Omega Seamaster 300 Master Chronometer. La perfección existe.
Analizamos a fondo la nueva colección Seamaster 300 Master Chronometer, la que es sin duda la novedad más importante de Omega en este 2021.
Empecemos por puntualizar que el término Seamaster 300 Master Chronometer, no se refiere a un reloj sino de una colección, que sustituye a una ya existente en el catálogo de Omega. Acertadamente, la manufactura suiza ha añadido el término «Master Chronometer» al final de su nombre lo que, además de ser muy descriptivo con lo que aporta, ayuda a diferenciarlo semánticamente de la anterior.
Cuando Omega presentó en el 2014 la nueva colección Seamaster 300, muchos apasionados de la marca ya pensamos que era un reloj que se acercaba mucho a la perfección, tanto por sus características técnicas como por su estética. Ahora, con los nuevos Seamaster 300 Master Chronometer, esta pequeña brecha que lo separaba de la perfección se ha reducido hasta casi rozarla. Como antesala de este análisis, os recomiendo leer el exhaustivo artículo que Jordi Colomé dedicó a la anterior generación del Seamaster 300.
También creo importante puntualizar que, como ocurre con la mayoría de novedades que se han presentado durante este periodo azotado por el covid, no he podido tener en mano este nuevo Seamaster 300 Master Chronometer. Por ello, algunos aspectos del análisis, especialmente los estéticos, pueden deberse a deducciones basadas en el conocimiento previo de Omega y del Seamaster.
Seamaster 300 Master Chronometer – la caja
Como no puede ser de otro modo en un reloj que intenta reflejar al máximo la estética del reloj original de 1957, el nuevo Seamaster 300 Master Chronometer mantienen en su práctica totalidad la geometría de la caja del Seamaster al que sustituye, que se inspiraba en la misma fuente.
Además de su diseño, Omega también mantiene en el Master Chronometer el diámetro de 41 milímetros de la anterior edición del Seamaster 300. Como ya se comentó en el artículo sobre el Seamaster 300 del 2014, el tamaño de su caja es superior a los 39 mm del Seamaster 300 original de 1957, pero no sobrepasa ningún límite razonable que comprometa la ergonomía ni la elegancia.
A diferencia del Seamaster que sustituye, Omega ha decidido prescindir del titanio y emitir inicialmente este reloj con caja realizada en acero. Obviamente el titanio aporta una notable ventaja en cuanto a ligereza pero también implica un par de desventajas; es más caro y los arañazos son mucho más visibles que en el acero, con el que comparte la misma dureza. Por tanto, creo que es un decisión coherente por parte de Omega ya que la relación coste/beneficios del acero en la caja de un reloj sigue siendo imbatible.
La diferencia de materiales también se traslada al bisel, que abandona la cerámica para utilizar aluminio endurecido mediante un anodizado oxálico. Nuevamente es una decisión de Omega que parece encaminada a contener precios ya que a buen seguro el coste de la cerámica es más alto que el del aluminio. También, al igual que en la disyuntiva acero/titanio, las desventajas de utilizar aluminio en el bisel son mínimas. Mi Seamaster 300 de principios de los 2000 ya utilizaba aluminio en su bisel y lo que siempre me ha asombrado de él es que no muestra ni el más mínimo rastro de arañazos.
Otra diferencia que encontramos en el bisel de nuevo Seamaster 300 es que Omega prescinde del Liquidmetal para realizar los índices y utiliza en su lugar SuperLuminova que, como veremos más adelante, coincide en color con la de los índices horarios. Siguiendo con el bisel, aunque a simple vista parece idéntico, Omega nos transmite que ha experimentado una ligera reducción de su ancho, lo que, a igual diámetro externo, ofrece una mayor superficie libre a la esfera.
Un rasgo de diseño que sí se modifica en el nuevo Seamaster 300 es su corona, que ahora adquiere una geometría que podríamos calificar de cónica invertida. Este es un rasgo que se aparta tanto del Seamaster 300 original como de la edición 2014 y la única explicación lógica es que permite una mejor sujeción, especialmente con guantes, un elemento que utilizará su propietario si decide vestir el Omega Seamaster 300 Master Chronometer para practicar buceo, la actividad para la cual fue diseñado.
En muchas ocasiones he repetido que la delgadez de un reloj es una de las «complicaciones» más difíciles y comprometidas de dominar. En las dos últimas décadas han proliferado multitud de relojes con grosores descomunales, lo cual puede ser debido a cuestiones de tendencias y modas y/o a que resulta mucho más fácil de producirlos, ajustarlos y garantizar su fiabilidad.
Por ello no puedo dejar de elogiar el esfuerzo de Omega en este sentido. El grosor total de la caja del nuevo Seamaster 300 ha experimentado un ligero adelgazamiento comparado con la versión anterior, pasando de 14,65 a 13,86 milímetros. Paradójicamente, a pesar de la mejora, en términos absolutos este es el único aspecto del nuevo Seamaster 300 con el que siendo muy estricto no estoy totalmente satisfecho. Si la caja de este reloj midiera alrededor de 10mm sería la perfección absoluta.
No obstante, siendo objetivo, también es obligado mencionar que probablemente el grosor que requieren los cristales de zafiro, y puede que también las juntas tóricas, para soportar una presión de 30 bares impidan adelgazarlo más. Es cierto que si para lograrlo se limitara la hermeticidad a 10 bares, más que suficiente para cualquier uso, sería perfecto desde el punto de vista práctico, pero aquí topamos con un obstáculo insalvable; ya no sería un Seamaster 300, una cifra intocable.
Seamaster 300 Master Chronometer – el brazalete
Aunque se ofrezca en versiones con correa de piel, un elemento irrenunciable en un reloj que quiera llevar la versatilidad por bandera es el brazalete metálico. Puede que descienda un escalón en elegancia comparado con una correa de piel, pero sube muchos en cuanto a versatilidad y durabilidad.
Partamos de la base de que cualquier tipo de piel es alérgica al agua, medio que la destruirá a muy corto plazo. Por tanto, este tipo de sujeción en un reloj con genes de buceo es bastante incoherente. No obstante, gracias a la generosa apertura en la cara interna de los eslabones que se unen a la caja, podemos manipular con relativa facilidad los pasadores y realizar nosotros mismos un cambio brazalete/correa si así lo deseamos.
El brazalete es también un elemento externo que ha experimentado un rediseño con respecto a la generación anterior. Lo más notorio, que podemos apreciar a simple vista observando la imagen superior, es su geometría. Mientras en el Seamaster 300 del 2014 el ancho del brazalete es prácticamente invariable, en el nuevo Seamaster 300 Master Chronometer disminuye notablemente a medida que desciende hacia el cierre.
Aunque se trata de un aspecto totalmente subjetivo, esta geometría descendente del brazalete transmite una sensación de mayor integración con la caja, en línea con los brazaletes de los legendarios Nautilus o Royal Oak. Otro aspecto a reseñar del nuevo brazalete del Seamaster 300 es que Omega invierte los acabados, aplicando el satinado en los eslabones centrales y el pulido en los laterales. Este acabado pulido coincide con el de la parte superior de las asas, un detalle que nuevamente contribuye a la sensación de integración.
Al igual que la generación anterior del Seamaster 300, el cierre de este Master Chronometer cuenta con un sistema de ajuste fino. Los sistemas con este fin son algo que ya se está empezando a generalizar en relojes de alta gama con brazalete y acaba con el único inconveniente intrínseco a este tipo de sujeción. Ahora podemos ajustar la longitud del brazalete, con facilidad y sin herramientas, para adaptarlo a los cambios de volumen que experimentan nuestra muñecas con los cambios de temperatura.
El ajuste del Seamaster 300 del 2014 era de 6 puntos y equivalía a 9,6 mm. El de este nuevo Seamaster reduce los puntos de ajuste a 3, pero Omega no menciona su equivalencia en longitud. La única explicación que se me ocurre de este cambio es que sea debido, tal como Omega afirma, a que en este nuevo brazalete se ha implementado un cierre de menor longitud para beneficiar su comodidad. Una vez más nos topamos con el inconveniente de no haber tenido este reloj en mano y no haber podido comprobar si estos 3 puntos son suficientes para la función que se persigue. No obstante, hay que confiar en la profesionalidad y experiencia de Omega, que sin duda ha estudiado a fondo este cambio antes de realizarlo.
Seamaster 300 Master Chronometer – la esfera
Una breve mirada a la esfera del nuevo Seamaster 300 puede dar la impresión de que poco o nada ha cambiado con respecto a su antecesor, pero no es así. Con la habilidad de mantener intactos los genes del Seamaster 300, Omega ha realizado numerosos cambios en la esfera, en mi opinión todos positivos.
La novedad más notoria es que la esfera del nuevo Seamaster 300 Master Chronometer es del estilo que en el mundillo de los aficionados y coleccionistas se denomina Dial Sandwich. El motivo de este nombre es la estructura de su base, que se construye con un sistema de dos placas superpuestas; una inferior tratada enteramente con Super-LumiNova y una superior en la que se troquelan los índices horarios para dejar pasar la luz.
Los aficionados a la relojería de alta gama ya estaréis pensando que esto no es nada nuevo y que originalmente se debe a Panerai. Obviamente es cierto y además no es un rasgo que aportase el Seamaster 300 de 1957, pero no olvidemos que con la colección Seamaster 300, Omega nunca ha pretendido realizar una réplica exacta del original sino inspirarse en él. Por tanto, personalmente, no me parece nada mal este diseño ajeno a su historia ya que le aporta un aire vintage que le sienta muy bien.
Los distintos tipos de Super-LumiNova han evolucionado tanto en los últimos años que ahora es imprescindible distinguir entre su tonalidad en condiciones ambientales de luz y de oscuridad. Como muestra de ello nada mejor que observar la siguiente imagen de este Seamaster 300 en condiciones de oscuridad.
Al igual que los índices del bisel, la placa del fondo de la esfera y la punta de flecha de la aguja horaria están recubiertos con Super-LumiNova «vintage» que emite luminiscencia azul en condiciones de oscuridad. Para evitar las confusiones, el índice referencial en forma de botón del bisel y la aguja de los minutos recurren también a una Super-LumiNova «vintage» que se diferencia por el color verde de su emisión. El resultado es tan espectacular como eficiente.
Pero, la arquitectura «sandwich» no es la única novedad que aporta la esfera del nuevo Seamaster 300 Master Chronometer. Se redistribuyen y reducen al mínimo todas las inscripciones que encontraremos en ella. Tengo que reconocer que esta decisión me colma de felicidad ya que las inscripciones superfluas es algo que siempre he criticado en todo tipo de relojes, sean de la marca que sean.
Me parece tan superflua una inscripción tipo «Automatic» en la esfera de un reloj como la de «16 válvulas» o «turbo» que veíamos no hace demasiado tiempo en los automóviles. En mi opinión, la marca y el nombre del modelo (si lo tiene) son más que suficientes. Siguiendo este patrón, ahora en la esfera del Seamaster solo podremos leer «Omega» y «Seamaster 300». Toda la literatura referente a Master Co-Axial y a Chronometer desaparece. Agradezco profundamente a Omega que haya escuchado mis plegarias.
Finalmente, Omega ha decidido utilizar una aguja de segundos del estilo «lollipop», que en español se podría traducir como «piruleta». Este es un diseño que ya se aplicaba en alguna de las variantes del Seamaster original de los años 50 y su finalidad es incrementar su visibilidad en entornos complejos como es el marino.
Seamaster 300 Master Chronometer – el movimiento
En este apartado llegamos a otro de los grandes avances que aporta el nuevo Seamaster 300, probablemente el más importante desde el punto de vista técnico: el calibre 8912 que aloja en su interior. Ello le permite obtener los certificados Master Chronometer, que se añade a su nombre, y el METAS que concede el Swiss Federal Institute of Metrology. Este calibre es la versión sin fechador del calibre Omega 8900, el primero en recibir la certificación METAS.
Esta es una generación de movimientos que se están introduciendo paulatinamente en la mayor parte del catálogo de Omega, lo que es una gran noticia ya que aportan soluciones técnicas de vanguardia, que además generan beneficios inmediatos y evidentes. Lo más notable es la resistencia a campos magnéticos de hasta 15.000 gauss, una cifra equivalente a un magnetismo al que ninguna persona se someterá salvo que trabaje en entornos industriales muy específicos. La inmediata ventaja que nos proporciona esta resistencia es que convierte al reloj en inmune a los campos magnéticos que emiten los múltiples aparatos electrónicos con los que todos convivimos las 24 horas del día.
La frecuencia de oscilación del calibre 8912 es de 25.200 alternancias por hora, lo que equivale a 3,5 Hz. Cuenta con un sistema de dos barriletes montados en serie que generan una reserva de marcha de 60 horas. Por su parte, el automatismo de carga es efectivo en ambos sentidos de giro de su masa oscilante. Como parte del sistema de inmunidad magnética, equipa una espiral Si14 realizada en silicio.
Seamaster 300 Master Chronometer – las versiones
Como ya he apuntado al inicio, Omega recurre al acero como metal de base para realizar la caja y los brazaletes del Seamaster 300 Master Chronometer. De momento, la única excepción es una versión realizada con Bronze Gold.
Podemos elegir el nuevo Seamaster 300 con caja de acero y correa de piel o con brazalete, también de acero. Ambas posibilidades están disponibles con esfera y bisel de color negro o de color azul. Por tanto, son cuatro las referencias que ofrece inicialmente Omega del Seamaster 300 Master Chronometer con caja de acero.
La elección entre estas cuatro referencias debe dictarla nuestra empatía, lo cual es evidentemente subjetivo. No obstante, no hay que dejar de lado los aspectos plenamente objetivos que ya he mencionado en el apartado referente al brazalete. Lo ideal, o por lo menos lo que yo aconsejaría, es decantarse inicialmente por la versión con brazalete y adquirir por separado la correa de piel. Si este Seamaster 300 sigue el patrón de todos sus relojes con brazalete, este método resulta más económico que adquirir el reloj con correa de piel y comprar el brazalete aparte.
En cuanto a decidirse por el color de esfera, en este reloj se convierte en una tarea más ardua de lo habitual. Siempre he sido un fan de las esferas azules, pero la exagerada proliferación que han experimentado en la última década ha provocado que hayan perdido su anterior aura de distinción. De hecho ha llegado al punto que, por su generalización, en relojería ya se denomina el azul como el «new black».
Por tanto, es probable que en este caso me decantara por la esfera negra, que además aporta un grado adicional de distinción. No obstante todo estaría supeditado a una inspección visual de ambas versiones. Nunca es aconsejable dejarse llevar por la impresión cromática que generan las imágenes ya que puede variar por multitud de factores.
La quinta referencia que ofrece Omega del Seamaster 300 Master Chronometer es la que utiliza el Bronze Gold para elaborar su caja. Como bien se desprende de su nombre, se trata de una nueva aleación de bronce y oro, de la que Omega ha solicitado patente. Esta aleación genera un tono dorado que se sitúa a medio camino entre el que producen otras dos aleaciones de oro propias de Omega; el Moonshine y el Sedna. Es importante señalar que la finalidad del Bronze Gold no es meramente estética ya que también aporta una mayor resistencia a la corrosión y a la oxidación que las aleaciones de oro convencionales.
Otra aspecto diferencial es que esta versión Bonze Gold, en lugar del aluminio utiliza la cerámica para su bisel. Además de los materiales de su caja, otro detalle que diferencia esta versión de las de acero es la utilización de una aguja de segundero «convencional» en lugar de «lollipop».
Seamaster 300 Master Chronometer – conclusiones
El Seamaster 300 Master Chronometer es un reloj que combina una estética de inspiración vintage con una tecnología de vanguardia y una versatilidad absoluta. El aspecto retro es una decisión lógica ya que, no no engañemos, salvo algunas creaciones de carácter vanguardista, en el mundo de los relojes clásicos e incluso deportivos no hemos visto aparecer nada en los últimos 40 años que supere lo anterior.
Lo que aporta la vanguardia tecnológica del Seamaster 300 en lo referente a precisión, resistencia y fiabilidad tampoco lo discutirá nadie. En cuanto a la versatilidad, ¿Quién no aspira a un reloj al que le sea indiferente con que ropa se le combine o en que ambiente sea utilizado?.
¿Qué más podemos pedir?. Cierto es que todos tenemos marcas que no nos resultan afines y ello les pasará a algunas personas con Omega, pero salvo en estos casos a mí no se me ocurre nada que impida decantarse por el Seamaster 300 Master Chronometer si pensamos adquirir un reloj de todo uso en esta gama de precio… que por cierto es más que razonable si lo comparamos con otras opciones:
- caja de acero con correa de piel – 6.100 EUR
- caja de acero con brazalete de acero – 6.500 EUR
- caja de Bronze Gold con correa de piel – 11.500 EUR