Por segundo año consecutivo una de las novedades de mayor calado que Omega presentó durante la celebración de Baselworld respondió a una versión de una de sus piezas históricas y legendarias en el seno de la manufactura en particular y en el mundo de la relojería en general. Si en 2013 fue la Colección Speedmaster’57 la protagonista de la marca, en este 2014 el privilegio recae en la reedición del más ilustre de sus relojes de buceo: el Omega Automatic Seamaster 300. Dejando a un lado la importancia que ambos relojes atesoran en la historia de la marca, existe una estrecha relación entre ambos dado que fueron dos de los tres guardatiempos que Omega lanzó al mercado en el año 1957 bajo un enfoque de uso profesional. El tercero de los componentes de esta serie fue el Railmaster cuya principal característica respondía a su antimagnetismo. Teniendo en cuenta la secuencia de reediciones en estos últimos dos años y considerando que el Railmaster no ha sido objeto de modificación alguna durante un periodo relativamente largo de tiempo, quizás no sea del todo descabellado considerar que se trate del centro de atención de la manufactura en un futuro próximo.
En la mayoría de los casos en los que la novedad responde a una reedición de una antigua pieza, la noticia terminaría aquí y se limitaría al lanzamiento de un guardatiempos estética, morfológica y dimensionalmente análogo al primogénito de la serie albergando un calibre que rara vez coincide con el original dada la práctica imposibilidad de reproducirlo y que, en su defecto, es sustituido por alguno de los contemporáneos de la marca. En este caso en particular y como ya ha sucedido en cada una de las novedades que Omega ha ido presentando año tras año, los nuevos guardatiempos han ido incorporando los avances tecnológicos que, mecánicamente, ha cosechado la manufactura. Si el Speedmaster’57 albergaba la tecnología Co-Axial y la espiral de silicio en el órgano regulador, el Seamaster 300 hace lo propio con la nueva colección de calibres Master Co-Axial. Presentada el pasado año 2013 con el Seamaster Aquaterra como pionero e industrializada en este 2014, esta colección de calibres añade a la tecnología Co-Axial una protección del movimiento del reloj frente a campos magnéticos de hasta 15.000 Gauss de intensidad. Este elevado registro no se consigue gracias a la habitual solución de albergar al movimiento en una caja interior de hierro dulce, sino que se debe a la utilización de materiales no magnetizables en los componentes del calibre susceptibles de este nocivo efecto en el funcionamiento del reloj.
Aunque no existe duda alguna respecto a que la nueva tecnología Master Co-Axial representa uno de los pilares de mayor importancia en el nuevo Seamaster 300 dada la optimización que supone respecto de las prestaciones mecánicas del guardatiempos, no podemos olvidar la componente histórica de esta pieza sobre la que recae la esencia y razón de ser de esta reedición. Es por este motivo que dedicaremos dos artículos al análisis del Seamaster 300 Master Co-Axial: el primero de ellos, el que estáis leyendo, con unas breves pinceladas sobre el origen de este reloj y, el segundo, en el que analizaremos el nuevo modelo desde todos los puntos de vista.
Como os comentaba al inicio del artículo, 1957 fue el año en el que Omega lanzaba el primer Omega Automatic Seamaster 300, un reloj de buceo ciertamente atípico cuya primera curiosidad se encontraba en el nombre con el que fue bautizado y que se presentaba al mundo como “un diver diseñado especialmente para submarinistas profesionales y amateurs” con una estanqueidad garantizada hasta una profundidad de 200 metros. Y he aquí la curiosidad ya que contrariamente a lo que la lógica apuntaba y que hubiera concluido en el nombre de Seamaster 200, el nuevo guardatiempos fue bautizado como Seamaster 300 ya que su rendimiento y efectividad eran notablemente superiores aunque no cuantificables con exactitud dado que los equipos de test de la época estaban limitados a registros máximos de presiones iguales a 20 Kg/cm2, es decir, 200 metros.
Este excepcional resultado en lo que a prestaciones de estanqueidad se refiere se consiguió básicamente gracias a la alta resistencia ofrecida por dos de los componentes del reloj: el cristal y la corona, elementos que permitían además una resistencia a la deformación correspondiente a una altitud de 32.000 metros.
El primero de estos componentes, el cristal que cubría el dial, era de zafiro abombado de triple espesor sellado desde el interior por un anillo atornillado y hermético presionado por el bisel gracias a una junta hermética “O-ring”. Esta junta estaba basada en el mismo desarrollo que el aplicado a una válvula de la época diseñada para submarinos y cuyo principio de funcionamiento era idéntico al de la corona de este Seamaster 300: la corona Omega Naïad, el segundo de los componentes que hacía posible las altas prestaciones en cuanto a estanqueidad de las que el reloj hacía gala.
Esta corona Naïad funcionaba por un principio de presión y no respondía a las del tipo roscado a las que hoy en día estamos más acostumbrados. Se definía como una corona auto-sellante al funcionar del siguiente modo: a más profundidad de inmersión más presión de columna de agua, lo que desembocaba en más presión ejercida por la corona contra el sello del tubo de ésta. No obstante, la corona Naïad presentaba un problema para valores bajos de profundidad de buceo, en los que la presión no era suficiente y el agua podía pasar a través del sello.
Curiosamente, ya por el año de su lanzamiento, el Seamaster era poseedor de una de las características por las que en este 2014 se presenta como una pieza ciertamente excepcional. Aunque con el principio de implementación de una caja interior de hierro dulce, el guardatiempos ya era anti-magnético. El modelo original se albergaba en una caja de 39 mm de diámetro, sensiblemente inferiores a los 41 de la reedición, fabricada en acero Staybrite y con las asas pulidas al estilo Speedmaster y con una morfología completamente simétrica, carrura cepillada satinada y la ya mencionada corona Omega Naïad y su rigurosa estanqueidad. Es más que probable que a muchos de nuestros lectores les pueda sorprender el término “Staybrite” acompañando al acero en lugar de otros a los que estamos más acostumbrados como “fino” o “inoxidable”.
Con 80 años de historia a sus espaldas, el nombre Staybrite está relacionado con el origen del acero inoxidable resistente a la corrosión. El primer producto reconocido como de alta calidad bajo esta marca fue el Staybrite 18/8, el acero en base cromo-níquel 1.4301 más popular y que en Suiza se convirtió rápidamente en sinónimo de prestigio en el seno de la industria relojera experimentando su evolución más importante durante los años 60 y utilizándose sobretodo en los 70. Posteriormente la industria relojera suiza escogería el Staybrite 1.4435 como su estándar aunque actualmente está siendo sustituido por el acero inoxidable puro suizo conocido como Staybrite 1.4435NCu. Este nuevo grado presenta unas excelentes propiedades de pulido a la vez que es el único patentado en Suiza con un uso exclusivo centrado en la Alta Relojería.
La esfera del Seamaster, cuyo color y acabado se definían como “negro mate oxidado” presentaba una escala perimetral lindante con el bisel e integrada por marcadores triangulares de alta luminosidad en las posiciones horarias e índices del tipo bastón transferidos en el resto de la minutería. En un segundo círculo imaginario y más cercano al centro del dial, las posiciones correspondientes a los cuartos se reforzaban con la implementación de numerales arábigos. Las indicaciones de horas, minutos y segundos eran llevadas a la esfera gracias a tres agujas en las que la morfología de flecha, conocida como “Broad Arrow”, era la predominante. La sustancia luminosa aplicada a los índices y zonas internas de la agujas para mejorar su visibilidad, y por tanto su legibilidad, en ambientes con una iluminación precaria era el radio, que posteriormente desaparecería dados sus efectos nocivos y se vería sustituido en la mayoría de los casos por la archiconocida hoy en día Super-LumiNova.
El bisel giratorio unidireccional con una seguridad de tres puntos permitía controlar el tiempo exacto de la duración de la inmersión. Otra de las curiosidades que atesora la historia de este guardatiempos es precisamente su bisel y, más concretamente, la escala grabada sobre él puesto que el primero de los modelos Seamaster, el que respondía a la referencia CK 2913, presentaba la escala invertida, es decir, si se realizaba la lectura en sentido horario el orden de los múltiplos era 50, 40, 30, … así pues, la escala de inmersión era también del tipo invertido. Sin embargo, la experiencia demostró que los buceadores precisaban conocer por encima de todo el tiempo exacto que llevaban bajo el agua y, por este motivo, se introdujo la escala de graduación directa en 1959. Este tipo de escala, que es el que se ha generalizado y estandarizado, actúa como un contador de minutos ubicando el 0 del bisel en la posición a la que apunta la aguja de los minutos en el momento de la inmersión.
Por lo que respecta a la trasera de la caja era del tipo atornillado y grabada con la leyenda “Certified High Pressure Waterproof Seamaster” acompañada del medallón con el hipocampo que siempre ha caracterizado a esta colección de relojes. El brazalete estaba manufacturado en acero, semi-extensible e implementaba un cierre de tipo desplegable. Como sucesores inmediatos del Seamaster original con la referencia CK 2913, verían la luz la CK 14.755 en 1960 con el calibre 522 que, finalmente, desembocaría en la ST 165.014 de 1962. Obviamente no acabaría aquí la saga de esta colección sino que se prolonga hasta nuestros días con multitud de referencias que responden a distintas configuraciones y funciones implementadas. Desgraciadamente, el texto que resultaría de intentar hablar de todas ellas aunque sólo fuera de manera resumida llenaría demasiado espacio y haría que, inevitablemente, nos desviáramos del propósito de este artículo.
Todavía no hemos hablado del componente que daba vida al Seamaster en su modelo de 1957: el Calibre 28 SC-501. Este calibre, de remonte automático, pertenecía a la familia de movimientos integrada por las referencias 470, 490 y 500, diseñados por Edouard Schwaar y lanzados en el año 1955. Estos calibres fueron los primeros concebidos para ser albergados por relojes masculinos con un rotor Omega: el 470 tenía un diámetro de 25 mm e implementaba las funciones de horas y minutos con un segundero central, el 490 de 28 mm de diámetro cambiaba la indicación de los segundos para albergarla en un dial subsidiario (reemplazaba al archiconocido hasta entonces 28.10 mm lanzado en 1943) y, finalmente, el 500 de 28 mm de diámetro implementaba un segundero central con un rotor más efectivo que la masa oscilante con topes del 28.10 mm. Las versiones de cronómetro de este calibre 500 – 501, 504 y 505 – sustituyeron a los anteriores 352 y 354 con topes (buffers) equipando a los famosos modelos Constellation de la manufactura. Las familias 470 y 490/500, fabricadas hasta 1957 y 1960 respectivamente, formaron parte de la misma serie de la que se produjeron un total de 1.075.000 unidades. Así pues y en resumen al respecto del 28 SC-501, se trataba de un movimiento de 28 mm de diámetro con certificado de cronómetro con remonte automático implementando una masa oscilante de mayor rendimiento que los calibres anteriores y con las indicaciones de horas, minutos y segundero central.
La imagen que aparece sobre estas líneas está relacionada con las estanqueidades de las cajas de los relojes y de las pruebas a las que estas eran sometidas para su comprobación. Probablemente única en el momento en el que fue tomada, el año 1966, esta fotografía muestra el espectógrafo de masas que el laboratorio de Omega tenía a su disposición por aquel entonces y cuya función respondía a la detección de las fugas de Helio. Este sistema de análisis era, de largo, muy superior a cualquier otro de los existentes. ¿Por qué Helio? Porque en aquella época Omega desarrollaba cajas para relojes estancas no sólo al ingreso de moléculas de agua sino también a los átomos de Helio que eran mucho más pequeños que los del líquido elemento.
El Helio es un gas inerte que ocupa la segunda posición en la tabla periódica de los elementos, por detrás del Hidrógeno, y que responde, por tanto, al segundo elemento más ligero de la Tierra. Se utiliza en sistemas de respiración para altas profundidades marinas (sets de buceo o cámaras de buceo y de descompresión) con el objeto de disminuir el riesgo del submarinista de sufrir náuseas o vómitos. En una cámara de descompresión, el reloj del submarinista está directamente expuesto a este gas y, si la caja y los sellos no han sido diseñados para ser impermeables a él, el Helio podría penetrar en el interior de la caja causando un aumento de la presión interna que, durante la descompresión, podría separar el cristal de la caja. Un segundo método para restringir o reducir este problema potencial es dotar a la caja del reloj con la ya conocida válvula de escape de Helio. De manera adicional, el laboratorio de Omega desarrollo también dispositivos para determinar la fiabilidad de coronas y pulsadores por lo que cada nuevo componente debía ser severamente probado antes de incorporarse a uno de sus relojes.
Hasta aquí lo que representa una breve introducción acerca de los orígenes del Seamaster 300. En el próximo artículo hablaremos de la reedición que Omega ha lanzado en este 2014 y comentaremos desde las similitudes con la pieza original hasta los detalles de la nueva tecnología Master Co-Axial que el nuevo guardatiempos alberga en su interior.