Hace unos días publicamos un artículo con una breve introducción en la historia y modelos de
H. Moser & Cie. Tal como prometimos en él, hoy os presentamos el Test de la última novedad de la firma, presentada en Baselworld 2012: el Meridian Dual Time. Moser sólo produce unos 1.400 relojes anualmente. Ahora bien, entre ellos, es probable que este nuevo modelo tenga un lugar prominente en su producción. Este reloj destaca por su estilo clásico y nítido. Aún así, Moser no sería Moser si no hubiese dado a su reloj unos pequeños toques contemporáneos a su diseño. Y no dejéis que esta sencillez os engañe: H. Moser & Cie tiene una habilidad especial para ocultar las innovaciones complejas dentro de un exterior puro e inocente.
Dos son las principales características que definen el Meridian: el mecanismo de carga automática y el doble huso horario con indicación de la hora conmutable de doce a veinticuatro horas.
Discreción y elegancia son las definiciones que podemos atribuir a la caja del Meridian. Sus suaves y curvadas formas envuelven delicadamente la esfera, principal protagonista de cualquier reloj de vocación clásica.La caja del Meridian nos recuerda mucho a la del Moser Monard. Su diámetro es el mismo, 40,8 mm, un poco superior a las medidas más contenidas que corresponderían a un reloj de corte clásico. Su grosor, debido a implementar un calibre de carga automática, sube hasta 10,97 mm. Las asas ligeramente curvadas, son un poco más anchas, permitiendo una suave continuidad lateral con la caja. El escaso grosor del bisel provoca la impresión visual de poseer un diámetro de mayor tamaño.
Como único elemento externo, encontramos a las 3 horas la pequeña corona estriada, y rematada con la inicial de la marca. Esta corona forma parte del mecanismo «double pull crown» (DPC). El DPC hace referencia a la particularidad de esta construcción en la que es necesario tirar dos veces de la corona para pasar de la posición de dar cuerda a la de ajuste horario. Con el sistema de engatillado habitual de todos los relojes sin DPC, resulta más o menos difícil «sentir» cuándo la corona se encuentra en la posición intermedia en la que se corrige la fecha. Por eso, a veces se tira demasiado de ella y entonces, al girarla, en lugar de corregir la fecha se desajustan involuntariamente las agujas. El mecanismo DPC garantiza que si se tira una vez de la corona hasta el tope, solamente se alcanza, por ejemplo, la posición de corrección de la fecha. Solo cuando se suelta brevemente la corona y se vuelve a tirar de ella hasta el tope, la corona se encuentra en la posición que permite mover las agujas para la puesta en hora del reloj.
El cristal de zafiro que protege la esfera, con un diseño ligeramente abombado, presenta un tratamiento anti-reflejo en su parte interna. Lamentablemente, Moser no nos detalla la hermeticidad que el conjunto consigue. Aunque no sea un dato imprescindible dada la tipología y vocación clásica del Meridian, creo que esta información no debería obviarse bajo ninguna circunstancia.
Moser nos ofrece dos versiones de este modelo: oro rosa y platino, en acabado pulido. En ambos dos casos, una correa de piel de aligator completa el conjunto: marrón para el oro y negra para el platino.
La esferaVarios son los adjetivos que merece este dial: nitidez, elegancia, sencillez,…. Vinculados al material de la caja, Moser nos ofrece dos modelos de esfera: plateada para el modelo de oro rosa, y gris pizarra Ardoise para el modelo de platino. La decoración presenta el característico y bello efecto “rayos de sol” de acabado satinado, presente en todos los modelos de la marca. Las dos versiones son realmente soberbias, pero personalmente me decanto por el platino.
El elemento que llama más nuestra atención es la gran ventana 12/24 que se abre a las 12 horas. Su claro protagonismo en el diseño de la esfera, debido a sus dimensiones, me parece excesivo. Serían unas medidas correctas si habláramos de una ventana destinada a albergar una «grand date», pero no para una indicación am/pm mediante conmutación.
Los estriados laterales de dicha abertura ofrecen una sensación tridimensional, aumentando la profundidad visual de la esfera. A las 6 horas encontramos el subdial que alberga el pequeño segundero de la función horaria, bordeada por un hilo de oro o platino. En su interior, una pequeña aguja del mismo metal recorre los índices tipo bastón situados cada 5 segundos.En el eje central se disponen las dos finas agujas fusiformes correspondientes al huso horario de origen, manufacturadas en el mismo material de la caja. Bajo ellas, la aguja roja de la segunda zona horaria, más pequeña, destaca poderosamente sobre la esfera. Puede ser que no la observemos, debido a que si no se requiere su uso, queda discretamente oculta bajo las anteriores, girando solidariamente con ellas.Sobre ellas, encontramos impreso el nombre de la marca en la típica tipografía de Moser. Los índices aplicados tipo bastón, de oro o platino, que corresponden a las horas, se sitúan en el anillo perimetral que linda con el bisel, excepto a las 6 y a las 12 horas. Como todos los Moser, carece de índices intermedios que nos indiquen con precisión el minuto en el que nos encontramos, pero como contrapartida, aumenta la nitidez del dial.Estudiemos más a fondo la indicación conmutable de 12 y 24 horas. En la gran ventana en la parte superior de la esfera, se ve un 12 cuando es mediodía en el huso horario de origen. Después de las doce, la indicación conmuta a 24.
Para utilizar y consultar la hora del segundo horario, la pequeña aguja horaria de color, se puede ajustar en saltos de una hora por medio de la corona extraída a la posición media. Con ayuda del anteriormente citado mecanismo DPC, es posible encontrar fácilmente esta posición de la corona sin parar el reloj involuntariamente o sin desajustar la hora por error. Así pues, para el segundo uso horario se adelanta o atrasa el número de horas deseado, tras lo cual la aguja de color indicará la hora del nuevo horario, mientras que la hora de origen se podrá seguir leyendo del modo habitual.
Este aspecto lo diferencia de otros modelos que implementan la misma complicación, como por ejemplo el Lange Saxonia Dual Time, que invierte el uso de dichas agujas y su vinculación al sistema de indicación día/noche de la hora del lugar de origen. Sinceramente, prefiero vincular las agujas principales al huso horario en que me encuentre, usando la aguja secundaria para recordarme el horario de origen. Así mismo, el sistema de ajuste de dicha función mediante pulsadores del Saxonia me resulta más práctico que la extracción de la corona del Meridian.
El Meridian utiliza un sistema totalmente nuevo para esta indicación: la corredera de 24 horas. Este componente forma parte de un sofisticado engranaje que produce el movimiento de vaivén y se autobloquea a través de un mecanismo de cruz de Malta. La corredera tiene solamente las cifras 1, 2 y 4. El 2 se encuentra en el centro y se utiliza para indicar tanto el «12» como el «24». Esto es posible, porque el 4 se desplaza hacia la derecha y desaparece bajo la esfera, apareciendo entonces en la ventanilla la cifra «12». O bien, después del mediodía, la corredera se desplaza hacia la izquierda haciendo desaparecer el «1» y apareciendo así el «24» en la ventanilla superior de la esfera.
Este cambio de la indicación se realiza en solamente un segundo. Para conseguirlo, los relojeros de Moser han creado un mecanismo que tensa un resorte durante unas 8 horas sin alterar el funcionamiento de los otros componentes del mecanismo. A mediodía, la fuerza almacenada en el resorte se libera de golpe y provoca el movimiento rápido de la corredera.El calibreLa pregunta que formulaban a veces los amantes de la marca H. Moser & Cie –¿Cuándo llegará la cuerda automática?– resulta superflua desde la aparición del Meridian. El mecanismo automático HMC 345.121 diseñado especialmente para el Meridian, revela sus singulares características no a primera vista sino, como es habitual en Moser, cuando se observa en detalle. A través del cristal de zafiro del fondo de la caja, se puede admirar cómo la masa oscilante de oro macizo arma la cuerda.
La energía necesaria para el movimiento es transmitida al barrilete a través de un mecanismo de trinquete con un alto grado de eficiencia en función del sentido de rotación. Un gran cojinete de bolas sin lubricación, con bolas de cerámica sin mantenimiento, y un rochete de asiento flotante garantizan una menor fricción. Esto ofrece la gran ventaja de que, al llevar puesto el reloj, se acumula continuamente una reserva de marcha mayor que la consumida. En combinación con el barrilete de gran tamaño, esta construcción dota al Meridian de una reserva de marcha garantizada de 72 horas con toda la cuerda dada, o sea, de tres días enteros: una muy buena cifra.
Si después de haber estado parado, el reloj se lleva puesto ocho horas al día, la cuerda se carga completamente, por lo general, en cuatro días. Esta elevada efectividad de la cuerda de trinquete de Moser se basa, entre otros factores, también en que se arma durante los movimientos de la masa oscilante en ambas direcciones. Uno de los dos trinquetes trabaja en la rueda de trinquete a la tracción y el otro a la presión. Para evitar que el trinquete se doble y se rompa por efecto de las elevadas fuerzas originadas en el armado de la cuerda, se ha previsto, para mayor seguridad, un soporte de par. Los materiales de los trinquetes y de la rueda de trinquete están adaptados entre sí y se han optimizado para reducir el desgaste.
Capítulo aparte merece el módulo de escape intercambiable que implementa Moser en todos los modelos de su colección. Combinar la innovación con un mayor beneficio para los clientes siempre ha sido el deseo y el objetivo de los relojeros de Moser. En los relojes modernos, el resultado de estos esfuerzos se hace patente sobre todo en una pieza del mecanismo: el módulo de escape que se puede sustituir en su conjunto.
Este módulo fue desarrollado para poder reducir el tiempo de regulación del mecanismo en los servicios de limpieza que son necesarios cada cinco años más o menos. El relojero extrae del mecanismo todo el grupo de escape, limpia y lubrica el resto del mecanismo, y monta otro módulo de escape que ya está limpio y regulado: revisión terminada. Además, el módulo de escape se ha optimizado de acuerdo con los últimos avances técnicos. Se ha renunciado, por ejemplo, a la raqueta propensa a los fallos. La regulación de la frecuencia de oscilación se hace a través de tornillos de acero con una ranura en cruz dispuestos por todo el perímetro del volante. Para que los tornillos no se desajusten por vibraciones, se efectuó una ranura a través del orificio de la rosca. Gracias a ello, el tornillo se encuentra siempre bajo presión de muelle y asegurado. Lo difícil que resulta fabricar estos tornillos queda patente cuando se sabe que sus orificios tienen un diámetro minúsculo, de solamente 0,35 mm.
El volante completo es un volante clásico con tornillos de masa en oro blanco y una elipse de accionamiento de rubí: toda una obra de arte estética en sí mismo. Los materiales del volante y de los espirales han sido adaptados entre sí para que los cambios de temperatura no afecten perceptiblemente a la precisión del reloj.
Como el volante tiene un cierto peso, está amortiguado contra los golpes. El eje del volante posee pivotes cónicos con una parte cilíndrica extremadamente fina y se asienta sobre un cojinete que puede desplazarse en caso de golpes, evitando así que se rompan los pivotes, cuyo grosor es de 0,08 mm.Para la precisión del reloj también es importante que se pueda ajustar muy exactamente el juego del áncora con la rueda de áncora. Y aquí también han creado algo nuevo: la palanca de dragón. Esta palanca de tope está asentada sobre dos tornillos excéntricos con los que es posible posicionar de forma muy precisa las superficies de tope del áncora. Como esta es de oro y la palanca de dragón, de latón, se logra una buena amortiguación contra los golpes. El acceso a las excéntricas solamente tiene lugar desde abajo a través de una ranura, para que no se puedan desajustar cuando se monta el módulo de escape en el mecanismo. Todos estos ejemplos dan testimonio de una técnica relojera que cuida todos los detalles y, por ello, no sorprende que el espiral del volante esté formado con una curva final Breguet. Esta curva es la única que garantiza de modo fiable que el centro de gravedad del muelle del espiral no se desplace al oscilar, creando periodos de oscilación distintos en diferentes posiciones.El áncora y la rueda de áncora se fabrican en oro. La ventaja que aporta es que las superficies funcionales verticales son generalmente muy lisas, reduciéndose al mínimo la fricción entre las paletas de rubí del áncora y los dientes de la rueda de áncora. Ya en el pasado, Moser había empleado ruedas de oro en sus mecanismos de relojes.Finalmente, cabe decir que su frecuencia de oscilación es de 18.000 alternancias por hora, correspondientes a 2,5 hz. El diámetro de este calibre es de 34,00 mm, y su altura, 6,51 mm.Los acabados del calibre son impecables. Los puentes están achaflanados y pulidos a espejo. Para ello es imprescindible la mano del maestro artesano, al igual que para pulir y cepillar las superficies de las cajas, o para efectuar el satinado con efecto rayos de sol debajo del barrilete y el perlado de la platina. Y también el típico estriado doble con que Moser decora los puentes se hace únicamente a mano. La masa oscilante esqueletizada lleva grabada el nombre de la marca junto a su escudo, este último dispuesto en el eje de refuerzo central del rotor.
Si algo caracteriza a Moser es su acertada línea de diseño, añadiendo un decidido toque de modernidad a un diáfano y depurado estilo clásico. Cómo no, el Meridian Dual Time sigue esta premisa.
Junto a una caja de líneas sencillas, la nitidez de la esfera recoge todo el protagonismo, destacando poderosamente la ventana 12/24 asociada a la complicación de segundo huso horario. No es que no me guste dicha función, pero considero que Moser ha magnificado en exceso las dimensiones del indicador: una mayor discreción de la ventana hubiera sido más recomendable, favoreciendo un mejor encaje visual en el conjunto de la esfera.
Todo los elementos del reloj presenta un nivel de acabados y decoración excelentes; junto a una elevada legibilidad, una reserva de marcha considerable y varias soluciones técnicas como el módulo de escape intercambiable, el sistema DPC o el espiral Straumann, conforman un reloj realmente atractivo. Además, el hecho de implementar por primera vez dentro de la colección un calibre de carga automático, revaloriza su puntuación.No es mi referencia preferida dentro de Moser, lugar que ocupa claramente el Perpetual 1, pero no desentona en absoluto dentro de la colección. Se presenta como alternativa del anteriormente citado Lange Saxonia Dual Time, que implementa unas soluciones más clásicas para la misma función junto a la ventaja de tener un valor de compra un poco más razonable.
Los precios de las dos versiones no son precisamente bajos: la versión en oro rosa cuesta 27.000 euros, mientras que la de platino llega hasta los 34.000 euros.
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