Omega Speedmaster Chrono Chime
Nos adentramos en el segundo de los Omega Chrono Chime y nos trasladamos a uno de los grandes iconos de la manufactura suiza; el Speedmaster. Este reloj equipa exactamente el mismo calibre 1932 que el Olympic que acabamos de ver, por lo que las diferencias entre ambos relojes son externas y únicamente cosméticas.
Para este Speedmaster Chrono Chime, Omega se ha decantado por la versión con brazalete en su tamaño más grande, el de 45 milímetros. El material elegido para elaborar estos elementos externos es el oro Sedna, una aleación de este metal noble propia de Omega.
Con esta configuración y muy especialmente con el oro Sedna de sus elementos externos, el Speedmaster Chrono Chime abandona la vertiente más deportiva de este icono relojero y se centra en su carácter más lujoso. Su diámetro de 45 mm también contribuye a enfatizar su presencia. Por tanto, este no será el reloj ideal para quien privilegie la discreción. De todos modos, el destino más probable de este Speedmaster será descansar protegido por una vitrina en el domicilio de su propietario o bien resguardado en su lujoso estuche.
Si observamos la esfera, apreciaremos que las indicaciones son las mismas que acabamos de ver en el Olympic. La diferencia fundamental es que la disposición de los dos subdiales abandonan la linea vertical y se ubica en la horizontal. El motivo es que aquí, en lugar de emular un reloj de bolsillo histórico, estos contadores adquieren la disposición característica de los Speedmaster.
También apreciaremos que los botones del rattrapante y de la activación de la sonería desplazan su ubicación. Lo hacen exactamente los mismos 90 grados que se han desplazado los contadores. El método para obtener esta disposición, no puede ser más sencilla ya que basta con girar todo el movimiento los mencionados 90º. Por ello, la corona también se desplaza desde las 12, posición habitual en un reloj de bolsillo, hasta las 3, que es donde se ubica en la mayoría de relojes de pulsera.
Al igual que el Olympic 1932, este Speedmaster Chrono Chime recurre a los acabados más sofisticados para decorar su esfera. En este caso, en lugar de utilizar el esmalte para su fondo, Omega se decanta por la siempre espectacular aventurina azul, un mineral que también decora el bisel de este cronógrafo. En el realce interno y en los contadores encontramos de nuevo un exquisito grabado guilloché.
Los dos martillos de la sonería son visibles a través de una apertura practicada a la altura de las 9 horas, alrededor del pequeño segundero. Nuevamente, el conjunto estético resultante de todos estos materiales y acabados no puede ser más espectacular y llamativo.
El Speedmaster Chrono Chime se entrega en una caja de madera idéntica a la del Olympic. En ella también encontramos la placa de resonancia, además de una lupa y una bolsa de viaje. Dada su complejidad, la producción será tan restringida como la del Olympic 1932. Su precio, impuestos aparte, es de 450.000 EUR.