Daniel Craig es la cara de James Bond desde el año 2006. Mucho antes, desde 1995 con la figura de Pierce Brosnan como actor, Omega es el reloj «oficial» de James Bond. Spectre es el título de la última película de James Bond que se estrenará el 6 de noviembre de 2015. Nada pues que descubrir del titular de este artículo, solo que la base de reloj elegido para el nuevo Omega Bond es el Seamaster 300 y que su nombre oficial será Omega Seamaster 300 Spectre.
Desde el punto de vista de apasionado a la relojería, siempre me ha parecido dudoso el recurso publicitario de utilizar celebridades para promocionar una marca o un reloj. Pero hay que admitir que para marcas como Omega o Rolex, cuya producción anual alcanza (si no excede) el 1.000.000 de piezas, el público general es lógicamente más importante que el restringido ámbito del coleccionista. Hay figuras, especialmente las relacionadas con el futbol, que chirrían cuando hablamos de relojes de cierto nivel, porque dudo que alguien adquiera un reloj de más de 10.000 euros porque supuestamente, por poner solo algunos ejemplos, lo lleve Ronaldo, Messi o sea el reloj oficial del Chelsea. En este sentido me parece más adecuada la elección de un actor, que siempre tiene cierto componente cultural, o de una archiconocida figura virtual como es James Bond.
Omega ya hace años que así lo entiende, pues desde 1995 apuesta firmemente por James Bond, sea cual sea al actor que lo interprete, para realizar una edición especial de uno de sus relojes, que evidentemente es el que lucirá el actor de turno en el film. Este año se estrena la última edición de la longeva saga James Bond, nuevamente de la mano de Daniel Craig, y por tanto tiene poco de sorprendente que Omega nos anuncia su nuevo reloj «Bond».
Como ya he comentado al inicio, el elegido para esta edición es el Seamaster 300 y en mi opinión es la edición más interesante, incluso para apasionados de la relojería, de cuantas ha creado Omega bajo en nombre de Bond. Para afirmar esto me baso principalmente en dos de las características de este Omega Seamaster 300 Spectre.
La primera de ellas, de gran significado, es que este Seamaster no deja visible externamente referencia alguna a James Bond. Por suerte no veremos una pistola como contrapeso de una aguja o en algún otro elemento de la esfera. Tampoco encontraremos en su esfera inscripción alguna que haga referencia al legendario espía. Si no me equivoco, esta es la primera ocasión en que esto se produce ya que si observamos el Aqua Terra Goldfinger del 2014, el Planet Ocean Skyfall del 2012, el Seamaster James Bond 50th Anniversary, o cualquiera de sus antecesores, encontraremos inevitablemente alguna referencia en su esfera.
Este detalle es vital, pues muchos potenciales compradores, entre los que admito encontrarme, sienten cierta vergüenza e incluso pánico de que alguien perciba la pistolita en su reloj y lo convierta automáticamente en objeto de algún comentario jocoso. No me cabe duda de que muchos fans de Omega han dejado de adquirir un «Bond» que les enamora por este motivo, porque no quieren que los confundan con quien adquiere un reloj simplemente porque lo luce una celebrity.
El segundo factor que convierte a este Omega Seamaster 300 Spectre en especial, es que aporta un nuevo e importante detalle estético que incluso comporta una nueva complicación. Ni en su caja, ni en su esfera, ni incluso en su mecanismo encontraremos diferencia alguna entre este Bond y el Seamaster 300 del que deriva.
Pero si observamos su bisel apreciaremos un importante cambio. Vemos que difiere en sus divisiones del Seamaster 300 del que deriva. En lugar de numeración referente a minutos, como es lógico en un reloj profesional de buceo, encontramos algo tan simple como indices numéricos del 0 al 11, entendiendo el 0 como también equivalente al 12.
Puede parecer una nimiedad, pero este simple detalle convierte automáticamente este Seamaster en un reloj con función GMT. Solo tenemos que utilizar el sistema de rotación bi-direccional del bisel para hacer coincidir la hora del segundo horario con el índice correspondiente. Así, por ejemplo, si vivimos en España y viajamos a New York, para lo que lógicamente ajustamos la hora del reloj a su huso horario, solo tenemos que girar el bisel seis pasos en sentido horario hasta que coincidan las 6 con las 12 de la esfera. Automáticamente y de forma visualmente fácil, leeremos con rapidez la hora equivalente de nuestro país de origen sea cual sea la hora que nos encontremos en la ciudad de los rascacielos.
Aparte de este bisel, realizado en cerámica y LiquidMetal, la única diferencia externa que podemos apreciar de este Omega Seamaster 300 Spectre con respecto al Seamaster 300 de catálogo, es su segundero central acabado en una punta redonda, que Omega denomina Lollipop (pirueta). Otro detalle distintivo de este Omega Seamaster 300 Spectre es su correa textil tipo NATO, que enfatiza su ADN de reloj instrumento. De momento Omega no ha facilitado imágenes del fondo del reloj, pero sí anuncia, como era de esperar, que en él encontraremos todas las referencias invisibles en su cara visible: el logotipo de Spectre y el obiligatorio número individual de cada reloj, que se emitirá en edición «limitada» a 7007 unidades.
Curiosamente, este no es el primer Omega «Bond» destinado al film Spectre. Jordi ya os habló del Aqua Terra James Bond que Omega anunció como novedad Pre-Baselworld, aunque lamentablemente en este reloj sí encontramos el anagrama de la Walter PPK con silenciador insertada en la inscripción 15.000 Gaus. Ello me lleva a a la fácil conclusión de que en dicho film Daniel Craig recurrirá al Seamaster 300 o al Aqua Terra en función de la ocasión y la vestimenta. Si así es, me parece una buena decisión en pro de los que opinamos que no todos los relojes son adecuados para cualquier ocasión y en contra de la extendida tendencia actual de lucir un reloj deportivo ostentoso y de tamaño descomunal aunque vistamos un traje y corbata de la máxima elegancia. Aunque curiosamente, en este caso, salvo por la correa NATO del Seamaster 300, ambos relojes serían perfectamente válidos en la mayoría de ocasiones.