Seamaster 300 Master Chronometer – la esfera
Una breve mirada a la esfera del nuevo Seamaster 300 puede dar la impresión de que poco o nada ha cambiado con respecto a su antecesor, pero no es así. Con la habilidad de mantener intactos los genes del Seamaster 300, Omega ha realizado numerosos cambios en la esfera, en mi opinión todos positivos.
La novedad más notoria es que la esfera del nuevo Seamaster 300 Master Chronometer es del estilo que en el mundillo de los aficionados y coleccionistas se denomina Dial Sandwich. El motivo de este nombre es la estructura de su base, que se construye con un sistema de dos placas superpuestas; una inferior tratada enteramente con Super-LumiNova y una superior en la que se troquelan los índices horarios para dejar pasar la luz.
Los aficionados a la relojería de alta gama ya estaréis pensando que esto no es nada nuevo y que originalmente se debe a Panerai. Obviamente es cierto y además no es un rasgo que aportase el Seamaster 300 de 1957, pero no olvidemos que con la colección Seamaster 300, Omega nunca ha pretendido realizar una réplica exacta del original sino inspirarse en él. Por tanto, personalmente, no me parece nada mal este diseño ajeno a su historia ya que le aporta un aire vintage que le sienta muy bien.
Los distintos tipos de Super-LumiNova han evolucionado tanto en los últimos años que ahora es imprescindible distinguir entre su tonalidad en condiciones ambientales de luz y de oscuridad. Como muestra de ello nada mejor que observar la siguiente imagen de este Seamaster 300 en condiciones de oscuridad.
Al igual que los índices del bisel, la placa del fondo de la esfera y la punta de flecha de la aguja horaria están recubiertos con Super-LumiNova «vintage» que emite luminiscencia azul en condiciones de oscuridad. Para evitar las confusiones, el índice referencial en forma de botón del bisel y la aguja de los minutos recurren también a una Super-LumiNova «vintage» que se diferencia por el color verde de su emisión. El resultado es tan espectacular como eficiente.
Pero, la arquitectura «sandwich» no es la única novedad que aporta la esfera del nuevo Seamaster 300 Master Chronometer. Se redistribuyen y reducen al mínimo todas las inscripciones que encontraremos en ella. Tengo que reconocer que esta decisión me colma de felicidad ya que las inscripciones superfluas es algo que siempre he criticado en todo tipo de relojes, sean de la marca que sean.
Me parece tan superflua una inscripción tipo «Automatic» en la esfera de un reloj como la de «16 válvulas» o «turbo» que veíamos no hace demasiado tiempo en los automóviles. En mi opinión, la marca y el nombre del modelo (si lo tiene) son más que suficientes. Siguiendo este patrón, ahora en la esfera del Seamaster solo podremos leer «Omega» y «Seamaster 300». Toda la literatura referente a Master Co-Axial y a Chronometer desaparece. Agradezco profundamente a Omega que haya escuchado mis plegarias.
Finalmente, Omega ha decidido utilizar una aguja de segundos del estilo «lollipop», que en español se podría traducir como «piruleta». Este es un diseño que ya se aplicaba en alguna de las variantes del Seamaster original de los años 50 y su finalidad es incrementar su visibilidad en entornos complejos como es el marino.
Seamaster 300 Master Chronometer – el movimiento
En este apartado llegamos a otro de los grandes avances que aporta el nuevo Seamaster 300, probablemente el más importante desde el punto de vista técnico: el calibre 8912 que aloja en su interior. Ello le permite obtener los certificados Master Chronometer, que se añade a su nombre, y el METAS que concede el Swiss Federal Institute of Metrology. Este calibre es la versión sin fechador del calibre Omega 8900, el primero en recibir la certificación METAS.
Esta es una generación de movimientos que se están introduciendo paulatinamente en la mayor parte del catálogo de Omega, lo que es una gran noticia ya que aportan soluciones técnicas de vanguardia, que además generan beneficios inmediatos y evidentes. Lo más notable es la resistencia a campos magnéticos de hasta 15.000 gauss, una cifra equivalente a un magnetismo al que ninguna persona se someterá salvo que trabaje en entornos industriales muy específicos. La inmediata ventaja que nos proporciona esta resistencia es que convierte al reloj en inmune a los campos magnéticos que emiten los múltiples aparatos electrónicos con los que todos convivimos las 24 horas del día.
La frecuencia de oscilación del calibre 8912 es de 25.200 alternancias por hora, lo que equivale a 3,5 Hz. Cuenta con un sistema de dos barriletes montados en serie que generan una reserva de marcha de 60 horas. Por su parte, el automatismo de carga es efectivo en ambos sentidos de giro de su masa oscilante. Como parte del sistema de inmunidad magnética, equipa una espiral Si14 realizada en silicio.