado con un acabado cepillado vertical llamado «griffé». En torno a la circunferencia se presentan dos escalas de estilo racing en blanco y rojo, la exterior para medir los segundos y la interior para los minutos. En la posición de las 12 en punto no hay un número «12» sino un sobredimensionado «60» aplicado que recuerda los cronómetros de los años 60 y 70 y confirma el principio central detrás del enfoque de H. Moser Streamliner Flyback Chronograph Automatic. Recordemos: «un cronógrafo que muestra la hora y no un reloj que también lleva función de cronógrafo«. Su protagonismo queda realzado con la ausencia de cualquier referencia o escala horaria, una decisión que colabora a la nitidez de la esfera. Del mismo modo, la escala taquimétrica serigrafiada en el realce perimetral acentúa todavía más su carácter deportivo.
La lecturas precisa de los intervalos registrados se hacen más fáciles gracias a las manecillas del cronógrafo central de idéntica geometría, gruesas en sus bases y más finas en sus puntas, imitando el diseño de los contadores del tablero de instrumentos de un automóvil. De un simple vistazo diferenciamos los minutos de los segundos gracias a sus dos colores: rojo para el segundero y rodiado para los minutos. Cuando el cronógrafo está a cero, ambas manecillas se superponen una sobre la otra señalado el «60», reproduciendo así la disposición de reposo de un cronógrafo rattrapante.
Por su parte, las horas y minutos se muestran mediante dos inusuales manecillas curvadas en forma de «jeringa» construidas en dos secciones, que incorporan inserciones de Globolight, un innovador material de base cerámica con Super-LumiNova, utilizado ahora por primera vez en unas agujas.
Calcando el perfil cóncavo del cristal, las dos manecillas cronográficas y la de minutos de la función horaria tienen su extremo curvado.
La nitidez de la minimalista esfera y la peculiar arquitectura coaxial central del cronógrafo consiguen que la legibilidad del H. Moser Streamline Flyback sea inmejorable. Además del perfecto contraste con sobre la esfera gris antracita, la gran diferencia geométrica entre ambos juegos de manecillas hace que no haya lugar a una posible confusión.
Si al inicio de este artículo he comentado que el Streamliner Flyback ha sido una formidable sorpresa, no me refería únicamente a su diseño sino también a su mecanismo. Técnicamente impresionante y estéticamente excelente, el calibre HMC 902 ha sido desarrollado conjuntamente con Agenhor. Es la tercera versión del alucinante AgenGraph, el cronógrafo central inventado por Jean-Marc Wiederrecht.
Siguiendo a las interpretaciones para el Fabergé Visionnaire Chronographe (2017) y el Singer Track 1 (2018), el HMC 902 de H. Moser es el primer cronógrafo central con función flyback. El AgenGraphe es un movimiento de cronógrafo realmente revolucionario que Agenhor desarrolló con la idea de solucionar el gran problema inherente a esta complicación: la legibilidad de sus indicaciones debida a la tradicional configuración relojera, en que el protagonismo de horas y minutos relega las mediciones cronográficas a pequeñas subesferas. Y por si fuera poco, su lectura queda frecuentemente interrumpida por el batir de las manecillas de la función horaria.
Para solucionarlo, la idea de Wiederrecht fue partir de cero y otorgar al cronógrafo el papel principal, situándolo en el escenario central de la esfera. Sumándole por primera vez la función flyback, este movimiento automático de cronógrafo controla sus funciones mediante rueda de pilares, oscila a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora y ofrece una respetable reserva de marcha de 54 horas, lo que supone un 10% menos que su versión «básica». Como era de esperar en una creación de H. Moser & Cie., el nivel de sus acabados es de primer orden.
Y si, habéis leído bien: el remonte de sus dos barriletes se realiza automáticamente, contrariamente a lo que parece a primera vista. El secreto está de nuevo en olvidarnos de las estructuras preconcebidas, ya que la masa oscilante de tungsteno se monta en el anverso del movimiento, donde queda oculta por la esfera y permite así disfrutar del mágico espectáculo de engranajes, palancas, piñones y demás componentes que, con un total de 434, conforman este calibre. Sencillamente genial.
Gracias a su principio retrógrado, que permite que la aguja de los minutos salte instantáneamente al siguiente utilizando la energía acumulada y más tarde liberada por una leva de caracol, el calibre HMC 902 permite leer los valores con mayor precisión. A ello se une otra de sus características, el embrague AgenClutch, que combina las ventajas del sistema horizontal y del vertical. Este embrague acopla el mecanismo de cronógrafo con el tren de rodaje de forma horizontal pero, por contra de lo habitual, la conexión se efectúa por fricción de ruedas sin dientes, un método similar al utilizado por los embragues verticales. De este modo no se incrementa el grosor del movimiento y se evita cualquier salto accidental al activar el cronógrafo.
En resumen…
De forma objetiva, el H. Moser & Cie. Streamliner Flyback Chronograph Automatic ofrece lo que la gente espera de un reloj deportivo de lujo. Es robusto gracias al acero, implementa un brazalete integrado, está bien protegido por una corona roscada y es hermético hasta 12 atm de forma que podemos usar el crono bajo el agua.
Retro, contemporáneo, deportivo y elegante. Es difícil sumarle todos estos calificativos al mismo tiempo, pero es lo que H. Moser ha conseguido. Su particular diseño vintage me resulta tremendamente atractivo lo mire por donde lo mire, apoyado además por la excelencia de sus acabados y un mecanismo sencillamente espectacular tanto por su arquitectura como por su belleza estética. Además, el Streamliner es uno de los cronógrafos más legibles que he visto en mi vida.
Por contra, este mismo diseño tan particular que a mí me fascina puede resultar antiestético para otros. Reconozco que es un diseño que lo amas o lo odias, pero lo que es seguro es que no dejará indiferente a nadie.
Esa misma personalidad única lo convierte en una excelente opción para aquellos que buscan un reloj deportivo de lujo distintivo y exclusivo, aunque debemos tener en cuenta de que es una edición limitada a únicamente 100 unidades y dispone de un precio de 38.000 €.
La colección Streamliner se ampliará próximamente con nuevas versiones del Flyback Chronograph (ojalá en titanio y esfera azul), aunque yendo más allá, la lógica nos impulsa a entrever un futuro tres agujas. Su mayor simplicidad conllevaría un coste mucho menor que el del Flyback Chronograph, y si su construcción resultara tan bien ejecutada como éste, podrían ser las referencias más vendidas de la firma.