2. La tecnología interior.
Omega ha estado, y sigue estando, a la vanguardia de la relojería durante mucho tiempo. Un vistazo al interior de su nuevo edificio revela una interacción perfecta y al más alto nivel entre el conocimiento y experiencia humanos y la asistencia ofrecida por la robótica.
En el corazón del nuevo edificio, Omega ha instalado un sistema de almacenamiento completamente automatizado que se eleva a lo largo de tres de los cinco pisos del edificio. Este almacén central está construido a prueba de incendios y contiene más de 30.000 cajas que están llenas con todas y cada una de las piezas necesarias para la fabricación de los relojes. Este sistema de almacenamiento, con sus brazos robotizados, es visible para los visitantes a través de algunas ventanas practicadas en determinadas zonas de la Omega Factory.
Pero, por el contrario, únicamente dos personas especialmente capacitadas para ello están autorizadas a entrar en este almacén robotizado. El motivo es que el oxigeno en el interior se ha reducido a un porcentaje del 15,2% con el objetivo de que los incendios en esta zona no puedan iniciarse ni propagarse. Pero no todo acaba aquí, sino que existen otros ejemplos de alta tecnología que prueban la eficiencia de la nueva Omega Factory.
Entre los varios ejemplos disponibles, podemos hablar de los brazos robotizados y los sistemas utilizados para realizar las pruebas correspondientes al certificado Master Chronometer. Para las personas, el transporte físico y la organización de los relojes supone un trabajo monótono que, además, consume una parte importante del tiempo. Para optimizar este proceso, Omega ha instalado unos brazos robotizados diseñados específicamente de manera que realizan la totalidad de estas tareas: mediciones, toma de imágenes, remonte, cambios de posición,… todo ello de manera que se asegura un nivel mantenido de operación. Sin interrupciones.
Pero la tecnología no sustituye al factor humano. Ni por asomo. La idea es tan sencilla en su concepto como complicada en su ejecución. La finalidad consiste en asignar a los robots las tareas repetitivas y más básicas de manera que las personas puedan concentrarse por completo en los resultados de las pruebas realizadas, asegurándose de que cada reloj está perfectamente ajustado y listo para ser entregado al cliente.
De manera adicional, existen también brazos robotizados destinados a la identificación y embalaje final de cada uno de los relojes producidos en el edificio. Los sistemas de lectura de códigos de barras aseguran que cada reloj que se retira de la línea de montaje, al final de esta, se entrega con sus correspondientes certificados. Otro ejemplo más de estos brazos son los utilizados para el grabado.
Velocidad: 4 metros por segundo.
Capacidad: >30.000 cajas.
Ascensores: 2 ascensores verticales.
Longitud: 27,40 metros.
Anchura: 9,40 metros.
Altura: 14,20 metros.
Volumen: 3.660 metros cúbicos.
Superficie: 16.000 metros cuadrados (5 plantas más 1 sótano)
Capacidad Operativa: 1.400 operaciones por hora.