Los Juegos Olímpicos son, sin ninguna duda, el evento deportivo más importante del mundo. Su brutal impacto mediático resulta tremendamente atractivo para multitud de empresas internacionales que ven en las Olimpiadas el marco perfecto en el que invertir sus presupuestos millonarios, tanto por su capacidad de llegar a miles de millones de telespectadores, como por el hecho en sí de ligar su marca a un acontecimiento que representa los valores más puros asociados al deporte.
El Comité Olímpico Internacional, en aras de la conservación del espíritu amateur e independiente que inspiró al Barón de Coubertin, originalmente se resistió a permitir financiamiento por parte de patrocinadores corporativos. No fue hasta el retiro del estadounidense Avery Brundage en 1972 cuando el COI empezó a explorar el potencial del medio televisivo y el mercado publicitario disponible para ellos, aunque fue bajo la presidencia de Juan Antonio Samaranch cuando los Juegos comenzaron a buscar patrocinadores internacionales que trataron de vincular sus productos con la marca olímpica.
Coca-Cola, Samsung, McDonald’s o Panasonic son algunas de las marcas internacionales que patrocinaron los últimos Juegos Olímpicos de Londres 2012. Pero por encima de ellas, destaca una empresa cuya historia y logros va ligada indefectiblemente a las Olimpiadas: OMEGA. Nadie en el mundo del cronometraje tiene una relación tan larga ni tan estrecha con el Movimiento Olímpico. Desde su debut en los J.J.O.O. de Los Ángeles en 1932, la firma trabaja regularmente con la federación principal de cada deporte, para asegurar que el equipamiento utilizado para medir las actuaciones de los atletas satisface las necesidades de la competición. Esto significa que continuamente se presenta una nueva y mejor tecnología de cronometraje y proceso de datos. Como ya sabéis, dentro de poco más de tres semanas se celebrarán en Sochi los XXII Juegos Olímpicos de Invierno. OMEGA, en su 26ª vez como Cronometrador Oficial de unos Juegos Olímpicos, presenta, entre otras novedades, una tecnología que, implementada en las pruebas de bobsleigh, ofrecerá datos de forma instantánea tanto a los competidores, a su equipo técnico y a los telespectadores.
El dispositivo bautizado como OMEGA Measurement Unit, consta de dos unidades idénticas que se sitúan en la nariz o parte delantera del carenado, una a la izquierda y otra a la derecha. Incluyen tres tipos de sensores diferentes:
- Sensor de velocidad: mide la velocidad del bob durante la prueba.
- Sensor de aceleración 3D: permite medir simultáneamente la aceleración en las tres coordenadas espaciales, pudiendo obtener un mapa de las fuerzas que actúan sobre los pilotos en cada momento de la carrera.
- Sensor de posición: este girosensor tridimensional determina de forma contínua la velocidad angular, o sea, la rapidez con la que varía el ángulo de la trayectoria del bob durante el descenso.
Después de un desarrollo que ha durado tres años, gracias a la implementación del imprescindible sistema de transmisión inalámbrica podremos disfrutar de una información instantánea y sincronizada con las imágenes televisivas, implicando una mejora sustancial de la retransmisión y una mejor comprensión de este trepidante deporte que, por si no lo sabíais, tiene su origen en los Alpes suizos a finales del siglo XIX: el primer club de bobsleigh del mundo se fundó en 1897 en St. Moritz.