La carencia de proporcionalidad en la que, en mi opinión, incurre
Omega en su nuevo
Speedmaster Racing, se ve ampliamente corregida en su también nuevo modelo de la colección De Ville para este 2012: el De Ville Chronograph con calibre Co-Axial 9300.
La colección De Ville ha sido la utilizada por Omega, en varias ocasiones, para introducir algunas de sus mayores innovaciones técnicas. Por nombrar algunos de los ejemplos más destacables, en el año 1999 Omega lanzó su calibre 2500 siendo el primer movimiento manufactura en incorporar el escape co-axial desarrollado por George Daniels. El modelo escogido para esta primicia fue, precisamente, el De Ville Co-Axial Chronometer. Años después, la manufactura suiza iniciaba su colección de calibres Co-Axial con el 8500/8501. De nuevo el modelo estandarte para esta colección de calibres fue un De Ville, en este caso se trataba del De Ville Hour Vision.
Para finalizar con esta serie de ejemplos, nombraremos el De Ville Hour Vision Annual Calendar, modelo que montó por primera vez en un calibre Omega la espiral del volante en silicio (Si14).
Aspectos técnicos a parte, la práctica totalidad de los modelos De Ville gozan de un diseño que les imprime una elegancia indiscutible, tanto por lo que respecta al diseño de la típica caja de la colección como por lo referente a los diseños sobrios y de alta legibilidad de sus diales. Mención especial requieren, o así lo creo personalmente, los modelos que incorporan los diales azulados que resultan, sencillamente, espectaculares.
Así pues, podemos atrevernos a decir sin temor alguno a equivocarnos, que los De Ville de Omega aúnan la elegancia de los diseños tradicionales con las innovaciones técnicas propias de la época actual.
El nuevo integrante de la colección no defrauda en ninguno de los dos aspectos. Quizás si le tuviera que poner un pero al diseño de este nuevo De Ville lo haría en referencia a la altura de su caja. Por lo general, los guardatiempos de Omega que albergan movimientos de la colección Co-Axial no gozan, precisamente, de la característica de planos. Para algunos, los 15,9 mm de espesor final de la caja harán que este guardatiempos no sea merecedor del calificativo de elegante. Aunque en muchas otras ocasiones, sin lugar a dudas, coincidiría con ellos, en este caso debo discrepar ya que, en mi opinión, las formas con las que se ha diseñado la caja compensan con creces este aspecto negativo.
Aunque como podréis observar las imágenes adjuntas solo corresponden a la caja de oro rojo de 18K, lo cierto es que el De Ville Chronograph, afortunadamente, también tiene su versión en caja de acero. En ambos casos las dimensiones son las mismas: 42 mm de diámetro y los ya comentados 15,9 mm de altura con una excelente estanqueidad de 10 bar (100 metros).
En función de la caja que escojamos disponemos de diferentes opciones en cuanto al color del dial y la correa a montar para finalizar el conjunto.
En el caso de la caja de oro rojo de 18K los diales a elegir son los correspondientes a un acabado opalino plateado o bien el mostrado en las imágenes en color azul. Aún disponiendo sólo de las fotografías de la segunda versión y no habiendo visto la primera, mucho me tendría que equivocar al afirmar que la combinación oro rojo-dial azul es espectacular y la prefiero a la otra. Las correas disponibles para esta versión son en color azul (como la de la imagen) o marrón, ambas confeccionadas en piel de aligator y cierre desplegable.
La versión en caja de acero está disponible con los dos colores anteriores de dial a las cuales se añade la opción de negro. En este caso, la correa en piel de aligator puede ser en color negro o azul. Adicionalmente, se puede montar también un brazalete metálico de acero.
Como os comentaba al inicio de este artículo la proporcionalidad del dial y sus indicaciones me parecen fascinantes. Todos los elementos se han integrado en su justa medida y uno de los aspectos que ha contribuido sobremanera a este hecho ha sido la atípica manera de implementar las indicaciones de horas y minutos del cronógrafo.
El dial principal consta de dos zonas. La primera de ellas la constituye el anillo perimetral que linda con el bisel y que alberga los números romanos de las horas. La confección de estos índices numerales no es de fácil factura dado que están aplicados sobre el dial y manufacturados en oro rojo o en acero, según la versión, con acabado pulido a espejo y los bordes biselados. La segunda zona del dial es la contenida en el interior del anterior anillo en un plano ligeramente inferior y delimitada por los índices de tipo bastón que constituyen la escala de lectura de la trotadora de los segundos.
A ambos lados del centro del dial en su eje horizontal y con un diámetro excelentemente proporcionado se disponen dos diales subsidiarios ligeramente abovedados y enmarcados por un fino anillo en oro rojo o acero según la versión de la que se trate. El situado a la izquierda alberga el pequeño segundero del movimiento base, en tanto que el existente a la derecha se destina a la función de cronógrafo. Aquí, en este segundo subdial es donde encontramos la peculiar implementación del cronógrafo ya que Omega lo utiliza de manera simultánea para la indicación de las horas y minutos transcurridos. Ciertamente la lectura de la información es cómoda e intuitiva ya que puede realizarse como si de la lectura de horas y minutos convencionales se tratara.
El hecho de recurrir a una disposición de subdiales más típica, como la tri-compax, hubiera requerido de albergar un tercer subdial, probablemente a las 6, que hubiera alterado inevitablemente la proporción conseguida.
La última de las indicaciones la encontramos en la pequeña ventana abierta a las 6 para la función de la fecha.
De los dos últimos párrafos se desprende lo que personalmente implica el mayor pero de este reloj. Y, ciertamente, en mi opinión, no se trata de un pequeño error. Por enésima vez estamos ante el eterno problema del diseño versus la funcionalidad.
Si acudimos a la imagen aumentada del dial nos podremos percatar de lo siguiente:
En primer lugar, del hecho de que la pequeña ventana abierta en el dial para mostrar la fecha corta por completo la escala destinada a la lectura de los segundos indicados por la trotadora. La obstaculización de esta escala penaliza la lectura del cronógrafo en el intervalo que ocupa la ventana. Pero este no es el mayor de nuestros problemas si lo que deseamos es cronometrar un lapso de tiempo.
Observad ahora los diales subsidiarios. Os aseguro que la imagen me ha dejado completamente perplejo. Entre las alturas correspondientes a las 2 y a las 4 (en la parte derecha del dial) y las correspondientes a las 8 y a las 10 en el hemisferio oeste, es completamente imposible conocer los segundos transcurridos en nuestro contaje. Es más, puesto que en estas zonas no existe referencia alguna, se ocasiona indefectiblemente la pérdida de cualquier otra referencia que ayude a la lectura de los segundos del cronógrafo. Únicamente podremos afirmar con seguridad de manera directa los segundos transcurridos entre la posición de reposo y el segundo número 10, y de manera indirecta (puesto que requerirá de una operación de resta previa) los transcurridos entre el segundo quincuagésimo y, de nuevo, la posición de reposo.
Os aseguro que me sorprende este hecho, inaceptable desde mi punto de vista, tratándose de un guardatiempos de Omega, manufactura que habitualmente y desde hace muchísimos años es la cronometradora oficial del importantes eventos deportivos como las Olimpiadas.
Aunque alterar la disposición de un calibre no es tarea fácil, más acertado hubiera sido si deseaban mantener el diseño del dial, el implementar la trotadora del crono en el dial subsidiario ubicado a las 9 y reservar la aguja central para los segundos del movimiento base.
El calibre que alberga el nuevo modelo De Ville es el manufactura de remonte automático y correspondiente a la colección Co-Axial de Omega 9300/9301, certificado como cronómetro por el COSC. La diferencia entre ambas referencias radica únicamente entre el material de fabricación de la masa oscilante del rotor y del puente del volante. La referencia 9300 corresponde al modelo en caja de acero con ambos componentes en acabado rodiado, en tanto que la 9301 es la montada en la versión de caja de oro rojo de 18K con estos componentes en este mismo material.
La frecuencia de oscilación del volante es de 28.800 alternancias por hora y su reserva de marcha, gracias al montaje de dos barriletes en serie, es de 60 horas. Ambos barriletes están dotados de un recubrimiento en DLC de color negro. El órgano de gobierno de las funciones del cronógrafo es la precisa rueda de pilares y la espiral del volante está fabricada en silicio (Si14).
En los datos técnicos que facilita Omega de manera conjunta con su nota de prensa se habla de cierta “time zone function”, lo que al principio me hizo pensar de manera inmediata en la función GMT o segundo huso horario. En realidad no se trata de una indicación sino, como bien indica Omega, de una función que nos permite sincronizar la hora sin que este hecho afecte a la aguja de los minutos ni de los segundos. Ambas continúan en funcionamiento durante el proceso de cambio de hora.
Para finalizar, un punto a favor de Omega que viene repitiéndose en todos sus modelos con calibres manufactura. El período de garantía del guardatiempos tiene una excelente duración de 4 años.
Gran diseño, gran calibre, excelente proporcionalidad y polivalencia. Una verdadera lástima la falta de legibilidad de los segundos del cronógrafo.
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