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Omega Chrono Chime; la novedad más inesperada

Los nuevos Omega Chrono Chime son la novedad más inesperada que nos podía presentar la célebre manufactura suiza de Biel.

Si la finalidad de los Omega Chrono Chime era sorprender a todo el mundo, el objetivo se ha cumplido. La sorpresa viene motivada por diversos factores y todos ellos derivan de la complicación de repetición de minutos. La primera es que prácticamente nadie asocia Omega con una complicación de sonería. La segunda es que Omega no solo se atreve con ella sino que la complementa con el cronógrafo, uno de los conjuntos de complicaciones más raros de ver. La tercera es que no se limita a presentar esta complejidad mecánica, sino que lo hace a través de dos relojes completamente distintos.

 

Omega Chrono Chime – los precedentes

Para acabar con cualquier debate acerca de la legitimidad o la lógica de que Omega desarrolle un movimiento con la complicación de repetición de minutos, nada mejor que recurrir a la historia de este legendaria manufactura suiza.

Omega 1892- the worlds first minute repeater wristwatch

1892 – primer reloj de pulsera con repetición de minutos

En el mes de septiembre de 1892, Louis Brandt & Frére, la firma predecesora de la marca Omega, presenta el primer reloj de pulsera de la historia con la complicación de repetición de minutos. Con este hecho histórico ya basta para frenar cualquier intento de debate.

Es cierto que esta pieza no se puede considerar estrictamente como reloj de pulsera. La imagen delata que se trataba de un reloj de bolsillo estilo Lépine al que se había añadido una correa para ser ceñido a la muñeca, una práctica muy común en esa época. Sea como fuere, los hermanos Brand, fundadores de Omega, ya comercializaron un reloj con repetición de minutos hace más de un siglo.

 

Omega Chrono Chime – el movimiento

De forma atípica, empezaremos el artículo tratando el mecanismo que origina el concepto Omega Chrono Chime. Se trata del calibre Co-Axial Master Chronometer 1932, desarrollado partiendo desde cero por Omega. Es importante señalar que se trata de un mecanismo integrado. Es decir, no se trata de un movimiento de cronógrafo al que se ha añadido un modulo de sonería, sino que se ha diseñado para integrar de base ambas complicaciones, con lo cual, en este calibre 1932 se convierten en inseparables.

Omega Calibre 1932 - anverso

Desarrollar partiendo desde cero un calibre de este nivel resulta extremadamente caro, por lo cual es lógico que Omega lo haya creado conjuntamente con Blancpain. Esta es una prueba de los beneficios del principio de «economía de escala» aplicada a dos marcas que pertenecen al mismo grupo, en este caso concreto al Swatch Group. Por tanto, a pesar de su extrema complejidad, en un futuro sería lógico ver este calibre equipando otros relojes de ambas firmas.

Rizando el rizo, el cronógrafo del calibre 1932 integra la función rattrapante, la más compleja que puede ofrecer este tipo de complicación. Además del hecho de conjuntar las complicaciones de cronógrafo rattrapante y repetición de minutos, el calibre 1932 aporta una característica técnica tan innovadora como extraordinaria; Al contrario que las repeticiones de minutos convencionales, la sonería del calibre 1932 no nos indica las horas y los minutos actuales sino el tiempo cronometrado mediante el cronógrafo.

Omega no es demasiado explícita sobre como se realiza técnicamente esta proeza. Lo único que nos transmite, y cito textualmente es: Para indicar el tiempo transcurrido mediante una sonería, el 1932 necesita su propio «cerebro» mecánico con el fin fusionar las dos funciones y detectar cuál de ellas debe activarse.

Omega Calibre 1932 - reverso

Además de todo lo mencionado, el calibre Omega 1932 ostenta todas los beneficios técnicos propios hoy en día de la mayoría de movimientos firmados por la manufactura de Biel. Como ya indica su nombre completo, se trata de un calibre con el certificado Master Chronometer, con todo lo que ello implica de extraordinaria precisión y de inmunidad a las corrientes magnéticas.

Otra característica atípica del Calibre 1932 es que la frecuencia de oscilación de su escape Co-Axial es de 36.000 alternancias por hora, lo que le permite realizar mediciones de 1/10 de segundo. El desarrollo conjunto con Blancpain de este calibre requirió seis años, una muestra más de su extrema complejidad.

 

Omega Olympic 1932 Chrono Chime

La primera aplicación de este extraordinario calibre es el Olympic Chrono Chime. En este caso, Omega ha realizado una curiosa mezcla de influencias y orígenes históricos para diseñarlo.

Omega Olympic 1932 Chrono Chime - origin

Ha tomado la complicación de repetición de minutos que caracterizaba el reloj de pulsera de 1892 (izquierda) y la ha trasladado a una caja que emula la del cronógrafo de bolsillo que se utilizó en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1932 (derecha). Por tanto, mediante el calibre 1932, este Olympic aúna las complicaciones de estos dos relojes históricos. Esto también explica la cifra 1932 que da nombre a este calibre. Estéticamente, el resultado final es el que vemos en el centro de la imagen; un diseño de reloj de bolsillo equipado con correa para ser ceñido a la muñeca.

La caja está elaborada con oro Sedna y mide 45 milímetros de diámetro por 16,9 de grosor. Estas cifras lo sitúan en el espectro más contenido comparado con lo habitual en relojes de bolsillo. El motivo es coherente ya que todo está condicionado por el tamaño del movimiento que equipa, que como veremos más adelante también se utiliza en un reloj muy distinto. Dicho de otro modo, el calibre 1932 ya se diseño pensando en obtener de él la máxima versatilidad.

En la parte superior izquierda de la carrura, a la altura de las 11 horas, se aloja el pulsador de la función rattrapante del cronógrafo. Simétricamente opuesto, ubicado a la altura de las 5 horas, encontramos el pulsador que activa la sonería. Emulando la mayoría de relojes de bolsillo históricos, el bisel de este Olympic es muy fino, otorgando todo el protagonismo a la esfera.

El diseño de dicha esfera se inspira totalmente en el reloj olímpico de bolsillo de 1932, tanto por la ubicación de los contadores como por los característicos números árabes que se utilizan a modo de índices horarios. Non obstante, la sofisticación de los acabados que se aplica en el Olympic 1932 es muy superior al del reloj histórico de bolsillo. Ello se personaliza por el esmalte «Grand Feu» de su base y por la delicada decoración guilloché que adorna el perímetro de la esfera y la superficie interna de los dos contadores.

Omega Olympic 1932 Chrono Chime - caseback

El fondo de la caja está presidido por un enorme cristal de zafiro, lo que permite a su propietario deleitarse con los espectaculares acabados de su movimiento. En el perímetro de este fondo encontramos el grabado «Official Timekeeper of the Olympic Games» y el número individual de cada reloj.

El Omega Olympic 1932 Chrono Chime se entrega resguardado en una espectacular caja de madera de nogal, que además aloja diversos accesorios. El más notable es el cordón de cuero que permite colgarlo alrededor del cuello y transformarlo así en un reloj de bolsillo o colgante. Como podemos apreciar en la imagen, también se entrega una especie de funda de cuero que lo protege de golpes y arañazos.

Omega Olympic 1932 Chrono Chime - strap

En el interior de la caja, encontramos una gran placa de resonancia, realizada con madera de abeto, que tiene la función de amplificar el sonido que emite la sonería. El Omega Olympic 1932 Chrono Chime se emitirá en formato numerado y su producción, aunque no restringida a un número concreto, será extremadamente limitada. El precio es de 420.000 CHF, al que habrá que sumar los impuestos correspondientes a cada país.

Omega Speedmaster Chrono Chime

Nos adentramos en el segundo de los Omega Chrono Chime y nos trasladamos a uno de los grandes iconos de la manufactura suiza; el Speedmaster. Este reloj equipa exactamente el mismo calibre 1932 que el Olympic que acabamos de ver, por lo que las diferencias entre ambos relojes son externas y únicamente cosméticas.

Omega Speedmaster Chrono Chime

Para este Speedmaster Chrono Chime, Omega se ha decantado por la versión con brazalete en su tamaño más grande, el de 45 milímetros. El material elegido para elaborar estos elementos externos es el oro Sedna, una aleación de este metal noble propia de Omega.

Con esta configuración y muy especialmente con el oro Sedna de sus elementos externos, el Speedmaster Chrono Chime abandona la vertiente más deportiva de este icono relojero y se centra en su carácter más lujoso. Su diámetro de 45 mm también contribuye a enfatizar su presencia. Por tanto, este no será el reloj ideal para quien privilegie la discreción. De todos modos, el destino más probable de este Speedmaster será descansar protegido por una vitrina en el domicilio de su propietario o bien resguardado en su lujoso estuche.

Omega Speedmaster Chrono Chime - dial

Si observamos la esfera, apreciaremos que las indicaciones son las mismas que acabamos de ver en el Olympic. La diferencia fundamental es que la disposición de los dos subdiales abandonan la linea vertical y se ubica en la horizontal. El motivo es que aquí, en lugar de emular un reloj de bolsillo histórico, estos contadores adquieren la disposición característica de los Speedmaster.

También apreciaremos que los botones del rattrapante y de la activación de la sonería desplazan su ubicación. Lo hacen exactamente los mismos 90 grados que se han desplazado los contadores. El método para obtener esta disposición, no puede ser más sencilla ya que basta con girar todo el movimiento los mencionados 90º. Por ello, la corona también se desplaza desde las 12, posición habitual en un reloj de bolsillo, hasta las 3, que es donde se ubica en la mayoría de relojes de pulsera.

Omega Speedmaster Chrono Chime - detalle dial

Al igual que el Olympic 1932, este Speedmaster Chrono Chime recurre a los acabados más sofisticados para decorar su esfera. En este caso, en lugar de utilizar el esmalte para su fondo, Omega se decanta por la siempre espectacular aventurina azul, un mineral que también decora el bisel de este cronógrafo. En el realce interno y en los contadores encontramos de nuevo un exquisito grabado guilloché.

Los dos martillos de la sonería son visibles a través de una apertura practicada a la altura de las 9 horas, alrededor del pequeño segundero. Nuevamente, el conjunto estético resultante de todos estos materiales y acabados no puede ser más espectacular y llamativo.

Omega Speedmaster Chrono Chime - box

El Speedmaster Chrono Chime se entrega en una caja de madera idéntica a la del Olympic. En ella también encontramos la placa de resonancia, además de una lupa y una bolsa de viaje. Dada su complejidad, la producción será tan restringida como la del Olympic 1932. Su precio, impuestos aparte, es de 450.000 EUR.