El pasado martes, 22 de enero, tuvimos el inmenso placer de asistir al evento privado organizado por Omega para conmemorar los 125 años de su legendario Calibre Omega. Los invitados, procedentes de 23 países distintos, tuvimos la oportunidad de dar un paseo por la historia de este movimiento en el Omega Museum y ser testigos de la presentación de las dos piezas conmemorativas. A continuación pudimos disfrutar de la cena que, de la mano del chef Carlo Cracco, tuvo lugar el espacioso vestíbulo de la Omega Factory acondicionado de manera exquisita para la ocasión.
Todo apunta a que 2019 será un gran año para Omega: sorpresa con el Proyecto 321 revelado a principios de enero, el 125º Aniversario del Calibre Omega, recordemos que este año se cumple el 50º Aniversario del alunizaje y, por tanto, de la llegada del Speedmaster a la luna,… esto promete.
Pero vamos al tema que nos ocupa y, para hacerlo, nada mejor que seguir el índice que la propia marca utiliza en la información que nos entregó.
HISTORIA. Primero fue el Calibre …
Corría el año 1848 cuando el joven relojero Louis Brandt fundaría, en la ciudad de La Chaux-de-Fonds, un pequeño negocio consistente en un taller de relojería. Apasionado y obsesionado con la precisión, Louis Brandt se dedicó a crear relojes que fueran lo más exactos posible. Los frutos de su trabajo no tardarían en llegar y, pocos años después, Brandt se hizo con una impecable reputación como creador de relojes de alta calidad. Esta reputación llegaría al otro lado del Atlántico.
A la muerte de Louis Brandt, en 1879, sus dos hijos – Louis-Paul y César – tomarían las riendas del negocio familiar inspirados y alimentados por las enseñanzas de su padre. Poco imaginaban por aquel entonces el protagonismo que adquirirían en la historia de este sector. Lo mejor estaba por llegar.
Y llegó. Quince años después de gestionar y dirigir el negocio, los hermanos Brandt lanzaban un nuevo movimiento creado por ellos mismos y conocido entonces con el nombre de Calibre de 19 líneas. Su creación supuso un enorme salto hacia adelante al ser producido en serie mediante el uso de nuevos métodos revolucionarios para la época que establecerían, de manera inmediata, un nuevo estándar en la relojería. El Calibre de 19 líneas no era sólo extremadamente preciso, sino que además cada uno de sus componentes podía ser sustituido sin previa modificación por cualquier relojero del mundo. Además, este movimiento combinaba la puesta en hora y remonte del reloj a través de una única corona. Los hermanos Brandt bautizarían al Calibre de 19 líneas como Calibre Omega.
Al igual que la simbología que corresponde a la última letra del alfabeto griego, el nuevo movimiento representaba todo un hito, la consecución de un fin de gran repercusión. Asimismo, Louis-Paul y César Brandt estaban convencidos de que la industrialización y producción en serie de movimientos de alta precisión eran el futuro de la relojería.
El éxito alcanzado por el Calibre Omega fue tal que, en 1903, los hermanos Brandt decidieron cambiar el nombre de la compañía. De este modo nacería Omega Watch Co. que, por aquel entonces, se había convertido en la mayor manufactura suiza de relojes.
La celebración del 125º Aniversario del Calibre Omega y de Omega como marca no se limita únicamente al nombre, sino también a la perpetuidad de la filosofía de esta manufactura.
EL LEGADO.
Pero, ¿por qué tal repercusión por un único calibre? ¿Qué tenía de especial para romper con los moldes establecidos? A continuación algunas pistas.
El Calibre Omega fue el responsable de introducir una serie de mecanismos revolucionarios en la relojería. Sin ir más lejos, perfeccionó el sistema que permitía dar cuerda y poner en hora el reloj mediante únicamente la manipulación de la corona. Este mecanismo fue patentado por la empresa el 1 de agosto de 1894.
La producción del Calibre Omega supuso la primera vez en la que los relojeros utilizaron una línea de producción a escala industrial. Dividida en dos secciones, cada componente se fabricaba siguiendo unas especificaciones muy precisas. Este hecho implicaba que todas las piezas eran intercambiables, de manera que el montaje de los movimientos era mucho más sencillo y eficiente. El resto del sector de la relojería suiza no tardaría en adoptar este sistema.
El Calibre de 19 líneas supone un verdadero símbolo de la lucha de Omega por alcanzar la precisión. La exactitud de estos movimientos les valió el reconocimiento a nivel mundial, incluyendo el que le otorgaron los ferrocarriles canadienses donde fueron utilizados frecuentemente de manera oficial a principios del siglo veinte.
El Calibre de 19 líneas sirvió de lienzo para múltiples técnicas de decoración. Una de ellas y probablemente la más conocida es la denominada «Damaskeening» o DDR. Este tipo de decoración fue muy popular entre el público de los Estados Unidos, en tanto que en Europa este patrón adoptó varios nombres como «Fausses Côtes», Côtes de Genève» o «Geneva Stripes».
El éxito conseguido con el Calibre de 19 líneas condujo a Omega a un nivel superior de calidad y producción. Sin ir más lejos, uno de los hitos conseguidos consistió en el hecho de que en 1903 la manufactura se había convertido ya en la mayor productora de relojes suizos terminados.
LA HISTORIA CONTINÚA.
Con motivo de su 125º Aniversario, Omega se embarca en un desafiante e impresionante proyecto para devolver a la vida al Calibre Omega. Cuando, en 1923, cesó la producción oficial del calibre original, los componentes no utilizados quedaron almacenados. Casi un siglo después, en 2019, estos componentes se han recuperado de los rincones más escondidos del Museo de Omega en Bienne para ser utilizados por los relojeros del Atelier Tourbillon de la manufactura en la recreación de 19 calibres nuevos.
Todos los puentes, platinas base y escapes, así como las espirales bimetálicas que se montarán en estos 19 movimientos serán originales, es decir, las mismas que se combinaron para dar vida a los Calibres de 19 líneas de finales del sigo diecinueve. No obstante, este ambicioso proyecto busca también la evolución. Así, Omega conduce al nuevo Calibre de 19 líneas al siglo XXI con ciertas actualizaciones y nuevos componentes como el barrilete, su muelle real y algunos de los tornillos utilizados en su construcción. Los chatones y los rubíes sintéticos también serán objeto de renovación y todo el tren de engranajes se ha recalculado para cumplir con los estándares contemporáneos.
Adicionalmente, el nuevo calibre estará equipado con un innovador sistema suizo de puesta en hora, que se convertirá en el primero en ser implementado en un calibre de 19 líneas. Finalmente, los artesanos de Omega decorarán el movimiento con un patrón «Damaskeening» que seguirá el estilo utilizado por la manufactura a principios del siglo XX.
Cada uno de estos movimientos se albergará en una edición limitada a 19 guardatiempos con la corona ubicada a las tres y en el interior de una caja de reloj de bolsillo del tipo media saboneta. De esta pieza únicamente pudimos ver el vídeo de presentación, así que habrá que esperar un poco a saber más de ella y disponer de las imágenes correspondientes. Por el momento y para haceros una idea, habrá que conformarse con las imágenes que aparecen en el anuncio tipo vintage que encabeza este apartado.
De Ville Trésor 125th Anniversary Edition.
El que sí tuvimos oportunidad de ver fue el segundo modelo con el que Omega celebrará este 125º Aniversario: el De Ville Trésor 125th Anniversary Edition. Se trata de un guardatiempos que sigue los cánones de la Colección De Ville Trésor masculina para albergarse en una caja de 40 mm de diámetro manufacturada en oro amarillo, el mismo material utilizado para las agujas e índices curvados.
Responde a un tres agujas con las indicaciones de horas, minutos y segundero central. Todas ellas dispuestas sobre una esfera que se convierte en la primera esmaltada en rojo que Omega implementa en un reloj de pulsera. Lo cierto es que, a pesar de que Omega se refiere al color de la esfera como rojo y al de la correa de piel de aligátor como burdeos, los asistentes a la cena, donde tuvimos la oportunidad de poder «tocar» este nuevo reloj, no conseguimos ponernos de acuerdo en como definirlo. Sea como sea, el resultado es excelentemente atractivo.
Pero no toda la belleza de esta nueva pieza la encontramos en su cara más visible. Y es que si damos la vuelta a la caja para contemplar su fondo nos encontramos con una parte central ocupada por un medallón en oro amarillo relleno de esmalte rojo que reproduce el logo de este 125º Aniversario. Lo rodea un disco también de oro amarillo que sirve de lienzo para una decoración «Damaskeening» con el mismo motivo geométrico formado por elipses apuntadas utilizado en algunos de los Calibres de 19 líneas originales.
En esta ocasión, el calibre que se encargará de alimentar el movimiento de las indicaciones responde al Master Chronometer 8929. También aquí hay exclusividad, puesto que se trata del primer calibre de esta serie que implementa un remonte manual.
Seguro que seguiremos recibiendo información sobre ambas piezas. Por el momento, no nos queda más que agradecer a Omega la invitación a este histórico y exclusivo evento.