Hace unos días, escribía un artículo para Tiempo de Relojes sobre el Bulgari Octo Finissimo, una de las novedades que la firma presentó en la feria de Baselworld de este año. Revisando las anotaciones tomadas durante la presentación personal que Bulgari nos ofreció, enseguida sentí la necesidad de hablaros sobre el Octo Finíssimo Tourbillon, la novedad más importante en cuanto a complicación relojera se refiere, un guardatiempos que ofrece este extraordinario mecanismo bajo la complejidad que representa su minimalista grosor que lo convierten en el reloj con tourbillon más fino jamás realizado.
Bulgari, al igual que Cartier, siempre ha sido reconocido como uno de los más importantes fabricantes de Haute Joaillerie. Su división de relojería elaboraba piezas más bien enfocadas sobretodo a complementar su oferta; teniendo el nombre, era lógico despreciar el mercado que se le ofrecía en la Alta Relojería. Hace cinco años, Bulgari absorbió a Daniel Roth y Gerald Genta, y a pesar de ello, siguió situando el nombre de Bulgari en la esfera, una clara muestra de que querían ser reconocidos por sí mismos como actores principales en la Alta Relojería. Solo era cuestión de explotar el conocimiento, habilidades y experiencia que había adquirido. Este año, con el lanzamiento del Octo Finissimo Tourbillon se confirma que Bulgari ha superado el casting y está en disposición de unirse al elenco principal.
Bulgari recurre al exclusivo platino como material para fabricar la elegante caja de 40 mm de diámetro, luciendo la estética octogonal tan reconocible de la colección Octo, con su infinidad de aristas y facetas que le confieren su imagen de fuerte carácter. Pero lo realmente espectacular es su grosor de solo 5 mm. En su interior, la jaula del tourbillon y su grosor de 1,95 mm es el punto de partida sobre el que se ha desarrollado el Calibre Finissimo Tourbillon, un movimiento de remonte manual y 249 componentes que late a 21.600 alternancias por hora (3 Hz). Presenta unas medidas de 32,60 mm de diámetro (14½ líneas) y 1,95 mm de grosor, ofreciéndose como el movimiento tourbillon más delgado nunca fabricado.
Para lograr este hito, tuvieron que idear un buen número de soluciones técnicas para reducir el espesor total del movimiento. La primera fue para recurrir a rodamientos de bolas en varias partes móviles en lugar de los tradicionales rubíes. La supresión de la raquetería permite una ganancia adicional, efectuándose el ajuste directamente sobre el volante. A su vez, el barrilete es mantenido y guiado por tres cojinetes periféricos, lo que permite doblar la altura del resorte y lograr ofrecer una excelente reserva de marcha de 55 horas.
La trasera recurre a un cristal de zafiro para ofrecernos una perfecta visión del calibre, en la que destaca la jaula del tourbillon, y justo encima, el barrilete. Sus acabados no desmerecen en absoluto la calidad del movimiento: platina y puentes biselados y decorados con Côtes de Genève, ruedas biseladas y con satinado circular, y tornillos con cabezas y ranuras también biselados.
La minimalista y nítida esfera lacada en negro cuenta con elegantes índices aplicados bastón en las posiciones horarias, excepto a las 12 en punto donde implementa el número arábigo correspondiente. En la posición de las 6, una gran obertura circular nos permite admirar la hipnótica rotación del tourbillon volante, que realiza un giro cada minuto. Las dos manecillas dauphine caladas y facetadas remarcan el espíritu clásico, o más bien neoclásico, de este reloj a la vez que le confieren cierto toque de modernidad.
El elegante monocromatismo del Octo Finissimo Tourbillon se completa mediante una correa de aligator negra con hebilla de platino. Esperemos que en las próximas novedades de Bulgari nos muestren que siguen el buen camino marcado por los Octo Finissimos.