Este nuevo Seamaster Diver 300M Chronograph despeja toda duda, si quedaba alguna, de que el Seamaster Diver 300 es el gran protagonista de Omega durante este último trienio. Desde el lanzamiento (artículo) del nuevo Seamaster Diver en el año 2018, Omega no ha cesado de presentarnos versiones y variantes de este rediseñado icono.
Obviando ediciones especiales y/o conmemorativas, los dos grandes hitos de esta colección se han producido en la feria de Baselworld del 2018, cuando se presentó la actualización del Seamaster Diver 300 y en junio del 2019 cuando vio la luz la variante cronógrafo de este reloj y que podéis consultar en este otro artículo.
Antes de continuar, tengo que admitir que el término “tri-metal” que se lee al final del título de este artículo es un invento personal y que no tiene nada que ver son una denominación oficial de Omega. Pero, todo tiene una justificación ya que al parecer Omega se suma a la tendencia de otros actores del sector de mantener el mismo nombre en distintas variantes de un reloj. La excepción son las ediciones especiales, pero como este Seamaster Diver 300M Chronograph no cuenta con dicha distinción, se ha quedado como casi anónimo.
Por tanto, para distinguir este Seamaster Diver 300M Chronograph de sus hermanos «convencionales» de colección le añado el término tri-metal. La justificación de este término es fácil de defender ya que, como veremos, define la característica que diferencia este cronógrafo. También hay que admitir que si Omega decide en un futuro lanzar otra variante de este cronógrafo con tres metales distintos de los que utiliza el reloj que ahora nos ocupa, me creará un problema con esta denominación.
Dejando ya las consideraciones filosóficas y de “naming”, este Seamaster Diver 300M Chronograph que nos presenta ahora Omega debe su especial carácter a la utilización para sus elementos externos de tres metales distintos, que además se pueden calificar como especiales.
Sin poderse considerar como de común, el menos raro de estos metales es el titanio. Se trata de un metal que encontramos como opción en muchas colecciones relojera de alta gama, pero que no llega, ni de lejos, a metales tan habituales como son el acero o las tres típicas variantes del oro. El titanio se utiliza en la carrura, en la base de su bisel y en el fondo de la caja. Obviamente, esto aporta al reloj una ligereza mucho mayor que si se hubiera utilizado el acero para estos elementos ya que su peso específico es casi la mitad de la de este metal.
El segundo metal, en este caso noble, que encontramos en el Seamaster Diver 300M Chronograph es el oro Sedna. Si hablásemos de un oro común, como son el blanco, amarillo o rosa, no tendría nada de extraordinario, pero sí lo es el oro Sedna ya que se trata de una aleación de este metal noble creada por Omega y de la que os hemos hablado en multitud de ocasiones en artículos referidos a relojes de esta histórica firma. Como queda patente observando las imágenes, el oro Sedna se utiliza en la parte superior del bisel, en la corona, en los pulsadores del cronógrafo y en la válvula de helio.
El tercer metal utilizado en este Seamaster Diver 300M Chronograph es el más especial; el tántalo. De símbolo químico Ta, el tántalo, también denominado tantalio, cuenta con una serie de cualidades positivas difíciles de igualar por otros metales. El tántalo es muy duro, es dúctil y extremadamente resistente a la corrosión. Todas estas características son altamente beneficiosas en un reloj de pulsera ya que optimizan su durabilidad y por tanto el atractivo de su estética externa.
Pero, como ocurre con prácticamente todo en esta vida, el tántalo también tiene características no tan objetivamente positivas; su densidad es casi equiparable a la del oro y solo ligeramente inferior a la del platino. Por tanto, se trata de un metal muy pesado y muy duro, característica esta ultima que si bien es beneficiosa en la durabilidad y estética del reloj, es negativa en cuanto a su dificultad de trabajarlo, lo que deriva en unos elevados costes de producción.
Desde el punto de vista estético, el tántalo se caracteriza por una tonalidad azulada realmente única. La consecuencia es que estamos ante un reloj que transmite un contraste estético realmente espectacular.
Como podemos observar en la imagen superior, Omega implanta una placa en la parte izquierda de la carrura donde se graba el número individual de producción de cada reloj. Esta era una característica que se encontraba en muchos de los relojes Ulysse Nardin, la cual critiqué en diversas ocasiones. Obviamente se trata de un tema totalmente subjetivo, pero no deja de parecerme un detalle excesivamente ostentoso y ausente de funcionalidad o atractivo estético.
En el fondo de la caja, en su cristal de zafiro, encontramos grabado con láser y lacado en blanco el característico Hipocampo OMEGA. Este mismo cristal de zafiro nos permite observar el mecanismo que equipa este cronógrafo. Se trata del calibre 9900, un movimiento Co-Axial Master Chronometer certificado por el METAS (Swiss Federal Institute of Metrology). Entre otras cosas, estos certificados y títulos implican una inmunidad a corrientes magnéticas de hasta 15.000 gauss.
Como todos los Seamaster Diver 300M Chronograph, la caja del tri-metal mide 44 milímetros de diámetro y su hermeticidad está garantizada hasta 30 bares, lo que equivale aproximadamente a 300 metros. En este tri-metal, la esfera adquiere una tonalidad azul atractiva pero no estridente, cuyo contraste con el oro de la parte superior del bisel resulta en un contraste realmente espectacular.
El Seamaster Diver 300M Chronograph tri-metal estará disponible en los puntos de venta oficiales de Omega en noviembre del 2020. Su precio es de 18.300 EUR.