No hay firma relojera en que las correas hayan influido tanto en su crecimiento como ha sido el caso de Panerai. Los causantes han sido los paneristi, la activa comunidad internauta que agrupa los fans de la marca surgida a inicios del siglo XXI, poco después del renacimiento de Panerai como marca civil. Influenciados por la pasión de este colectivo, feroz tanto en la crítica como en la admiración, muchos de ellos entraron en el mundo de la alta relojería comprando un Panerai. En nuestro país fue Mundo Panerai y posteriormente Cronomundi los medios web que aglutinaron la creciente y exponencial explosión de Panerai. Gracias a este foro creado por Enric Moliné, realizábamos comidas, reuniones y viajes en que compartíamos nuestra pasión por la marca y la relojería en general.
En estos encuentros era inevitable acabar exhibiendo nuestras colecciones de correas, que eran objeto de un apasionado mercadillo de compraventa e intercambio. Comparábamos su calidad, y estética, ensalzando su suavidad y comodidad de uso, pero también criticando una rigidez excesiva o un punteado deficiente. Cada una de ellas le confería un matiz diferente a nuestros Panerai, una variedad que nos permitía combinarlos con la ropa elegida para ese día o también adecuarlos para diferentes actividades: si íbamos a la playa era imprescindible una de caucho, pero si tocaba ir de etiqueta podíamos optar por una elegante correa de cocodrilo, o por la polivalencia del cuero en el día a día. Más de una vez he visto colecciones de más de cien correas. A un precio medio de 150 €, podría haber comprado tres o cuatro Panerai. Para echarse las manos a la cabeza, ¿no creéis?. Aunque también es cierto que, siguiendo una de las máximas de Chamfort, «todas las pasiones son exageradas y solo son pasiones porque exageran».
¿Y porqué surgió esta afición a las correas?. Pues simplemente porque era la única posibilidad real, accesible, fácil, reversible y relativamente barata de cambiar la imagen de un reloj. Gracias a esto, las posibilidades de personalización son casi ilimitadas, ya que además de la gran variedad de materiales, formas y texturas disponibles, hemos de sumar la infinita paleta de colores que podemos encontrar.
Al principio, Panerai no disponía de mucha variedad, por lo que bajo esta creciente demanda surgieron una multitud de artesanos de la piel atraídos por esa fiebre que hacía que los precios, a veces, pasaran a un segundo plano. Viendo que era un interesante mercado que no controlaba, la firma se puso las pilas y fue incrementando paulatinamente su oferta. Actualmente, dispone de casi 150 referencias que podéis consultar o comprar directamente en su web.
Pero vayamos, por fin, al motivo de este artículo: la presentación de las primeras correas NATO de Panerai. Este tipo de correas de origen militar transforman el reloj para ofrecer su versión más informal y veraniega.
Las tres versiones disponibles están fabricadas de una sola pieza textil con trabillas metálicas y un diseño lineal que combina franjas blancas, azules y negras. Compatibles con los modelos de 44 mm, la parte principal de la correa se superpone tras la caja del reloj y está asegurada por las trabillas metálicas. Como vemos, la versión negra sí que tiene fácil combinación con aquellos relojes de esfera negra (si no nos molesta el reborde azul, claro). En cambio, las dos correas azules quedarán restringidas, si hacemos caso de la combinación cromática correcta, a los guardatiempos con esfera azul. Esperemos que en un futuro amplíe la colección. La oferta de Omega podría ser una buena referencia.
