Apolo 13. 50 años del cronometraje más importante de Omega.
El 11 de abril se cumplen 50 años de la misión Apolo 13. Probablemente el cronometraje más importante en la historia del Omega Speedmaster.
Cuando has conseguido una importante cantidad de hitos a lo largo de la historia, es lógico que las fechas que los celebran se encuentren cerca una de otras. Este es, sin duda alguna, el caso de Omega. Si el pasado 2019 se celebraba el quincuagésimo aniversario de la misión Apolo 11, aquella que llevó al Speedmaster a ser el primer reloj en llegar a la Luna, este 2020 le toca cumplir años a otra importante misión, la del Apolo13. Poco podía nadie imaginar el 11 de abril de 1970, la fecha de su despegue, que estarían tan cerca de una considerable catástrofe.
De hecho, este iba a ser el tercer alunizaje humano y el siguiente capítulo del proyecto Apolo. Junto con el piloto del Módulo de Mando, Jack Swigert, y el piloto del Módulo Lunar, Fred Haise, los dos astronautas estaban equipados con sendos cronógrafos Omega Speedmaster Professional, parte del equipo oficial de la NASA para todas las misiones espaciales tripuladas desde 1965.
De cómo llego el Omega Speedmaster a esta cualificación y de su historia os hablamos en este artículo publicado en 2011, uno de los primeros que ocuparon las páginas de Watch-Test. Desde entonces y hasta la fecha, cambiaron ciertos datos al respecto de los hechos sucedidos, cambios que reflejamos en este otro artículo publicado en el primer número de nuestra revista manufacture Magazine.
Como describió James Ragan, el ingeniero de la NASA que probó y calificó por primera vez el Omega Speedmaster, en 1964: «El reloj era un respaldo crítico. Si los astronautas perdían alguna vez la capacidad de hablar con la Tierra o sus cronómetros digitales digitales dejaban de funcionar, lo único con lo que contarían sería con los relojes de sus muñeca. Era imprescindible su utilización por si tenían un problema». Estas afirmaciones, además de otras explicaciones, tuve la gran suerte de oírlas directamente de la boca de James Ragan, al que pude conocer y entrevistar el pasado año con motivo del pre-estreno de la película-documental Apolo 11 (leer aquí).
A los dos días de su lanzamiento, el Apolo 13 sufrió un grave problema cuando un tanque de oxígeno explotó a bordo paralizando el Módulo de Servicio y sumiendo a los astronautas en una situación realmente peligrosa. La misión a la Luna se abandonó. Ahora, se trataba simplemente de devolver a casa a la tripulación sana y salva.
Parte de la innovadora estrategia de rescate, dirigida desde Houston, consistió en trasladar a los astronautas al Módulo Lunar. Sin embargo, esta nave no estaba construida para soportar a tanta gente durante tanto tiempo. Por lo tanto, para ahorrar energía, la tripulación lo desactivó casi todo: sus cronómetros digitales quedaron fuera de servicio y los astronautas se encontraron a merced de la oscuridad y en condiciones de congelación.
Debido a que la misión se había desviado de su ruta entre 60 y 80 millas náuticas, el módulo entraría en la atmósfera terrestre en un ángulo incorrecto y volvería rebotado al espacio, sin posibilidad de recuperación. Para enderezar manualmente la ruta de la nave, se requería un consumo de combustible que debía durar exactamente 14 segundos, sin margen de error alguno. Puesto que los cronógrafos digitales estaban desconectados, Swigert usó su Omega Speedmaster para cronometrar la combustión, mientras Lovell dirigía la nave guiándose por el horizonte de la Tierra. Como diría más tarde James Lovell, el comandante de la misión: «Utilizamos el reloj Omega que Jack llevaba en su muñeca y yo tuve que controlar la nave espacial. Jack cronometró el encendido del motor, para hacer esa corrección y así poder volver a casa a salvo».El Apolo 13 se enfrentó a muchos retos complicados en los siguientes días, mientras la NASA trabajaba sin descanso para superar la situación cada vez más imprevisible. Pero fue en el último obstáculo cuando se requirió la precisión esencial del Speedmaster.
La maniobra funcionó perfectamente y el 17 de abril, 142 horas y 54 minutos después del lanzamiento, el Apolo 13 amaró sin peligro en el Océano Pacífico Sur. El reloj había cumplido su papel y funcionó exactamente como se esperaba. Ese mismo año, el 5 de octubre de 1970, Omega recibió el «Silver Snoopy Award» otorgado por la NASA, como muestra de gratitud por sus contribuciones al éxito de las misiones de los vuelos espaciales tripulados. Cuando se creó el prestigioso premio, Snoopy fue elegido mascota no oficial de la NASA por su capacidad de mantener las cosas tranquilas en situaciones graves. También enfatizaba el éxito de la misión y actuaba como «perro guardián».
Aun hoy, la insignia en plata de ley es un preciado recordatorio de la historia de Omega en la exploración espacial y, sobre todo, del decisivo papel que desempeñó en la misión Apolo 13.